viernes, 30 de julio de 2010

crunch-crunch

Les tengo una mala, muy mala noticia: tristemente no podré continuar relatándoles la Historia de Nadie, e incluso ya no podrán ver por aquí los capítulos anteriormente publicados. Las razones son personales y de peso, así que no me juzguen, ¿de acuerdo? Sin embargo, no todo es malo, pienso recompensarlos. Como prueba de ello les traigo un pequeño relato que espero que les agrade. Pero recuerden, que cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.

* * * * *

Todos sabemos que hay momentos en la vida en que es maravilloso encontrarse con un amigo de la infancia luego de años de no saber nada de él.

Así le sucedió a su servilleta, y como es lógico, no quisimos dejar pasar la oportunidad de irnos a comer juntos, ya que disponíamos de unas horas libres, y ya de paso, también tomar unos alimentos.

Y es que con tanto tiempo sin vernos, teníamos mucha gente qué comer. Así que el chisme empezó en cuanto subí a su automóvil.

Al llegar al restaurante, escogimos una mesa cómoda, amplia y apartada donde pudiéramos estar a gusto, puesto que lo que teníamos qué decirnos era de gran trascendencia.

En seguida fuimos atendidos por una mesera que… bueno, con decirles que en cuanto nos tomó la orden y se retiró para traernos lo que le pedimos, mi amigo la devoró con la mirada. Ya se imaginarán cómo estaba.

No tardó mucho en regresar la chica con nuestros platillos, y mi amigo seguía alimentando su imaginación.

Entonces no tuvimos más fuerza de voluntad, y sin poder soportarnos más (las ganas claro, él y yo nos caemos rebien), comenzamos a comernos una gordita de carnitas. Y es que me empezó a contar unos chismes de ella… sobre todo porque nos caía bien gorda a los dos. Y vaya que está gordita de carnitas, de cachetes, de papada, etc. Entonces sí empezamos a degustar nuestros platillos, para que no se enfriaran.

Cuando estábamos en eso, se le ocurrió preguntarme al muy infeliz, que si sabía cómo se hacían los bebés. --¡Por favor! ¡Pero si estás en la universidad!--, le dije indignado. Y él me insistía que le dijera cómo era que se hacían los niños. A pesar de mi incomodidad, tuve qué contestarle y le dije:
-Pues… se hacen… bueno, depende mucho.
-Pero ¿depende de qué? –Me preguntó el descarado. –Pues… depende de lo que coman, así se hacen, idiota…

Él asintió, y continuamos comiendo gente. Mientras estaba contándome sus vivencias, extendió la mano y tomó una pierna de pollo sin que yo pudiera detenerlo. Entonces ocurrió lo inevitable: la chamaca agredida le hizo comerse tremenda bofetada, que a mi amigo no le quedaron ganas de contestarle, y ella se alejó súper enchilada.

Pero la cosa no paró ahí. Cuando terminamos con nuestros alimentos se me antojó algo más, así que llamé a la mesera y le pedí que nos trajera unos cueritos bien preparados, y que fuera cuanto antes, y junto con ellos unas cervecitas para disfrutarlos mejor. Ella lo apuntó y se alejó. ¡Cuál sería mi sorpresa cuando vimos regresar a la chamaca ésta con tres strippers listos para la acción, y claro, con las cerbezas que pedí! ¡Úuups! ¿Tendríamos facha de gays, para que la mesera entendiera tan literal mi pedido? Bueno, no era momento de masticar el asunto. En seguida tomamos las sillas como defensa para evitar que se nos acercaran mientras nos explicábamos con ellos. Entonces la mesera lo digirió y entendió lo que pedíamos. Los muchachos se retiraron meditabajos y cabizbundos, y nosotros nos volvimos a sentar. Obvio nos quedó un mal sabor de boca por el momento que pasamos.

Ya para retirarnos, por si me faltaba algo, cuando pedimos la cuenta y mientras esperábamos que nos la trajeran, le empecé a contar a mi amigo que sufría de problemas estomacales y también que sufría de colitis. Claro que él se extrañó, pues no veía la razón de mis malestares. El problema fue que yo no noté que la guapísima mesera –que con motivo de tantas cosas que me habían ocurrido en su presencia, ya comenzaba a parecerle simpático y parecía coquetearme—se acercó a darnos la cuenta, justo cuando yo le decía a mi amigo que traía el intestino muy inflamado y me urgía ir a desempacar, evacuar, descomer, etc. La niña hizo cara de asco y se alejó rápidamente… ¡qué coraje! Así fue que se cumplió en mí el dicho de:
Del plato a la sopa, se cae la boca.
O esa es la idea.

Cuando íbamos de salida del lugar, mi amigo tomó un tenedor y picó con él un sope que era de la señora de la mesa de al lado (sí, al sope, tonto, tarado, etc, de su esposo), pero la mujer lo defendió en seguida y le sacó el mole a mi amigo… un plato de mole que pidió para llevarle a su mamá.

Vaya aventuras, por eso no es nada bueno encontrarte con este tipo de amigos ocasionales, puesto que te meten en muchos líos. Lo bueno de todo esto es que me dejó una moraleja: siempre acude al baño antes de ir a comer con un amigo.

martes, 27 de julio de 2010

Cómo perder la soltería en diez días: Detrás de cámaras

Todos sabemos lo difícil que resulta para una pareja de futuros esposos el dormir plácidamente la noche anterior al día más importante de su vida. Pero me supongo que es mucho más complicado conciliar el sueño cuando se intenta sobre un sillón o sofá de la sala de sus respectivas casas. Este fue el caso de Danielov y Catherine, puesto que ambos tenían huéspedes en sus hogares, que incluía la familia que venía de otras partes de la república a presenciar su boda. Por tanto, los pobres novios pasaron la noche en un mueble de madera y sin cojines –en el caso de Catherine--, y relativamente acomodado en un mueble de sala (que ni siquiera era el más grande, sino el que es para una sola persona) –en el caso de Danielov--.

Pero no fueron a ¿acostarse? temprano, sino que ya superaba la media noche cuando pudieron “relajarse en sus cómodos aposentos”. Si ustedes pudieran haberlos visto aquella noche, no lo creerían si los comparáramos con la fotografía que está como cabecera de este blog. Yo estuve con ellos en esos momentos y solo les puedo dar una idea de lo cansados y perdidos que estaban: Danielov –quien se distingue por ser maniático de la ortografía y ser obsesivo-compulsivo—quería escribir en una lista de invitados “Rodríguez” sin asento. Incluso llegó a argumentar que aunque todos los apellidos que terminan con Z y es grave la sílaba tónica son acentuados, en este caso era la excepción. Por eso, al ver la gravedad del asunto, les insté a que se fueran a descansar de una vez por todas.

Como ya comenté en el post anterior, lo primero que realizaron al día siguiente fue ir a tomarse las fotos para su álbum, y que al principio asistieron al parque Tres Centurias. Pues bien, para algunas de ellas, a Catherine la hicieron ponerse de rodillas sobre el césped del jardín, supuestamente para que se viera más linda la imagen. ¿se imaginan a una novia con todo y su armatoste (me refiero a sus vestiduras) puesta de rodillas en un jardín? Y sucedió lo inevitable: la crinolina que llevaba debajo le lastimó las rodillas. Pero ella seguía feliz.

Entonces tocó el turno de ir a donde se conocieron, que como dije antes fue en un centro comercial, y más específicamente en el Cinépolis que se encuentra en el complejo Chedraui. Ya se imaginarán lo extraño que resulta observar una pareja de novios en todo su esplendor sacándose fotos en lugares tan públicos como estos. Fue tanto el asombro de la gente que una señora que pasaba por ahí se dedicó a tomarles fotografías con su celular. Otra más, intrigada, se acercó a preguntarles directamente si es que eran novios de verdad o si eran de alguna cámara escondida. Por supuesto, todo ello tenía muy divertida a nuestra pareja protagonista.

Pero aún hay más. Luego de terminar su sesión de fotos, se encaminaron a una zapatería que Catherine solía visitar; solo que ahora lo haría vestida diferente y en circunstancias totalmente inusuales. Esto para comprar unos zapatos de piso para ella, debido a que los tacones que traía en ese momento le serían muy incómodos a la hora de empezar el baile en el banquete. Ahí también predominó el asombro de los que los observaban, incluída claro, la encargada del lugar. Además de que fue un lío encontrar el pie de Catherine entre tanta tela del vestido para probarse el zapato.

Al subir al coche luego de aquello, percibieron algunos sonidos extraños en el ambiente que los sobresaltaron. Eran como rugidos… como gruñidos… ¡pues claro! Ya hacía hambre, pues habían desayunado muy temprano. Así que como todavía quedaba algún tiempo libre antes de la ceremonia religiosa, decidieron los tres –Danielov, Catherine y su chofer—ir directamente a Carl's Jr. por una deliciosa hamburguesa rica en proteínas, grasas, sales y carbohidratos (sí, carbohidratos, ¿no saben que la catsup lleva azúcares? Además, ¿con qué se iban a pasar el alimento si no con un refresquito? Eso aunado al bollo de la hamburguesa en sí...). Bueno, el caso es que las excentricidades de estos novios seguían siendo evidentes.

Luego que engulleron su reconfortante alimento, no quedó más que ir directamente al lugar donde iniciaría el evento. Pero al llegar, se encontraron con la sorpresa de que todavía no estaba presente el presidente de la ceremonia, no había invitados, no estaban las damas de compañía, etc etc etc. Y como que el que los novios estén esperando a toda esa gente no es de muy buen gusto, entonces se fueron a dar otra vuelta por ahí, para luego regresar y entonces sí presentarse a todos.

Ya para entrar al aula, Catherine notó que la dama a la que le había encargado algunas cosas personales, y entre ellas los votos matrimoniales escritos en un papelito para evitar la amnesia, aún no llegaba al lugar. Entonces los nervios se retensaron, y Danielov se estresó, o se estremeció… o las dos cosas:
¿Ya ves? Por eso yo no le encargo a nadie ese tipo de cosas, porque eso de andar confiando en otra persona tus cosas personales no deja nada bueno, luego te quedan mal…
Empezó Danielov a decir. Pero inmediatamente Catherine replicó:
Si me vas a regañar ahora justo que estamos a punto de casarnos, entonces aquí termina todo…
Eso solo fue para darle un toque interesante al momento.

Afortunadamente el matrimonio de estos dos muchachos quedó intacto, gracias a que la encargada de los objetos de Catherine llegó diez minutos después.

Estando ya a media conferencia, enfrente de todos los concurrentes y con la mirada de todos estos sobre ella, Catherine alcanzó a atisbar un pequeño gran problema: una hormiguita trepaba ágil por las faldas de su vestido con quién sabe qué nefastas intenciones. El problema es que no podía hacer movimientos bruscos lógicamente, pero ¿qué hacer entonces? Nuevamente la picardía y la sagacidad de Danielov fueron factor al decidirse a tirar un sólido garnuchazo a la hormiguita, quien salió despedida lejos de ahí (al llegar a mi casa aquella noche encontré una hormiga aplastada contra el cristal de mis gafas… qué extraño, ¿no creen?). Pero al ver que su amiga quedaba fuera de combate, entró la mosca al rescate; misma que estuvo molestando por otro rato más.

* * * * *

Para fortuna de los novios –y para desgracia nuestra--, ya no sucedió nada fuera de lo común por el resto de la tarde y noche, además de que a Catherine no le tocó ni un pedacito de pastel ni una cucharadita de helado en su propia recepción. Solo me queda relatarles que al regresar por fin del banquete y entrar a su casa como esposos por fin, luego de arreglar un poco su casa, los novios se dispusieron a irse a dormir. Sin embargo, tuvieron qué abrir uno de los regalos que contenía almohadas, porque de no ser por eso, no hubieran tenido donde recostar la cabeza aquella noche.

* * * * *

Al siguiente día, Danielov amaneció un poco más romántico que de costumbre; así que le dirigió a Catherine estas célebres palabras del afamado comediante, escritor y actor Chespirito:
¿No es verdad ángel de amor
Que en esta apartada orilla
Se antoja una quesadilla
Con sesos y coliflor?
¿Dije romántico? Será más bien hambriento. Y el problema era que no había qué desayunar; tan solo tenían a su disposición otro de los regalos del día anterior: una caja repleta de Bubulubus. Así que como marido y mujer, se sentaron sobre dos cajas de ropa empacada y tomando los Bubulubus, dieron gracias a Dios por el pan nuestro de cada día. Y entonces sí, comenzaron a repartírselo (el alimento).

lunes, 26 de julio de 2010

Cómo perder la soltería en diez días: DÍA CERO

JULIO/ SÁBADO 17

De pie en el centro de su habitación, o de la que por última vez sería su habitación, Catherine sentía algo que le oprimía el pecho, algo que le encogía el estómago y algo que la presionaba fuertemente hacia abajo por los hombros. Sentía tanto peso sobre sí que parecía estar sosteniendo el firmamento sobre sus hombros. Entonces como en un ademán instintivo, acercó su mano al pecho para palpar qué era aquello que la presionaba, y descubrió que era un vestido fuertemente atado y ceñido a su cuerpo. Sobre los hombros descansaba todo el peso de aquel hermoso vestido que la cubría, junto con un velo. Además llevaba puesta la comúnmente conocida como cauda, o cola de novia, y la presión en el estómago también era causada por el mismo vestido que se cerraba atado por un listón a su espalda.

Algo inquieta dirigió una mirada al espejo que tenía delante y que se había rehusado a contemplar: lucía espléndida.

Le parecía extraño tener esta apariencia tomando en cuenta que no hacía mucho que se había levantadoy metido a bañar para empezar a prepararse… ¿o sí? Su maquillista había llegado a la hora convenida y puso manos a la obra. Fue rápida y precisa incluso con su peinado que –a percepción de Catherine—estuvo en un dos por tres.

Ahora solo quedaba esperar a que pasaran a recogerla para que empezara el programa preparado para aquel día. ¿Cómo? ¿Danielov y su chofer ya estaban esperándola en la sala? ¡Dios bendito!

* * * * *

Extrañamente, Danielov había dormido bien a pesar de que no dispuso de su cama aquella noche. A excepción de un pequeño dolor en la espalda se sentía bien y listo. Sentía nervios, sí, pero menos de los que había esperado. El tiempo parecía correr y a la misma vez, caminar tan despacio que le exasperaba. En cuanto estuviera listo pasarían por él para luego dirigirse a casa de Catherine que debía estar ya lista para aquel momento.

Se miró al espejo por última vez y se respondió a sí mismo con un gesto de aprobación.

* * * * *

Cuando se encontraron por fin en el pasillo de la casa de ella, ambos sabían que dentro de doce horas aproximadamente, su vida habría cambiado para siempre. Él extendió los brazos para recibirla y ella no se negó ni mucho menos a corresponder su abrazo. Entonces, procedieron a emprender el camino que los llevaría a ser marido y mujer ante la sociedad y ante Dios.

Así que como inicio de las actividades, acudieron a un famoso complejo recreativo de la ciudad, el Parque Tres Centurias, cuyo objetivo es exponer la cultura ferrocarrilera que identificó al estado en años pasados. Es un lugar bastante bonito y bien cuidado, así que no pudieron elegir mejor lugar para comenzar a plasmar sus recuerdos de aquel día en un álbum de fotografías. Primero posaron en un andén de trenes, luego en un carro comedor que está instalado como exhibición y también junto a unas fuentes de aguas danzarinas y por último en un bonito césped, aledaño al asta bandera central.

Al terminar aquella sesión de fotos que quedó a pedir de boca, se encaminaron al lugar donde se conocieron, es decir, donde inició esta historia de amor, que fue en un popular centro comercial del sur de la ciudad; más concretamente, en un complejo cinematográfico conocido como una urbe fílmica.

Habiendo terminado la sesión de fotos en pleno y acercándose la hora en que se celebraría la ceremonia religiosa, decidieron encaminarse al lugar elegido para ello.

* * * * *

Mientras tanto, todos los elegidos como equipo de apoyo para el evento –todos ellos perfectamente ataviados con trajes negros y corbatas moradas con líneas negras y blancas--, se encargaban de prepararlo todo para la llegada de los flamantes novios. Los nervios podían palparse en el aire como una interminable maraña de hilos tensos. Se había preparado una entrada al salón en compañía de damas (también vestidas de un mismo color) y los mismos muchachos acompañándolas, detrás de los cuales procederían a ingresar al recinto los novios. El problema es que no estaba muy ensayado el numerito y faltaban integrantes de la comitiva. Además, el presidente de la reunión brillaba por su ausencia y la hora fijada se acercaba peligrosamente.

Por fin, el reloj marcó las 4:00 P.M. y la ceremonia tenía que comenzar. Y como siempre sucede en una película estilo Hollywood destinada a tener final feliz, de pronto todo se acomodó en su lugar: las damas aparecieron segundos antes, el presidente llegó exacto y los invitados tomaban sus asientos.

El programa dio inicio y se anunció la entrada de Danielov y Catherine. Las parejas que entraban antes que ellos se veían coordinados y magníficos. El momento quedó coronado con la aparición majestuosa de la pareja principal, y entonces, las cámaras fotográficas hicieron su aparición. Todos pasaron hasta la parte de adelante –acompañantes y los novios—y la ocasión comenzó formalmente.

El momento fue emotivo, la ceremonia fue interesante, y como último número, los novios reafirmaron sus votos de matrimonio e intercambiaron sus anillos; todos aplaudimos.

Al finalizar, los familiares tuvieron oportunidad de acercarse a ellos, abrazarlos, darles su bendición y felicitaciones, y por supuesto tomarse las fotografías de rigor en estos casos. Es de llamar la atención la emotiva escena que pudimos observar, cuyos protagonistas fueron Danielov y su hermano, quienes se fundieron en un afectuoso y cariñoso abrazo que duró varios segundos mientras las lágrimas brotaban. Son emociones que me resulta difícil describir aquí, pero que podrán imaginárselas perfectamente quienes las hayan presenciado.

Luego de todo aquello, se emprendió la retirada de aquel recinto para dirigirnos al salón de eventos donde se celebraría la recepción. Como apertura, se ofrecieron dos horas continuas de mariachi a petición del papá de Danielov, tiempo en el que los novios pasaban a todas las mesas de los invitados a saludar y por supuesto ser fotografiados. Luego, durante la segunda hora, se sirvieron los alimentos que se degustaron con placer y alegría.

A continuación, llegó otro de los momentos muy esperados en estas ocasiones: el vals interpretado por la pareja nupcial. Se apagaron las luces y se encendieron las velas de todas las mesas, dándole así un toque especial al ambiente. He de decir que, a pesar de el poco tiempo que se tuvo para prepararlos, resultó maravilloso, puesto que no se limitaron a bailar de forma convencional, sino que incluía coreografía. Y al terminar la canción que bailaron solo ellos dos, entonces se pusieron en pie los que los acompañaron en la entrada del evento anterior y bailaron con sus respectivas parejas para abrir la pista a los demás invitados. Inmediatamente, comenzó la algarabía y la danza, en que pudimos observar a niños y viejos, jóvenes y adultos sacudiendo el cuerpo y moviendo los pies todos por igual.

Como penúltima parte del programa, los novios se dispusieron a partir el pastel y repartir el helado que se preparó. Todos nos sentamos a disfrutar del postre, y a descansar un momento de la intensa actividad anterior. Luego, se dio la campanada para otra sesión de baile por la cual todos estábamos ansiosos de que comenzara.

Aquello cerró con broche de oro la ocasión, que por cierto fue muy divertida y emotiva. Hubo un momento en el que los novios comenzaron a bailar una canción popular que suele hacerse en filas, y ellos corrían bailando de acá para allá entre las líneas formadas por todos en la pista de baile.

Entonces, lo que todos temíamos que ocurriese sucedió: quien presidía anunció el momento en que finalizaba el evento y nos despedía a todos agradeciendo nuestra presencia y buen comportamiento. Todavía, los íntimos de los novios se quedaron algunos minutos a volver a abrazarlos y desearles lo mejor, y para contemplar sus rostros henchidos de alegría más de cerca.

* * * * *

Aquella noche, mientras Catherine y Danielov se preparaban para dormir, luego de un día tan ajetreado, ella sintió la misma sensación que la embargó por la mañana, aquel peso y opresión… pero ahora no era ningún vestido el que lo causaba: era solamente que todos los sentimientos se agolpaban en su cabeza y su corazón, todos los cuales tenían que ver con alegría, felicidad y/o dicha. Ahora era la mujer de Danielov, no era el final sino el principio de un matrimonio feliz. Su vida había cambiado para siempre.

De pronto, él se volvió hacia ella, y tomándola en sus brazos le susurró al oído:
Te amo.
y la besó tiernamente.

FIN

martes, 20 de julio de 2010

Esperad, esperad

No os desespereis mis queridos amigos, lectores, seguidores, comentadores, compañeros y por qué no, enemigos (porque sin ellos sería aburrida mi vida). Sé que estáis verdaderamente inquietos por degustar la última parte de la serie escrita hasta este punto con el día culminante. Sin embargo, como me exigís en los comentarios, planeo relatároslo con todo detalle, y para ello requiero que los exnovios (bueno, ya son esposos) me proporcionen todo tipo de información posible desde el inicio de dicho día hasta el final. Por lo tanto, me es materialmente imposible por el momento realizar dicha tarea debido a que, como vosotros bien imagináis, ellos se encuentran disfrutando de los días más maravillosos para unos casados: su luna de miel.

Pero os prometo que en cuanto tenga la información requerida, les complaceré con mi último relato, pero además os tengo una sorpresa reservada, porque no solo podréis leer un relato si no dos. Ya vereis de que se trata.

Así pues, no comáis ansias y esperad.

P.D.: Se ve chido escribir así, creo que cambiaré mi formato a partir de ahora... ¿o que opináis vosotros? ¡Whooow! Me emociono. ¬¬

viernes, 16 de julio de 2010

Cómo perder la soltería en diez días: día uno

Julio/ Viernes 16
El novio

Verdaderamente es imposible evitar que tiemblen las gallinas y se ponga la carne de rodilla al pensar que no faltan más de 24 horas para que dé inicio el evento religioso en el que será público el casamiento de Catherine y Danielov. Él por su parte se siente relativamente tranquilo porque las cosas han resultado según lo planeado. Todo ha quedado en su lugar y a tiempo para que se celebre el evento sin contratiempos, además de que la casa está lista para recibir hogareñamente a los recién casados el sábado por la noche. No hay otra cosa qué hacer más que reunir todas las ropas de ambos en un clóset común, en el que convivirán por el resto de la existencia que el uso les permita.

Y por último, también llevar a la fiel compañera de Danielov a su nuevo sitio, e instalarla cómodamente en su mueble destinado para ello. Hablo de su compañera de mil batallas, la que lo ha sacado de diversos apuros y lo ha acompañado todo este tiempo y lo seguirá haciendo mientras su sistema operativo no quede obsoleto: su computadora. Aunque esto ya no es tan urgente, pues la casa quedará sola todavía una semana más después de la boda porque claro, los novios tienen que cumplir con el requicito de todo recién casado e ir a su luna de miel.

También, recordemos que le quedan unas brevemente eternas horas de trabajo, en las que se dedicará a dejar todo en orden y dispuesto para que su ausencia afecte lo menos posible en la imprenta en la que trabaja, repleta de diseñadores gráficos con título que no pudieron ejercer en otro lado.

Después de todo este trabajo y estrés prenupcial, solo queda lo más difícil y aterrador: esperar las horas que faltan.

La novia

Por su parte, Catherine seguramente continúa con su tranquilidad acostumbrada. Todo parece indicar que estoy más nervioso yo que ella, y eso que yo solamente soy observador. Solo que yo apuesto a que hoy no va a poder dormir…

Seguramente continuará con los detalles que quedan del arreglo de la casa, en cuanto a limpieza y acomodo se refiere.

Sin embargo, ahora hay que recurrir a una filosofía propuesta y difundida en la película del Rey León III, acuñada por el célebre y sabio simio conocido como Rafiki, en la que aconsejaba a Timón
Ver más allá de lo que ves.
Y que por cierto no [veo] la forma de aplicarlo en mí… pero en fin, hablaba de Catherine. Ella tiene que ver más allá de la boda, así que acudirá nuevamente a la Comercial Mexicana para hacerse de la mayor cantidad de productos posibles para el cuidado del cutis y la piel, entre los que se encuentran los bloqueadores solares. Tal vez algún traje de baño y unas sandalias; y todo para estar lista y verse bien en su luna de miel, que será en algún lugar a orillas del mar (no coman ansias, ya les diré a dónde se van).

Por último, como adelantábamos ayer, habrá sesión de baile con su servidor y el hermano de éste, todo para tener contentas a las chamacas que se den cita mañana en la boda.

Así pues, damos término a esta serie de escritos tan peculiarmente redactados. El próximo que verán será la crónica detallada del Día Cero, desde las actividades que los novios realicen previo al evento como los pormenores del evento en sí.

Realmente ha sido muy emocionante el estar al tanto y tan cerca de todo lo relacionado con este suceso. Tanto por ser algo tan especial, como porque se trata de dos de mis mejores amigos. Me ha encantado de tal forma todo esto que creo que ahora quiero casarme. ¬¬

Espero que ustedes también hayan disfrutado de estos relatos, y esténse muy pendientes para el cierre con broche de oro.

jueves, 15 de julio de 2010

Cómo perder la soltería en diez días: día dos

Julio/ Jueves 15
El novio

Como todos sabemos, el actuar del hombre en general suele ser bastante rudimentario y práctico, así que hasta el día de hoy a Danielov le toca el turno de ir a llevar sus garras para su nuevo hogar, cosas que ya estaban previamente empacadas. Únicamente dejará en su actual vivienda lo menester para el mero día. Entonces además de ropa, se llevará sus zapatos, sus calzones, sus camisetas, camisas, pantalones, calcetines, cinturones, etc… aunque creo que a eso se refería con ropa. Luego, requiere de sus aditamentos para su arreglo personal, los cuales incluyen un peine de bolsillo, gel para el cabello, loción y su champú para hombres, porque los hombres no podemos seguir usando champús para mujeres. Además volverán a ver lo del acomodo de las mesas porque ahora resulta que los lugares que antes les faltaban, ahora extrañamente les sobran, por lo que algo sospechoso hay detrás.

Por último, quizá se ponga de acuerdo con los muchachos que le ayudarán como acomodadores de la gente que asista al banquete. Todo ello claro, vuelvo a repetir, luego de salir de su fastidioso empleo (él me insiste que lo haga evidente…).

La novia

También la novia tiene su reunión, esta con las damas de compañía. Pero además de eso, hoy Catherine llevó la base para el pastel para que empiecen el armado de este.

No tengo demasiados datos sobre ella este día, pero es muy probable que vaya a retocarse las uñas, prueba de maquillaje y peinado, etc. Aunque aclaro que esas sí son suposiciones mías, porque algo tenía que poner aquí ¿no?

También ha de recibir a sus familiares provenientes de Xalapa, Veracruz, así como Danielov lo ha hecho con los suyos propios de Zacatecas, Juchipila y anexas. Mas los que falten...

Por último y para cerrar el día con broche de oro, tratará de ir a aprovechar las magníficas ofertas de Julio Regalado.

Y claro, tiene que conseguir la música con la que nos enseñará a mover el bote a mí y a mi hermano (para más información, vea el post anterior).

Sin más por el momento me despido. No sean mala onda y sigan comentando, nos faltan muchos comentarios para alcanzar la eternidad de felicidad que les desee en el primer post de esta serie.

Cómo perder la soltería en diez días: Día tres

Julio/ miércoles 14
Los novios

El novio lucía impecable. La novia estaba perfecta. Los pocos invitados habían ya hecho acto de presencia y se encontraban acomodados en la sala de la actual casa de Catherine, listos para presenciar lo que sería uno de los eventos más importantes en la vida de los novios, de sus familiares y amigos.

Para llegar a este día con éxito, hubo de hacerse un trabajo titánico. El novio primero tuvo que conquistar a la novia, ella tuvo que dejarse conquistar. El novio tuvo qué proponerle matrimonio, ella tuvo que aceptar. El novio debió empezar a ahorrar, y ella a contribuir en lo que mejor pudiera. Entonces ambos tuvieron que comenzar a planear y soñar, pero además actuar en consecuencia. Todo quedó listo y la fecha se fijó; los padres consintieron y dieron su aprobación, y si no la dieron pues tuvieron que amolarse porque ellos estaban decididos.

Este mismo día fue realmente desgastante por todos los preparativos previos. La comida para los invitados no se prepararía sola, y claro que la novia tenía que comprar los ingredientes y ayudar a su suegra y a su tía a prepararla. Se tenía que limpiar la casa. Y por supuesto tenía que arreglarse y prepararse ella misma.

Danielov por su parte, tuvo que asistir al trabajo a pesar de ser el día de su boda civil, todo porque si quería contar con la semana siguiente libre para su luna de miel, tiene que completar el trabajo de esta semana. Lo único que consiguió fue salir temprano para alistarse y presentarse poco antes de las 5 en punto de la tarde en el lugar convenido.

Entonces, el juez apareció. Un hombre grande de dad pero de buen porte y muy amable. Todos tomaron asiento en sus lugares y el juez se acomodó frente a una mesita que le servía de atril. Los novios con los nervios y la emoción a flor de piel se pusieron de pie y la ceremonia comenzó.

El juez dio inicio con las frases de rigor, tras de lo cual se dedicó a preguntarnos que si sabíamos de algún impedimento para que la boda se celebrase. En aquel momento me quedé pensando; no se me venía a la cabeza alguna circunstancia que impidiera la unión de Catherine y Danielov, a no ser que fuera la diferencia de estaturas… pero no, eso no importaba demasiado. Catherine traía tacones y bueno, se disimulaba un poco. Además eso no creo que le hubiera importado mucho al juez. Entonces, lo más prudente sería responder que no, que no conocía ningún impedimento al respecto. Pero cuando iba a contestar, me di cuenta de que los demás ya habían respondido por mí y de que hacía rato que el juez había continuado con la lectura del acta de matrimonio con su tono constante y bastante jocoso (estilo los voceros que hablan en las tiendas de autoservicio). Luego, procedió a preguntarles por turno a los novios, si estaban de acuerdo en convertirse en marido –en el caso de Catherine-- y mujer –en el caso de Danielov… o creo que es al revés--, a lo que ellos respondieron con un tímido pero firmemente indeciso y convencido “sí, acepto”. (Por cierto, yo no sabía que en las bodas civiles se les preguntara eso a los contrayentes, yo creía que cuando decidían casarse y llegaba el juez ya se amolaban y no había marcha atrás, porque a como veo los matrimonios, tal parece que se les hubiera obligado a casarse…)

Con estas simples pero importantísimas afirmaciones, quedó sellado su matrimonio para siempre jamás.

El juez terminó de darle lectura al acta y todos aplaudimos y nos emocionamos. Entonces tocó el turno de que los testigos pasaran a firmar, y así lo hicimos uno por uno. Cuando tocó mi turno de plasmar mi rúbrica, yo dejé bien claro –y respaldado por mi papá—de que si me preguntaban en un futuro que si yo había visto cuando esa pareja contrajo matrimonio, yo respondería sin rodeos que no había visto nada. Todos se rieron, pero no entendí por qué.

Al finalizar dicha ceremonia, pasaron los familiares del novio y los abrazaron, los felicitaron, los bendijeron y lloraron. Entonces pasaron los familiares de la novia que igualmente, los abrazaron, los felicitaron, los bendijeron y lloraron. Luego los amigos; quienes los abrazaron, los felicitaron, los bendijeron y lloraron. Por fin llegué yo y, para no desentonar, los abracé, los felicité, los bendije y me reí (es que eso de llorar en público no se me da).

Por fin, la sesión de fotos en la cual todos quieren participar. Empezando por la familia, la típica foto de los novios con todos ellos. Luego los novios con los amigos. Después, los novios con una niñita hermosa que andaba por ahí, que creo también era familiar. Y al último, toda la familia pero sin los novios (yo no entendí para qué era esa foto…).

Cuando todo aquello se había completado, procedimos a engullir los alimentos que se habían preparado para la ocasión, los cuales consistían en arroz, mole con pollo, bolillos y de beber Dr Pepper.

Fue una tarde/noche muy emotiva y significativa. Ahora creo que sí me dan ganas de llorar.

Ya para retirarnos después de un largo momento de convivencia y plática, nos comenzamos a despedir de los invitados y de los novios, pero algo que me llamó poderosamente la atención fue un gesto maravilloso por parte de estos últimos: se ofrecieron a darnos clases de baile a mí y a mi hermano el viernes por la tarde, un día antes de la ceremonia y la recepción. Según argumentó Catherine, serviría para que sacáramos a bailar a las numerosas invitadas y además, contribuía a relajarlos un poco al enseñarnos. ¡Hasta para eso se dan tiempo!

Ya para finalizar este escrito que espero sea del agrado de Catherine y Danielov, y por supuesto de mis lectores, les expreso mis más profundas felicitaciones y mejores deseos que reiteraré el día de la recepción. Les deseo que sean felices, no hasta la muerte, sino para siempre.

martes, 13 de julio de 2010

Cómo perder la soltería en diez días: día cuatro

Julio/ martes 13
El novio

A estas condenadas alturas, es la condenada hora en que el condenado novio no ha terminado de entregar las condenadas invitaciones. No son muchas claro, pero todavía está tratando de conseguir un condenado espacio para invitar a otro condenado fulano al condenado banquete.

Es eso lo que se dedicará a hacer hoy al regresar de su condenado empleo en el que el condenado jefe ya lo tiene harto. Además, claro que hay que preparar lo de mañana, porque ya es el primero de los dos acontecimientos. Así que deberá planchar sus zapatos, bolear su pantalón, hacerle el nudo a la camisa y lavar su corbata (eso suponiendo que eso vaya a ser lo que se ponga).

El día de mañana tendrá que salir temprano del trabajo para alcanzar a llegar a la ceremonia del enlace civil a tiempo para que no le ganen a la novia, por si hay alguien que quiera gritar el típico: “¡yo me opongo!”. O creo que no, eso es en las ceremonias religiosas. Bueno, es igual, tiene que llegar a tiempo para no vérselas con la novia que lo estará esperando.

La novia

Catherine sí tendrá un día ajetreado, con idas y venidas, subidas y bajadas. Tiene que ir a recoger el vestido que se fue a medir ayer porque se lo habían dejado mal, pero hoy se supone estará listo. Así que sí hubo actividad ayer, pero entre la memoria de Danielov y el celular de Catherine que pocas veces puede servir para comunicarse, no me lo platicaron.

Además, hay que conseguir las paneras para las mesas… es decir, las paneras para el pan que van en las mesas. Solamente se colocará un pan por panera y por mesa, ¿o eran tres? Bueno, de todas formas son pocos, así que esperemos que no sea motivo de discordia entre los comensales, yo por eso ya dejé apartado el panecito de mi mesa para su servilleta.

Luego, aprovechando que sus papás andan por estos rumbos, Catherine se ocupará en echar viajes y viajes y viajes y viajes y viajes y viajes y viajes y viajes y viajes y viajes… ¡uff!, de ropa, y otras cosas personales para ya de una vez instalarlas en la casa. Casa que por cierto, ayer fue fregada y refregada, por lo menos en la recámara que será de ellos, porque cuando el albañil se puso a arreglar algunos detalles dejó un verdadero regadero de mezcla por todas partes.

Y ya. No tengo más qué platicarles hoy. Mañana no verán el post temprano, porque como ya sabemos, es el enlace civil, así que esperaré a que pase el suceso, para platicarles con detalle cómo estuvo. Bendito sea Dios que los novios escogieron el miércoles 14 y no el martes 13 para casarse, por aquello de que dicen que
El martes, no te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes.

Y no soy supersticioso, es de mala suerte serlo.

lunes, 12 de julio de 2010

Cómo perder la soltería en diez días: Días siete, seis y cinco

Julio/ lunes 12

Hoy no puedo escribirles demasiado, no porque no quiera, si no porque no hay mucho qué decir. Y todo porque los novios se entregaron a la perdición, a la vagancia y a la holgazanería. No me malinterpreten, me explico.

Se entregaron a la perdición porque no me dejaron saber de ellos durante el fin de semana, por lo tanto, se me perdieron. A la vagancia digo, porque Catherine, como todos lo sabemos, anduvo fuera de su actual hogar, así que estuvo de vaga. Y por último, holgazanería porque el sábado, luego de terminar de empacar algunas cosas personales –debido a que su mamá ya no lo quiere en su casa ¬¬ -, Danielov se quedó profundamente dormido con la serie animada de Superman reproduciéndose en su DVD.

Entonces, podrán notar que el fin de semana no ocurrieron cosas trascendentales para la boda, además de lo que ya les dije. Solamente que el domingo se fueron juntos a comprar zapatos para Danielov, puesto que los suyos parecen de un méndigo limosnero… perdón, es sin acento; yo quería decir "mendigo limosnero". Aunque en todo caso, un mendigo y un limosnero vienen a ser poco más o menos lo mismo. Entonces suena rebuznante, porque en lugar de dos adjetivos diferentes, son iguales, por lo tanto viene a ser uno mismo… y yo escribo todo esto porque, como los novios no me dan material, debo escribir barrabasada y media.

Ah, y también fueron a entregar la úuultima invitación pendiente. De no ser por lo nervioso de Danielov, fácilmente estarían entregando invitaciones aún media hora antes del evento.

Total que para hoy tampoco habrá demasiada actividad. Únicamente que Catherine irá al centro de la ciudad a comprar más listón para los adornos de las mesas, que porque les cambiaron los colores de los manteles y pues ya no aplica el que tenían. Al menos eso entendí, aunque yo les digo que por mí no hay tos, total que ni me fijo en esas cosas. Pero la demás gente sí es más chocante y se fija en que los colores combinen.

Ah, por cierto que Danielov se volvió a salir de su trabajo para ir a buscar al carpintero que no había dado señales de vida y se había tardado en terminar de barnizar, supuestamente que por el clima húmedo. Como que este fin de semana todo mundo anduvo echando flojera…

Ahora ya solo Danielov está esperando su sistema de seguridad que encargó, para instalarlo en la puerta de su casa, algo bastante sofisticado e inviolable: una chapa de barra súper reforzada y con cerradura de seguridad.

El día se acerca rápidamente, quedando solo dos días para el enlace civil y cinco para la recepción, minutos más o minutos menos. Los nervios aumentan y hacen que la mente entre en un estado de estupor, provocando que el individuo se comporte bipolarmente. Tanto, que a Danielov le han dado ganas de llorar; eso o tal vez los ojos rojos sea por algo que haya probado. Supongamos que sea de nervios, y no por sustancias ajenas al cuerpo, o incluso por arrepentimiento. ¬¬

viernes, 9 de julio de 2010

Cómo perder la soltería en diez días: Día ocho

Julio/ viernes 9
El novio

Aparentemente hoy será un día más tranquilo en cuanto a actividades se refiere. Como comentamos ayer, Danielov se encargó de dejarle bien claro al carpintero quién manda (y eso que el pobre hombre ya lo sabía…) y lo dejó trabajando para que terminara todos los pendientes cuando él se lo indicara. Así que para hoy podrá desentenderse de eso, solamente habrá que llevar al hombre a que siga su trabajo a la casa de los futuros.

Sin embargo, dije que sería más tranquilo en cuanto a actividades, porque el estrés está a flor de piel. Y más cuando el mismo patrón del que hablábamos ayer, le monta una escenita de las que son comunes entre los jefes de su calaña. Dejemos a Danielov que nos relate cómo sucedió, porque si yo le metiera mano al escrito perdería el sabor:
“Yo llegué temprano y me quedé viendo un asunto en el taller. Suena el teléfono acá arriba, corro pero no alcanzo a contestar, y de rato me llama el patrón encanijadísimo de que ya le dijeron por celular los clientes de Pasteurizadora Aguascalientes que nadie les contesta el teléfono, y diciéndome que por qué ando llegando tarde. Yo le explico que no, que estaba en el taller. Y dice que no sea mentiroso, que acaba de llamar al que lo traen en entregas y que él le dijo que yo acababa de llegar. Carambas, él llegó después que yo, cuando me vio bajar de vuelta al taller yo ya estaba bajando desde la oficina, no por la puerta de entrada.

"Ya le dije que los muchachos vieron que llegué temprano; por eso, porque estaba viendo detalles de pedidos con ellos. Y se puso que no, que yo tengo que estar al tanto de las líneas mientras no esté la secretaria y blah blah blah; que ella, yo y uno de los prensistas somos de los que más llegan tarde; que le pesa que yo me haya quedado coordinando el área de diseño en lugar de la otra diseñadora y que quién sabe qué....

"Y ya como que desquitando su ira se calmó, pero me dejó todo nervioso (así tipo jamón de puerco asustado… ay perdón, dije que no metería mano).”
Yo opino que debería utilizar aquellas pincitas de las que hablamos ayer para silenciar al patroncito este… Total que el novio no tiene día tranquilo. El pobre está enfadado por eso, y porque en menos de una hora se terminó el saldo de su celular que acababa de agregarle, y todo porque tenía qué hablar con el fotógrafo que retratará los momentos más importantes del día de la boda; además de las intermitentes comunicaciones con Catherine hasta el pueblito en el que anda, por detalles menores pero de gran importancia aunque suene contradictorio.

Y vaya que anda de malas el camarada, ¿creerán que ya van dos o tres veces que he tenido que detenerlo porque está tan enojado que quiere sacarse los ojos con palillos de dientes, así tipo aceitunas? Y yo le digo que no, que entonces quedaríamos iguales, y entonces sí no nos podríamos ver ni en pintura, pero él sigue enchiladísimo, tanto como un camarón a la diabla.

Hoy habíales dicho la encargada de ayudarlos con el vals que fueran a su casa por la noche, pero hay un pequeño inconveniente: una parte elemental de la pareja no se encuentra por aquí, así que será materialmente imposible.

Si sigo escribiendo más de lo que al novio le ocurrió, ocurre y ocurrirá hoy, tal vez destile más veneno del necesario, así que pasemos a otras cosas.

La novia

Hoy me enteré que ayer la novia antes de irse, además de lo que mencioné, acudió a hacer la elección del pastel que se servirá el mero día. Como el pastel es patrocinado, los novios no eligieron el lugar de fabricación, así que si no nos gusta, no será culpa de ellos. Pero total,
A caballo regalado no se le mira el colmillo.
Sigue ausente de estas tierras, pero según me dijo antes, se quedó de ver con una amiga de por allá para que le pusiera uñas (que dudo que sobrevivan a la noche antes del día cumbre), además de hacer algunas pruebas de maquillaje, peinado y esas cosas de las que no entiendo mucho.

Eso es todo por hoy. Sigan pendientes. Ya pueden ir comprando el regalo para los novios, luego les pasaré la dirección a la que pueden enviarlos, y no sean tacaños. O ya de menos, sigan comentando como hasta ahora, que por cierto se les agradece.

jueves, 8 de julio de 2010

Cómo perder la soltería en diez días: Día nueve.

Julio/ jueves 8
El novio

Este hombre es de lo más responsable que se puede encontrar en estos días en que los verdaderos hombres escasean. Por ello, Danielov hoy tiene que presentarse (como todos los días desde hace ya buen rato) a trabajar y quemarse las pestañas diseñando para gente que no tiene idea de lo que pide.

Sin embargo, entre todos aquellos montones de pedidos, el novio tiene que buscar un momento para escaparse y pelearse con el carpintero de su confianza, porque no está haciendo el trabajo tan rápido como Danielov quisiera, así esté matándose el pobre hombre por terminar los encargos.

Así y todo, surgen más contratiempos: Catherine quiere la alacena de un modo, y así fue encargada. Pero de pronto una bienintencionada y cariñosa madre de Danielov (¿una? ¿pues cuantas tiene?), le indica al carpintero que parta la pieza en dos de modo que se instale como esquinero. Entonces Danielov, tiene que impedir que la diligencia se ejecute, porque de ser así, Catherine enfurecería por no habérsele consultado y por hacer algo que ella no pidió, y por supuesto que el regañado y vapuleado será él. Pero más inconvenientes: ahora es imposible escaparse de su trabajo, porque está bajo la estrecha vigilancia del arguenudo patrón que tiene, que, como es arguenudo, no hace más que observar a sus empleados atentamente.

Por el momento no existe otra opción más que construir un muñecote de cartón, colocarlo justo en la posición en que suele estar Danielov, hacerlo mirar directamente en la dirección del monitor de su computadora con ademán de enfado, poner un montón de papeles a su lado derecho y acomodar la mano izquierda del mono sobre el escritorio sosteniendo un bolígrafo. Así, y solo así, podrá salir y evitar la catástrofe de que exista una desavenencia con Catherine a solo nueve días de la boda por motivo del mueble aquel.

Total, se solucione este detalle o no, quedan asuntos que arreglar por la noche inmediatamente después de liberarse del trabajo. Hay que ir al salón de fiestas nuevamente a verificar el acomodo de las mesas, tarea que no se pudo realizar el día de ayer ya que, en palabras de Danielov mismo, “[les] atendió un vato medio idiota que nomás se limitó a decir[les] cuántas mesas cabían de cada lado del salón, pero no [les] dijo dónde irían para ver cómo acomodaría[n] a la gente”.

Esas son las preocupaciones del día de hoy asignadas al novio, además de sus nervios propios que van en aumento.

La novia

Catherine se levantó como de costumbre muy de mañana, tan de mañana que el sol no había salido (o a lo mejor se levantó tarde, porque como está nublado, ¿quién le podía cuestionar que ya hacía rato de haber amanecido?), y todo porque los amabilísimos camaradas del registro civil decidieron que tenían que entregar más papeles de los que había llevado ayer, y que había de firmar Danielov también. Tal vez sí sean necesarios, pero como a mí el gobierno me cae gordo, por eso las expresiones de sarcasmo antes mencionadas (y no, no soy un terrorista o comunista, y mucho menos Lópezobradorista).

Luego, ella tendrá que ocuparse de escoger, presupuestar, adquirir y manipular los listones de adorno para las mesas de los invitados. Afortunadamente ahí no habrá mucho problema, porque como Danielov tiene su lado femenino (tómelo por el lado amable mi querido amigo), seguramente estarán de acuerdo en el color y diseño.

Por la tarde, la novia tiene planeada una escapada a la aldea de sus padres, que se encuentra a varios días de aquí (eso visto desde la perspectiva de una mosca, que vive solo 24 horas humanas; desde la nuestra, solo son unos 40 minutos de viaje), porque allá quedan demasiadas cosas de vital importancia para ella que tendrá que acarrear. Y es que podrá faltarle todo, pero nunca, jamás, los peluches que crecieron con ella (ah no, los peluches no crecen, la única que creció fue ella), porque se siente tan o más apegada a ellos que a Danielov. Y ya de paso quizás se traiga la ropa, cosméticos, instrumentos de tortura (cuando yo abro la bolsa de una mujer, solo veo esos instrumentos, entre ellos unas pincitas pequeñitas que se me figura que son para sacar los ojos, o para pellizcar muy fuerte el puente de la nariz y sacar verdades importantes), su cuchara (esa que las mujeres siempre tienen en la caja de los cosméticos, que creo que es para darle de comer a la niña de sus ojos, porque siempre se las ponen en los ojos cuando se arreglan), etc.

Se tiene planeado que ella regrese hasta pasado mañana, así que mañana tal vez solo escriba las actividades del novio si las hay, y el sábado de la misma manera.

miércoles, 7 de julio de 2010

Cómo perder la soltería en diez días: Día diez

Señoras y señores, es momento de interrumpir la historia que les he estado compartiendo (y que por cierto, no parece ser del total agrado de los lectores; de hecho, pareciera que no es del menor agrado... ¡es más! Siento que les incomoda, la odian... ¡sí!... Bueno; pero a lo que iba), porque de aquí en adelante, todos los días estaré actualizándoles sobre las actividades que realicen dos personajes importantes en mi vida, con motivo de una ocasión sumamente especial. Ahora me explico.

Sucede que dentro de semana y media exactamente, dos queridísimos amigos (obviamente una amiga y un amigo, no vayan ustedes a figurarse otra cosa) contraerán nupcias casándose para formar una feliz pareja matrimoniada y convirtiéndose así en marido y mujer.

Ya hace tiempo que ustedes han podido observar un detalle en este blog, que se refiere al relojito ubicado en la parte derecha de esta página y que contaba con una cuenta regresiva que cuenta el tiempo con que cuentan los novios antes de darse cuenta de que su boda ya la tienen encima (espero no haberles confundido).

Este casorio involucra a mi estimado amigo, querido hermano fraternal y sobre todo magnífico caballero, que tiene como principales cualidades la sagacidad, la tenacidad, la filantropía, la confiabilidad y sobre todo su lucidez, y ustedes lo conocen, puesto que es coautor de este blog: Danielov, quien fungirá como novio de una hermosa y distinguida dama, cuyos mayores atributos son la inteligencia, la belleza, el carisma, la entrega, la estabilidad emocional y por supuesto su lealtad, y cuyo nombre es Catherine.

Por tanto, durante el tiempo que resta de aquí a que unan sus vidas, les describiré día a día los pormenores de sus múltiples ocupaciones enfocadas a los preparativos de tan importante evento. Verán ustedes lo difícil que resulta prepararlo, pero también lo maravilloso que es encontrar una persona compatible a tí con quien decidas compartir el resto de tu vida.

Entonces iniciemos, y como preludio les escribiré un trozo de una canción interpretada por el célebre cantante y actor mexicano Peter Children (Pedro Infante), que viene muy bien al caso:
“La gente dice sincera cada que hay un casorio:
que el novio siempre la quiera; si no, que le hagan velorio.”
Julio/miércoles 7
La novia

Ayer por la tarde y parte de la noche se estuvieron llevando diversos muebles a la casa de los futuros esposos, entre los cuales estaban el comedor, la alacena, la estufa, el refrigerador, el tocador, la base de la cama y los buros; además de otros artículos personales. Se terminó el clóset dejando pendiente colocarle las molduras y otros detalles menores.

Los planes de la novia el día de hoy son: por la mañana, ir al registro civil a llevar todos los papeles necesarios para el enlace que se celebrará la próxima semana (que por cierto dejen les presumo que yo seré uno de los testigos, no oculares por supuesto, pero al menos sí pondré mi hermosa rúbrica en el acta), después de lo cuál se ocupará de cumplir con algunas obligaciones laborales, que aunque no tiene un trabajo fijo, sí hay asuntos qué atender, que consisten en poner bien monos a unos caninos a los que les falta ser despojados de el exceso de pelo acumulado en su perruno cuerpo, para que así agraden más a sus dueños.

Luego entonces procederá a cumplir con sus quehaceres del hogar, como la comida, la limpieza, etc. Pero por la tarde comienzan de nuevo los movimientos, porque ambos tendrán que reportarse con el carpintero para ver algunos detalles más de los muebles de la casa.

Además, es menester ir al salón de fiestas donde se celebrará la recepción para ver lo del acomodo de las mesas, y de ahí establecer el lugar que le asignarán a cada invitado. Pero ahí no para la cosa para hoy, pues todavía tendrán que asistir con la encargada de prepararlos para el vals, parte fundamental de la recepción. Los pasos ya están definidos, solo falta darle un orden y coherencia al baile, y con la categoría de los dos pies derechos (porque es zurdo) de mi amigote Danielov, será sumamente complicado.

Esas son por hoy las actividades programadas, esta ocasión no será necesario hacer un resumen de lo que el novio efectuará, debido a que él estará en su trabajo hasta tarde, y lo demás lo hacen juntos, como ya habrán podido notar.

Así pues me despido por hoy, pendientes mañana. No olviden, que por cada comentario plasmado en estas próximas entradas, se les asignarán 5 años de felicidad a los novios.