lunes, 26 de julio de 2010

Cómo perder la soltería en diez días: DÍA CERO

JULIO/ SÁBADO 17

De pie en el centro de su habitación, o de la que por última vez sería su habitación, Catherine sentía algo que le oprimía el pecho, algo que le encogía el estómago y algo que la presionaba fuertemente hacia abajo por los hombros. Sentía tanto peso sobre sí que parecía estar sosteniendo el firmamento sobre sus hombros. Entonces como en un ademán instintivo, acercó su mano al pecho para palpar qué era aquello que la presionaba, y descubrió que era un vestido fuertemente atado y ceñido a su cuerpo. Sobre los hombros descansaba todo el peso de aquel hermoso vestido que la cubría, junto con un velo. Además llevaba puesta la comúnmente conocida como cauda, o cola de novia, y la presión en el estómago también era causada por el mismo vestido que se cerraba atado por un listón a su espalda.

Algo inquieta dirigió una mirada al espejo que tenía delante y que se había rehusado a contemplar: lucía espléndida.

Le parecía extraño tener esta apariencia tomando en cuenta que no hacía mucho que se había levantadoy metido a bañar para empezar a prepararse… ¿o sí? Su maquillista había llegado a la hora convenida y puso manos a la obra. Fue rápida y precisa incluso con su peinado que –a percepción de Catherine—estuvo en un dos por tres.

Ahora solo quedaba esperar a que pasaran a recogerla para que empezara el programa preparado para aquel día. ¿Cómo? ¿Danielov y su chofer ya estaban esperándola en la sala? ¡Dios bendito!

* * * * *

Extrañamente, Danielov había dormido bien a pesar de que no dispuso de su cama aquella noche. A excepción de un pequeño dolor en la espalda se sentía bien y listo. Sentía nervios, sí, pero menos de los que había esperado. El tiempo parecía correr y a la misma vez, caminar tan despacio que le exasperaba. En cuanto estuviera listo pasarían por él para luego dirigirse a casa de Catherine que debía estar ya lista para aquel momento.

Se miró al espejo por última vez y se respondió a sí mismo con un gesto de aprobación.

* * * * *

Cuando se encontraron por fin en el pasillo de la casa de ella, ambos sabían que dentro de doce horas aproximadamente, su vida habría cambiado para siempre. Él extendió los brazos para recibirla y ella no se negó ni mucho menos a corresponder su abrazo. Entonces, procedieron a emprender el camino que los llevaría a ser marido y mujer ante la sociedad y ante Dios.

Así que como inicio de las actividades, acudieron a un famoso complejo recreativo de la ciudad, el Parque Tres Centurias, cuyo objetivo es exponer la cultura ferrocarrilera que identificó al estado en años pasados. Es un lugar bastante bonito y bien cuidado, así que no pudieron elegir mejor lugar para comenzar a plasmar sus recuerdos de aquel día en un álbum de fotografías. Primero posaron en un andén de trenes, luego en un carro comedor que está instalado como exhibición y también junto a unas fuentes de aguas danzarinas y por último en un bonito césped, aledaño al asta bandera central.

Al terminar aquella sesión de fotos que quedó a pedir de boca, se encaminaron al lugar donde se conocieron, es decir, donde inició esta historia de amor, que fue en un popular centro comercial del sur de la ciudad; más concretamente, en un complejo cinematográfico conocido como una urbe fílmica.

Habiendo terminado la sesión de fotos en pleno y acercándose la hora en que se celebraría la ceremonia religiosa, decidieron encaminarse al lugar elegido para ello.

* * * * *

Mientras tanto, todos los elegidos como equipo de apoyo para el evento –todos ellos perfectamente ataviados con trajes negros y corbatas moradas con líneas negras y blancas--, se encargaban de prepararlo todo para la llegada de los flamantes novios. Los nervios podían palparse en el aire como una interminable maraña de hilos tensos. Se había preparado una entrada al salón en compañía de damas (también vestidas de un mismo color) y los mismos muchachos acompañándolas, detrás de los cuales procederían a ingresar al recinto los novios. El problema es que no estaba muy ensayado el numerito y faltaban integrantes de la comitiva. Además, el presidente de la reunión brillaba por su ausencia y la hora fijada se acercaba peligrosamente.

Por fin, el reloj marcó las 4:00 P.M. y la ceremonia tenía que comenzar. Y como siempre sucede en una película estilo Hollywood destinada a tener final feliz, de pronto todo se acomodó en su lugar: las damas aparecieron segundos antes, el presidente llegó exacto y los invitados tomaban sus asientos.

El programa dio inicio y se anunció la entrada de Danielov y Catherine. Las parejas que entraban antes que ellos se veían coordinados y magníficos. El momento quedó coronado con la aparición majestuosa de la pareja principal, y entonces, las cámaras fotográficas hicieron su aparición. Todos pasaron hasta la parte de adelante –acompañantes y los novios—y la ocasión comenzó formalmente.

El momento fue emotivo, la ceremonia fue interesante, y como último número, los novios reafirmaron sus votos de matrimonio e intercambiaron sus anillos; todos aplaudimos.

Al finalizar, los familiares tuvieron oportunidad de acercarse a ellos, abrazarlos, darles su bendición y felicitaciones, y por supuesto tomarse las fotografías de rigor en estos casos. Es de llamar la atención la emotiva escena que pudimos observar, cuyos protagonistas fueron Danielov y su hermano, quienes se fundieron en un afectuoso y cariñoso abrazo que duró varios segundos mientras las lágrimas brotaban. Son emociones que me resulta difícil describir aquí, pero que podrán imaginárselas perfectamente quienes las hayan presenciado.

Luego de todo aquello, se emprendió la retirada de aquel recinto para dirigirnos al salón de eventos donde se celebraría la recepción. Como apertura, se ofrecieron dos horas continuas de mariachi a petición del papá de Danielov, tiempo en el que los novios pasaban a todas las mesas de los invitados a saludar y por supuesto ser fotografiados. Luego, durante la segunda hora, se sirvieron los alimentos que se degustaron con placer y alegría.

A continuación, llegó otro de los momentos muy esperados en estas ocasiones: el vals interpretado por la pareja nupcial. Se apagaron las luces y se encendieron las velas de todas las mesas, dándole así un toque especial al ambiente. He de decir que, a pesar de el poco tiempo que se tuvo para prepararlos, resultó maravilloso, puesto que no se limitaron a bailar de forma convencional, sino que incluía coreografía. Y al terminar la canción que bailaron solo ellos dos, entonces se pusieron en pie los que los acompañaron en la entrada del evento anterior y bailaron con sus respectivas parejas para abrir la pista a los demás invitados. Inmediatamente, comenzó la algarabía y la danza, en que pudimos observar a niños y viejos, jóvenes y adultos sacudiendo el cuerpo y moviendo los pies todos por igual.

Como penúltima parte del programa, los novios se dispusieron a partir el pastel y repartir el helado que se preparó. Todos nos sentamos a disfrutar del postre, y a descansar un momento de la intensa actividad anterior. Luego, se dio la campanada para otra sesión de baile por la cual todos estábamos ansiosos de que comenzara.

Aquello cerró con broche de oro la ocasión, que por cierto fue muy divertida y emotiva. Hubo un momento en el que los novios comenzaron a bailar una canción popular que suele hacerse en filas, y ellos corrían bailando de acá para allá entre las líneas formadas por todos en la pista de baile.

Entonces, lo que todos temíamos que ocurriese sucedió: quien presidía anunció el momento en que finalizaba el evento y nos despedía a todos agradeciendo nuestra presencia y buen comportamiento. Todavía, los íntimos de los novios se quedaron algunos minutos a volver a abrazarlos y desearles lo mejor, y para contemplar sus rostros henchidos de alegría más de cerca.

* * * * *

Aquella noche, mientras Catherine y Danielov se preparaban para dormir, luego de un día tan ajetreado, ella sintió la misma sensación que la embargó por la mañana, aquel peso y opresión… pero ahora no era ningún vestido el que lo causaba: era solamente que todos los sentimientos se agolpaban en su cabeza y su corazón, todos los cuales tenían que ver con alegría, felicidad y/o dicha. Ahora era la mujer de Danielov, no era el final sino el principio de un matrimonio feliz. Su vida había cambiado para siempre.

De pronto, él se volvió hacia ella, y tomándola en sus brazos le susurró al oído:
Te amo.
y la besó tiernamente.

FIN

5 comentarios:

Jonathan R. dijo...

Hermosisimo!!!!!....que gran final, me encanto, y la sesión de fotos, con ese toque del lugar donde se conocieron, estuvo realmente encantadora.
Me fascino la historia, estuvo buenísima desde el principio hasta el final.
Felicidades a los novios!!!!....que felicidad, y felicidades a ti también, mi estimado Zith, por tan interesante, cómica y bien escrita historia. Definitivamente esperare por mas, bye.

Danielov dijo...

Chales, ya leído creo que me gustó igual o más que cuando ocurrió. Me dan ganas de meter fragmentos de esta crónica en nuestro libro de foto-memorias (ya en proceso).

Nuevamente, gracias a todos por su apoyo y buenos deseos. Noticias de nuestra cotidianidad, pronto. Cámara.

Anónimo dijo...

Aún falta una parte... nos ha dado por dejar intrigados a la gente jejejeje....

y ya quiero que sigas con la historia de nadie ;)

Khristi dijo...

Fue por mucho, una de las bodas que más he disfrutado... de hecho la única que realmente he disfrutado, por haber sido la de dos muy buenos amigos, además del muy bello y bien organizado evento.

*******

Me pareció bastante original las fotos en el lugar en el que se conocieron... deben ser muy buenos recuerdos.

Sé que serán un matrimonio muy feliz.

Novak dijo...

El final lo valió todo, todo ese desgaste físico y emocional creo que fue bien aceptado porque se imaginaban un desenlace como el que nos platicas al final. Hasta ganas de casarme me dan, claro, solo si tu me prometes ser el narrador :)