Cachoflas:
-¡Canastos! Cómo tarda la progenitora de la progenie que nunca tendré en dormirse… y eso que se tomó su Cal-C-Tose antes de acostarse. Pero en fin, parece que poco a poco empieza a dejarse abrazar por Morfeo. Un momento… ¿por qué se deja abrazar por Morfeo? ¡Y en mi presencia, ingrata…! ¿Es a caso que me está engañando con él? ¡Cáspita! ¡Pues que se quede con su Morfeo! Yo me voy a auxiliar a mis ingenuos amigos, mira que creer en el Chotacabras…
Y entretenido en sus turbulentos pensamientos, se dispone a prepararse con su traje negro de investigador (hecho de cuero y espuma de látex para mantener el calor corporal por la noche) con todo tipo de artilujios colgados del cinturón, útiles para la misión que desempeñaría aquella noche.
Por fin, sale tarareando y pedaleando su Batbike (por no decir Batibici, porque le resta categoría) que su mujer le prohibiría montar si se enterase.
Al llegar, Cachoflas irremediablemente tuvo que cruzarse con Ifigenio que permanecía acomodando algunas cosas en la recepción del edificio, ataviado con un coqueto pijama de bomberitos.
Ifigenio:
-¡Bendito sea el creador! ¿Qué hace usted aquí? ¿No debería estar disfrutando de la noche con su cónyugue?
Cachoflas:
-Recontra cáspita… ¿cómo que “cónyugue”? ¡Naco! ¡Es CÓN-YU-GE!
Ifigenio:
-¿Solo a eso vino, a insultificarme?
Cachoflas:
-En realidad vine a ver a los Buenavista, pero no esperaba encontrarme con semejante espectáculo. Como sea, con su permiso o sin él, pasaré a ver a mis amigos.
Yoni:
-¿La voz que escucho es de mi camarada?
Cachoflas:
-Así es, mi buen amigo, venga, baje por las escaleras y salúdeme. --Al avanzar un poco más, Yoni no contaba con el borde del primer escalón, y dando un traspié sencillamente rodó por la escalera.-- ¡Híjole, pero cuidado…! ¿Pues qué no ve lo que hace?
Ifigenio:
-Pero qué pregunta más tonta.
Cachoflas:
-Es obvio que la pregunta es retórica.
Ifigenio:
-Sí, es lo que dije: es tonta, estúpida, retórica…
Cachoflas:
-Está visto que es usted un ente con una mente completamente incompetente, incapaz de pensar coherenteMENTE –y refuerza su cacofónica frase con un enérgico ademán-.
Ifigenio:
-¿…?
Cachoflas:
-Pero ya basta. Para escuchar idioteces, me basta y me sobra con las que dice Yoni… ¡Yoni! ¿Ya ve? Usted distrayéndome y Yoni que necesita de mi auxilio… ¿cómo está, mi amigo?
Yoni:
-Oiga, de veras que hoy viene haciendo preguntas demasiado retóricas… ¿cómo cree que estoy?
Cachoflas:
-Mire, mejor véngase para su departamento y allá vemos qué tal estuvo el trancazo, porque aquí ya se está contagiando de la taruguez de cierta gente… así que vámonos.
Junto suben las escaleras y entran al departamento Noveno B del edificio Bellavista, donde se reúnen con Mará y Elvelos, que siguen aterrados (de terror, no de tierra) por lo que ha estado ocurriendo aquella noche.
Mará:
-Hasta que se te ocurre venir, ya me empezabas a caer mal por tardarte.
Cachoflas:
-Yo no tengo la culpa, estuve esperando a que mi mujercita se durmiera para poder venirme sin que se diera cuenta.
Elvelos:
-Este... ¿pero qué es eso que traes en el cinturón?
Cachoflas:
-Pues es lo que trae incluído mi traje. Cuenta con un poderoso gas pimienta, un aromatizante, una linterna sorda…
Mará:
-¡¿Quién es gorda?!
Cachoflas:
-Dije sorda, es una linterna sorda… y además de eso traigo unos walkie-talkies manos libres para estar en comunicación, con señal de amplia cobertura. Bueno, eso me dijo el vendedor de Radio Shack.
Mará:
-¿Dijiste aromatizante? ¿Y eso para qué?
Cachoflas:
-Ps no lo sé, pero hombre prevenido vale por dos, y como dos piensan más que uno pues entonces… pero puede servirnos de algo; ¿qué tal que nos dan ganas de ir al baño en plena misión?
Elvelos:
-Este… ¿Y esos ganchos de ropa? ¿Son para colgar de ahí al Chotacabras cuando lo atrapemos?
Cachoflas:
-Bueno… en realidad yo los traía para ver si eran útiles para colgarme de las paredes y hacer piruetas, así como mi mentor de ficción, Batman.
Mará:
-De veras que eres un geek loco. Pero yo opino que es mejor que veamos que sucede cuanto antes, porque ya se va haciendo noche.
Cachoflas:
-De acuerdo, porque yo tengo que estar de regreso antes de que despierte la dueña de mis sueldos… quiero decir, de mis sueños. Miren, les traje unos trajes especiales, algo así como disfraces que se confunden en la oscuridad.
Yoni:
-¡Genial, como superhéroes!
Cachoflas:
-Sí, cómo sea. Tengan pues, vístanse.
Elvelos:
-¡Este, yo no me voy a poner eso! ¿Por qué me trajiste uno rosa?
Cachoflas:
-No es rosa, es rojo oscuro…
Elvelos:
-¡Si insinúas algo por qué no mejor me lo dices! ¿Te parezco gay?
Mará:
-Mira Elvelos, cállate y póntelo, si no quieres que te añada un hermoso moño morado para tu cabeza.
Se visten todos apresuradamente.
Mará:
-¡Este traje me hace ver gorda! Y además se me notan más los lunares…
Cachoflas:
-¿He de recordarles que es de noche y trabajaremos en absoluta oscuridad? Ninguno de sus traumáticos defectos quedarán a la vista de la gente. Además, dudo que tus... ¿qué, 45 kilos?, te hagan ver gorda en lo absoluto.
Ahora tome cada uno su walkie-talkie y cuélguenselo del cinturón, estaremos comunicados constantemente. Recuerden que las capuchas de sus trajes tienen lentillas de visión nocturna, que intensifican cualquier fuente de luz, por lo que no será tan necesario el uso de las linternas. Lo siento por Mará, quien tendrá dificultades para ver, puesto que la capucha no le permitirá usar sus anteojos. Como sea, teniendo yo el mismo problema, adapté un sistema de corrección óptica en las mismas lentillas. No sé qué tan bien sirvan en situaciones donde la iluminación se vea totalmente comprometida. Esta noche lo averiguaremos, jejeje.
Cualquier cosa que veamos, escuchemos o notemos, lo haremos saber inmediatamente a los demás, junto con nuestra ubicación exacta. No entren en pánico y no hagan estupideces; este debe ser un trabajo en equipo, porque me temo que tratamos con un asunto peligroso.
Yoni:
-Solo que hay algo importante que debo hacer antes de empezar.
Cachoflas:
-¿Qué es?
Yoni:
-Quiero hacer pipí…
Mará:
-Ash, es que este niño tiene tanque pequeño, de niña.
Yoni:
-¡No es cierto! Es que tomé mucha agua.
Mará:
-Sí claro… apúrate ¿quieres?
Cachoflas:
-En lo que sale del baño Yoni, les diré que la idea es ir cada uno por un lado diferente, con sus respectivos walkie-talkies. Obviamente, Yoni iría conmigo para que no batalle él solo. Tengan mucho cuidado y cualquier cosa comuníquenlo a los demás.
Mará:
-Lo extraño es que ya no se escuchan los gritos que se oían hace rato, está todo muy tranquilo y eso me asusta.
Yoni:
-Estoy listo, vámonos.
Mará:
-¿Quieres subirte el cierre, por favor?
Yoni:
-Uf, lo siento.
Cachoflas:
-Vámonos entonces.
Salen los cuatro dispuestos a descubrir qué es lo que ha estado sucediendo en las recientes horas en el edificio.
Cachoflas:
-Venga camarada, esta sección es la que nos toca inspeccionar, que a la luz de esta linterna todo parece muy tranquilo. Usted utilice el Grano de la Verdad y la Justicia de su nariz para ver qué vibraciones percibe en el ambiente…
Elvelos:
-Este, aquí reportándome. A la luz de la vela que traigo en la mano… hagan de cuenta que puedo alcanzar a ver una sombra moviéndose frente a mí, puede ser un animal.
Mará:
-¿Qué dices? ¡Animal lo serás tú!
Elvelos:
-Este, olvídenlo, era Mará la que estaba aquí… cambio y fuera.
Mará:
-Diez-cuatro, aquí ando. Esto de hablar por el radio es divertido… ¡esperen! Aquí… kjjjj… algo… kjjjjj…
Cachoflas:
-Mará ¿me oyes? Estos condenados radios baratos…
Yoni:
-Su-radito no sirve, mi amigo.
Mará:
-¡aaaaaaaaaaahhhhh…! Kjjjj… ¡Son… kjjjjjj…. Amgnmsters…! Kjjjj…
Cachoflas:
-¡Canastos! ¿Dijo “gángsters”? Lo que me temía… Vamos, ¡busquémosla!
Elvelos:
-Este, creo saber por dónde andaba, haz de cuenta que estaba en el último piso, cerca de las escaleras para subir al techo.
Cachoflas:
-¡Ve a auxiliarla, yo voy en camino! Y si me ven llegar, apártense ¡porque atacaré a los enemigos con mi gas pimienta!
Yoni:
-Ps yo digo que son más eficientes mis gases corporales, pero como usted quiera. Por cierto, antes de ir a ayudarla, ¿podríamos hacer una parada en uno de los departamentos? Es que quiero hacer pipí de nuevo.
Cachoflas:
-Caramba con usted… mire, este departamento está abierto; métase ahí y busque el baño, yo iré a auxiliar a los demás. Si necesita algo me llama por el radio.
Yoni entra al departamento con cuidado, palpando todo a su alrededor. Sin embargo, no pudo evitar tropezar con varios objetos dispersos en el piso, golpeándose y cayéndose constantemente. Al final, tropezó con la pata de una pequeña cama que se encontraba al fondo del cuarto, cayendo sobre una muchacha regordeta que dormía en ella. Esta despertó sobresaltada…
Desconocida:
-¿Pero que diabloz zucede? ¿Quiénd erez tú y qué hacez endcima de bí? ¡deprabado! ¡indfeliz!
Yoni:
-Lo siento, lo siento… es que no veo nada…
Desconocida:
-Zíí claro, ezo dicend todoz loz tipoz de tu claze… ¿end dóndde eztoy? ¿Be zecueztrazte a cazo? Ezta ndo ez bi caza…
Yoni:
-Pues yo no sé si sea tu casa, pero el punto es que estás en un departamento del edificio Bellavista, acostada en una desvencijada cama, con un desastre de cosas regadas a tu alrededor…
Desconocida:
-Y cond und idiota endcima de bí… ¡quítate!
Mientras tanto…
Cachoflas:
-¿Dónde están estos niños? Ya me estoy preocupando… aunque no he escuchado ningún ruido fuera de lo común.
Mará:
-¿Me oyen…? ¡Quier… kjjjjjj… matar… kjjjjjjj… malditos…!
Cachoflas:
-¡Por las risas de Guasón! ¡Mará, tranquila, voy en camino para ayudarte, estarás bien!
Y en el cuarto donde Yoni acaba de toparse con tan peculiar muchacha…
Desconocida:
-¡Ziguez zind eczplicarbe qué hago aquí y por qué be tiendez zecueztrada!
Yoni:
-Te lo explicaría con gusto, pero es que tengo que ir al baño. Cuando salga te digo lo que sé.
Desconocida:
-¡Pero apúrate! Be ziendto cobo dezgandada, cond buy pocaz fuerzaz para levandtarbe. Y be duele bucho bi cabeza… ¿qué be habrá pazado?
Yoni:
-Listo, estoy mejor.
Desconocida:
-Buy biend, pero andtez de eczplicarbe qué zucede ¿puedez zubirte el cierre, por favor?
Yoni:
-Condenado cierre…
¿Quién es esta extraña desconocida? ¿qué les ocurre a Mará y Elvelos? ¿Qué misterio encierran las paredes de este edificio?
Continuará...
viernes, 3 de diciembre de 2010
jueves, 4 de noviembre de 2010
El otro hombre en la vida de mamá
Tomando en cuenta los datos recopilados hasta hoy, y habiendo observado detenidamente el comportamiento de mi madre en los últimos días, he llegado a una desastrosa y dolorosa conclusión:
soy el plato de segunda mesa en la vida de mi madre...
-Ejem, ¿O sea, cómo?-Dirán ustedes. Bueno, es que he notado que cuando mi mamá y yo andamos por la calle solos, o estamos en la casa de todos ustedes, ya sea haciendo quehacer, echando flojera, viendo tele, filosofando de la vida, etc, pero solo ella y yo estamos a gusto, sin discutir ni pelear, salvo contadísimas excepciones.
"Mas sin en cambio", si de pronto resulta que se encuentra alguien más con nosotros, llámese mi papá o mis hermanos... no sé, pero siento que paso a segundo plano, porque comienza a enojarse y a regañarme por cualquier cosa, y a pensar que todo lo que hago es en contra suya. O si me pide que la ayude en algo, si lo hago, se imagina que lo hago de malas y se enoja. Y si no lo hago, obviamente también se enoja. Pero si yo le digo que se imagina el hecho de que lo haga de malas, pss también se enoja... ni cómo hacerle.
Por eso yo decía que solo me quiere cuando no hay otra persona en la casa, ¿será? ¿O me lo imagino?
* * *
Amigos míos, lamento haberles hecho leer esto, pero no he tenido nada de tiempo ni demasiadas ideas para publicar otras cosas. Además estoy súper enojado porque el Messenger lleva días sin dejar que me conecte, aunque creo que no es el servicio en sí, si no más bien mi computadora Chafamex. Pero, ustedes disculparán la tardanza, y aún así no me olvido de ustedes.
¿ok Is varnis 10 4 chido liro liro? Sale pues, me voy antes de tirar más aceite.
soy el plato de segunda mesa en la vida de mi madre...
-Ejem, ¿O sea, cómo?-Dirán ustedes. Bueno, es que he notado que cuando mi mamá y yo andamos por la calle solos, o estamos en la casa de todos ustedes, ya sea haciendo quehacer, echando flojera, viendo tele, filosofando de la vida, etc, pero solo ella y yo estamos a gusto, sin discutir ni pelear, salvo contadísimas excepciones.
"Mas sin en cambio", si de pronto resulta que se encuentra alguien más con nosotros, llámese mi papá o mis hermanos... no sé, pero siento que paso a segundo plano, porque comienza a enojarse y a regañarme por cualquier cosa, y a pensar que todo lo que hago es en contra suya. O si me pide que la ayude en algo, si lo hago, se imagina que lo hago de malas y se enoja. Y si no lo hago, obviamente también se enoja. Pero si yo le digo que se imagina el hecho de que lo haga de malas, pss también se enoja... ni cómo hacerle.
Por eso yo decía que solo me quiere cuando no hay otra persona en la casa, ¿será? ¿O me lo imagino?
* * *
Amigos míos, lamento haberles hecho leer esto, pero no he tenido nada de tiempo ni demasiadas ideas para publicar otras cosas. Además estoy súper enojado porque el Messenger lleva días sin dejar que me conecte, aunque creo que no es el servicio en sí, si no más bien mi computadora Chafamex. Pero, ustedes disculparán la tardanza, y aún así no me olvido de ustedes.
¿ok Is varnis 10 4 chido liro liro? Sale pues, me voy antes de tirar más aceite.
lunes, 25 de octubre de 2010
Blogger contra blogger... a una caída.
Danielov:
-Maldito, usté me sigue llevando 25 posts de ventaja. Tengo que alcanzarlo. Sé que mi producción postística puede aumentar; nomás es tener tiempo de escribir todo lo escribible.
Pith:
-Nel, no me dejaré.
Danielov:
-¡Ja! pues sin escribir temas, dudo que me pueda seguir sacando tanta ventaja. Ya ni ha tocado a sus Buenavista.
Pith:
-¿Y eso qué? Pero ya está cocinándose en mi cabeza la nueva entrega. En cualquier rato de inspiración sale.
Danielov:
-Eh… yo tengo muchos más temas cocinándose. La lista de temas llenan dos páginas.
Pith:
-Yo no tengo tantos temas, pero no le hace, a mi me salen de pronto; así que nunca jamás me alcanzará. Además considere que usted empezó su blog mucho antes que yo.
Danielov:
-Pues sí, pero ps no vale por todo el tiempo que estuve con blog cerrado.
Pith:
-Ay, ni que hubiera sido tanto. Es que, ¿sabe qué? Le agarré un buen de ventaja en las fechas de su boda, que era entrada por día.
Danielov:
-Tramposo. Pero ya la verá…
Pith:
-¿La veré?¬¬
Danielov:
-…Ora que esté tiradote en la cama el fin de semana, agarraré la laptop de Catherine para empezar mis diarreas mentales, pa’ que se lo sepa.
Pith:
-Nel, yo haré un pacto con Catherine pa’ que no se la empreste. Además, no creo que la tenga muy contenta, con eso de las restricciones médicas… mua ja ja ja. Tiene todas las de perder, ríndase.
Danielov:
-Que no y que no. Si no, me largaré toda la mañana a casa de mi jefa, pa’ escribir tranquilo en mi cuarto de soltero.
Pith:
-Pues su jefa irá a llevar comida a la construcción, así que no podrá entrar a su antigua casa.
Danielov:
-Yo tengo llaves todavía, se aguanta. Es más, tengo llaves de puertas de las que mi madre no tiene.
Pith:
-Este… em… puesn… no me importa, no me alcanzará. Soy el blogger más rápido del occidente.
Danielov:
-Bah, pues yo soy uno de los mecanógrafos más rápidos de los alrededores, escribo más rápido de lo que pienso.
Pith:
-¿Quiere apostar?
Danielov:
-Además, hasta ahora la blogger más rápida es la Malquerida por publicar entrada diaria. No sea plagiario. Además yo le gano porque yo puedo ver dónde voy apretándole a las teclas, además que yo directamente checo mis textos; todavía usted necesita que se los chequen en contenido visual… ¡Toma…!!!
Pith:
-Pero, aquí se está discutiendo de que no me alcanzará en cantidad de entradas, no me importa si me las tienen qué checar… digo, las entradas, claro.
Danielov:
-Pues en lo que se las checo, las entradas, yo ya publiqué más, fíjese, ¿eh? ¿eh?
Pith:
-Pues mi blog es más visitado. ¡Ja!
Danielov:
-ah ¿sí?, pues… mi papá es más grande, pesado y sangrón que el suyo, fíjese...
Pith:
-Ñeeee… pero el mío es más mandón.
Danielov:
-Ñeh, pero el mío es más prieto. Aparte que yo aparezco como disponible en MSN y usté no.
Pith:
-No me importa, porque mi messenger falla más que el suyo.
Danielov:
-Pues mi mamá tiene los ojos más verdes que la suya. Aparte que es más cachetona, jejeje…
Pith:
-Pues mi hermana es más flaca que la suya, :D
Danielov:
-Pero a mí me duele la espalda más que a usted.
Pith:
-¡Sí! Pero yo tengo la frente más grande que usted.
Danielov:
-No, la mía es aún más grande debido a que mi orbe craneal es de un volumen superior al suyo.
Pith:
-¿Y qué? si yo tengo una nariz en el grano. Además, yo no veo, y usted sí.
Danielov:
-Ahí está, le gano porque veo más que usted. Se autoensartó. ¡Winner!!!
-Maldito, usté me sigue llevando 25 posts de ventaja. Tengo que alcanzarlo. Sé que mi producción postística puede aumentar; nomás es tener tiempo de escribir todo lo escribible.
Pith:
-Nel, no me dejaré.
Danielov:
-¡Ja! pues sin escribir temas, dudo que me pueda seguir sacando tanta ventaja. Ya ni ha tocado a sus Buenavista.
Pith:
-¿Y eso qué? Pero ya está cocinándose en mi cabeza la nueva entrega. En cualquier rato de inspiración sale.
Danielov:
-Eh… yo tengo muchos más temas cocinándose. La lista de temas llenan dos páginas.
Pith:
-Yo no tengo tantos temas, pero no le hace, a mi me salen de pronto; así que nunca jamás me alcanzará. Además considere que usted empezó su blog mucho antes que yo.
Danielov:
-Pues sí, pero ps no vale por todo el tiempo que estuve con blog cerrado.
Pith:
-Ay, ni que hubiera sido tanto. Es que, ¿sabe qué? Le agarré un buen de ventaja en las fechas de su boda, que era entrada por día.
Danielov:
-Tramposo. Pero ya la verá…
Pith:
-¿La veré?¬¬
Danielov:
-…Ora que esté tiradote en la cama el fin de semana, agarraré la laptop de Catherine para empezar mis diarreas mentales, pa’ que se lo sepa.
Pith:
-Nel, yo haré un pacto con Catherine pa’ que no se la empreste. Además, no creo que la tenga muy contenta, con eso de las restricciones médicas… mua ja ja ja. Tiene todas las de perder, ríndase.
Danielov:
-Que no y que no. Si no, me largaré toda la mañana a casa de mi jefa, pa’ escribir tranquilo en mi cuarto de soltero.
Pith:
-Pues su jefa irá a llevar comida a la construcción, así que no podrá entrar a su antigua casa.
Danielov:
-Yo tengo llaves todavía, se aguanta. Es más, tengo llaves de puertas de las que mi madre no tiene.
Pith:
-Este… em… puesn… no me importa, no me alcanzará. Soy el blogger más rápido del occidente.
Danielov:
-Bah, pues yo soy uno de los mecanógrafos más rápidos de los alrededores, escribo más rápido de lo que pienso.
Pith:
-¿Quiere apostar?
Danielov:
-Además, hasta ahora la blogger más rápida es la Malquerida por publicar entrada diaria. No sea plagiario. Además yo le gano porque yo puedo ver dónde voy apretándole a las teclas, además que yo directamente checo mis textos; todavía usted necesita que se los chequen en contenido visual… ¡Toma…!!!
Pith:
-Pero, aquí se está discutiendo de que no me alcanzará en cantidad de entradas, no me importa si me las tienen qué checar… digo, las entradas, claro.
Danielov:
-Pues en lo que se las checo, las entradas, yo ya publiqué más, fíjese, ¿eh? ¿eh?
Pith:
-Pues mi blog es más visitado. ¡Ja!
Danielov:
-ah ¿sí?, pues… mi papá es más grande, pesado y sangrón que el suyo, fíjese...
Pith:
-Ñeeee… pero el mío es más mandón.
Danielov:
-Ñeh, pero el mío es más prieto. Aparte que yo aparezco como disponible en MSN y usté no.
Pith:
-No me importa, porque mi messenger falla más que el suyo.
Danielov:
-Pues mi mamá tiene los ojos más verdes que la suya. Aparte que es más cachetona, jejeje…
Pith:
-Pues mi hermana es más flaca que la suya, :D
Danielov:
-Pero a mí me duele la espalda más que a usted.
Pith:
-¡Sí! Pero yo tengo la frente más grande que usted.
Danielov:
-No, la mía es aún más grande debido a que mi orbe craneal es de un volumen superior al suyo.
Pith:
-¿Y qué? si yo tengo una nariz en el grano. Además, yo no veo, y usted sí.
Danielov:
-Ahí está, le gano porque veo más que usted. Se autoensartó. ¡Winner!!!
Categoría:
Te mueres si te ríes
martes, 19 de octubre de 2010
Mi sentir
El cariño que te profeso es inmortal, mas no inmune;
seguro tu sientes por mí un cariño igual, pero tu trato me confunde.
Cuando a tu lado voy quisiera sentirme protegido,
y aunque sé que lo estoy, tus palabras de temor me han sobrecogido.
No te haría daño mostrarme un poco más tu cariño,
por lo menos una vez al año, como cuando le hablas a un niño.
O preocúpate por lo que siento y no por lo que crees que pienso.
Dame palabras de aliento y no me trates como a un menso.
Toma mi mano o abrázame sin que sea obligación;
enorgullécete de mí y compláceme de todo corazón.
Camina a mi lado con el fin de apoyarme,
y cuando esté equivocado, sin echármelo en cara, muéstrame.
Esto no es un reclamo ni quiero discutir,
solo desde mi corazón clamo y te digo mi sentir.
Y si de todos modos no sirve esta expresión,
yo te quiero, el primero de todos, y te doy mi admiración.
seguro tu sientes por mí un cariño igual, pero tu trato me confunde.
Cuando a tu lado voy quisiera sentirme protegido,
y aunque sé que lo estoy, tus palabras de temor me han sobrecogido.
No te haría daño mostrarme un poco más tu cariño,
por lo menos una vez al año, como cuando le hablas a un niño.
O preocúpate por lo que siento y no por lo que crees que pienso.
Dame palabras de aliento y no me trates como a un menso.
Toma mi mano o abrázame sin que sea obligación;
enorgullécete de mí y compláceme de todo corazón.
Camina a mi lado con el fin de apoyarme,
y cuando esté equivocado, sin echármelo en cara, muéstrame.
Esto no es un reclamo ni quiero discutir,
solo desde mi corazón clamo y te digo mi sentir.
Y si de todos modos no sirve esta expresión,
yo te quiero, el primero de todos, y te doy mi admiración.
Categoría:
Personal,
poemas,
sentimentalismos
jueves, 14 de octubre de 2010
Sabios razonamientos
Mente brillante:
-Oye, ¿le puedes pasar corriente a mi carro?
Interlocutor:
-¿Pues qué no acabas de comprar batería nueva?
Mente brillante:
-Sí, pero no sirve. Dicen que a veces salen malas.
Interlocutor:
-¿Y qué no tiene 3 años de garantía?
Mente brillante:
-Son 5 años.
Interlocutor:
-Pfff, chida tu batería.
Mente brillante:
-¿Entonces, me ayudas?
Interlocutor:
-A ver, dime algo: el carro no prende, pero, ¿prenden las luces?
Mente brillante:
-Sí.
Interlocutor:
-¿Enciende el radio?
Mente brillante:
-Sí.
Interlocutor:
-¿Puedes subir y bajar los vidrios ELÉCTRICOS de tu carro?
Mente brillante:
-Sí, pero aún así no prende el carro, así que debe ser la batería que no tiene carga, porque el voltímetro marca muy bajo voltaje. Bueno, solo cuando el carro está apagado, porque cuando el carro estaba prendido el voltámetro marcaba bien.
Interlocutor:
-Ajá... Qué cosa tan más extraña.
Mente brillante:
-Espera... entonces no es la batería ¿verdad? Debe ser la marcha, que no sirve.
Interlocutor:
-Hombre, pero qué inteligente eres. Yo no lo habría descubierto. Pero no pienses tanto, que vas a quemar tu cerebro.
-Oye, ¿le puedes pasar corriente a mi carro?
Interlocutor:
-¿Pues qué no acabas de comprar batería nueva?
Mente brillante:
-Sí, pero no sirve. Dicen que a veces salen malas.
Interlocutor:
-¿Y qué no tiene 3 años de garantía?
Mente brillante:
-Son 5 años.
Interlocutor:
-Pfff, chida tu batería.
Mente brillante:
-¿Entonces, me ayudas?
Interlocutor:
-A ver, dime algo: el carro no prende, pero, ¿prenden las luces?
Mente brillante:
-Sí.
Interlocutor:
-¿Enciende el radio?
Mente brillante:
-Sí.
Interlocutor:
-¿Puedes subir y bajar los vidrios ELÉCTRICOS de tu carro?
Mente brillante:
-Sí, pero aún así no prende el carro, así que debe ser la batería que no tiene carga, porque el voltímetro marca muy bajo voltaje. Bueno, solo cuando el carro está apagado, porque cuando el carro estaba prendido el voltámetro marcaba bien.
Interlocutor:
-Ajá... Qué cosa tan más extraña.
Mente brillante:
-Espera... entonces no es la batería ¿verdad? Debe ser la marcha, que no sirve.
Interlocutor:
-Hombre, pero qué inteligente eres. Yo no lo habría descubierto. Pero no pienses tanto, que vas a quemar tu cerebro.
Categoría:
Te mueres si te ríes
lunes, 4 de octubre de 2010
Las aventuras de los hermanos Buenavista. Capítulo 4: Una vieja leyendo ebria.
Yoni:
-Otra vez camino sin dirección,
acompañado por la inmensidad de una noche fría y gris.
Y la luna que llena el crepúsculo,
me baña en matices de nostalgia, al reflejar tu rostro.
Me siento tan triste y tan infeliz… ¡tan lleno de ansiedad!
No sé qué nos separó y com…
Elvelos:
-Yoóo-niíií… --toc, toc, toc-- yaáaa sal del baaáañoooo.
Mará:
-Ándale Yoni, ¿no ves que ya se anda se anda?
Yoni:
-Yo no veo nada. Además, qué afán de interrumpirle a uno hasta en el trono, en plena fabricación y tiradero de…
Elvelos:
-Este… prefiero no saberlo. Pero rápido, que ya me ando meando.
Yoni:
-Fíjate que ya terminé, solo que me inspiré y me agarré cantando. Pero ahí está, pues.
* Sale del baño visiblemente más delgado de como entró, fenómeno físico difícil de explicar.*
Mará:
-Qué bien, ahora ayúdame a desempacar y a acomodar nuestra ropa y demás pertenencias en este mugroso cuartucho… que ni departamento es.
Yoni:
-No seas quejumbrosa, está bien. Claro, solo tenemos dos camas individuales, y la cocina la tenemos en la recámara, además de no contar con sala ni comedor, pero lo importante es tener dónde vivir. Además, ¡mira! –se acerca a una ventana —tenemos una hermosa vista del oriente.
Mará:
-Ash Yoni, esa ventana da al pasillo del edificio.
Yoni:
-¿Ah, sí? Claro, claro, es que me norteé un poco, pero es la otra ventana, ¡mira! Podremos ver el amanecer.
Mará:
-Claro, lástima que esa ventana esté orientada al poniente…
Yoni:
-¿Lo ves? Podremos ver la puesta de…
Mará:
-¡Tampoco! El edificio de enfrente tapa la vista… ¡así que ya deja de decir tonterías y ayúdame a desempacar!
Yoni:
-¿Pero qué quieres desempacar? Tú no te preocupes, que desempaco mañana e instalo todo.
Mará:
-¿De verdad? ¿Pero como vas a saber cómo acomodar la ropa, y por colores?
Yoni:
-¿Ropa? Nooo mujer, si ahí no hay ropa. Solo está mi súper estereo Sony con sus bocinotas y sus boofers, y claro, la computadora de escritorio, que no podía faltar. Bueno, y en la bolsita de enfrente traigo mi iPod, aunque eso es más pequeño, no es necesario instalar…
Mará:
-¡Con razón estaba tan pesada! Pero, ¿y tu ropa? ¿Y la mía? ¿Y la de Elvelos?
Yoni:
-Pues la saqué, si no, no cabían mis cosas… Mará… qué vas a… ¡aaáaáaáaáyyyyyy!
* Lo toma de los cabellos mientras le atiza sendos pellizcos…*
Mará:
-¡Pero qué rayos te sucede! ¿Qué vamos a hacer ahora sin ropa? ¡Y seguramente también sacaste mis cosméticos, mi cepillo, la plancha y todo lo demás! ¿Verdad?
Yoni:
-Pus… y si te digo que sí, ¿qué me haces?
Mará:
-Esta noche hay funeral.
Yoni:
-Entonces, fíjate que se salieron solas. ¡Pero espera! No hay problema… mira, tú traes ropa puesta, y Elvelos trae su uniforme para la escuela, ¿qué más podemos pedir? Plancha podemos pedir prestada y el cepillo se puede comprar en una tienda…
Mará:
-Claro, ¿verdad? ¡Y usar esta ropa todos los días! ¿Eso es lo que dices? Además tú vienes en pijama.
Elvelos desde adentro del baño:
-Este… jejeje, tu pijamita morada…
Mará:
-Ash Elvelos, otra vez con eso. Es azul, pero ya es por demás que te lo diga.
Yoni:
-Bueno, pero yo no voy a salir de la casa, así que no habrá problema.
Mará:
-Es increíble… bueno, ya mañana veremos como solucionamos esto. Por lo pronto… --puf! — Ay no, ¡lo que nos faltaba!
Elvelos:
-Este... ¿pueden prender la luz por favor?
Mará:
-Se fue la luz… y este mugroso departamento está más oscuro que una boca de lobo.
Yoni:
-¿Cómo es una boca de lobo?
Mará:
-Cállate y mejor vamos a pedirle unas velas a Ifigenio.
* Salen ambos*
Elvelos:
-Este… ¿me van a dejar solo…? Oigan, aquí está muy oscuro… híjole, ya se fueron. Mejor salgo del baño, por si pasa algo no esté en esta posición tan desventajosa. Este… sí que está oscuro este lugar, y da miedo estando solo.
* En ese momento, empiezan a escucharse voces apagadas, como conversaciones, pero en un tono muy bajo. Al mismo tiempo, suenan lo que parecen ser gritos lejanos y gemidos intermitentes.*
Elvelos:
-¡Ay Dios! Esto no es divertido, niños… dejen de estar jugando.
* Pero los sonidos no cesan, y Elvelos comienza a ponerse nervioso, así que toma una sábana de una de las camas y se envuelve en ella, acurrucándose en un rincón del departamento: *
* * *
Mientras tanto, los dos muchachos llegan a donde Ifigenio para pedirle algunas velas.
Ifigenio:
-¿Se les ofrece algo, pequeños saltamontes?
Mará:
-¿Pero qué rayos le sucede a este payaso?
Yoni:
-Tranquila, deja que yo hable. Mire señor Iginefio…
Ifigenio:
-… ¡Mi nombre es I-fi-ge-nio!
Yoni:
-… sí, por eso. Es que se fue la luz en nuestro departamento, y veníamos a preguntarle si de casualidad no tendrá unas velitas que nos facilite. Yo no las requiero, pero ya ve que estos niños son bien escandalosos.
Ifigenio:
-Sí, por supuesto.
Mará:
-¿Está diciendo que sí somos escandalosos y exagerados? ¡So grosero!
Ifigenio:
-No, por Dios, no. Yo decía que sí tengo unas velas que puedo facilitarles. Mas sin en cambio, no voy a regalárselas, desde luego; tendrán qué pagarme por estos instrumentos de iluminación cerosa (es decir, que funcionan a base de cera, por si ustedes no entienden ese lenguaje). ¿Por qué? Pues porque todo cuesta en esta vida, y hay que pagar por los servicios. ¿Para qué? Precisamente para poder obtener estos servicios. ¿Y a quién hay que pagarle? Pues al que dé el servicio. ¿Y quién da el servicio? Pues en este caso soy yo.
Mará:
-Ash, esta gente… ¡tome! Me supongo que no nos cobrará más de eso por tres velas…
Ifigenio:
-No, está perfecto. Aquí las tiene --Yoni estira la mano para recibirlas --, Hey, ¡cuidado! ¡Deje mi nariz… caramba, mi ojo…! Chamaco pedante…
Mará:
-Mira mira Yoni, baja tus manitas, y deja que yo las agarre, ¿sí? Usted disculpe, es que no ve el pobre infeliz éste.
Yoni:
-Órale, infeliz el abuelo del señor Inigefio.
Ifigenio:
-¡Caramba! Con este muchacho insolentoso…
Mará:
-No haga caso. Gracias, y buenas noches. Ah, por cierto: ¿Cuándo cree que regrese la luz?
Ifigenio:
-Bueno, ya reporté el problema, pero me dijeron que la luz regresaría hasta mañana.
Mará:
-¿Hasta mañana?
Yoni:
-Ay Mará, pareces el eco. Claro que hasta mañana, ¿qué estás sorda?
Mará:
-¡Sí estoy gorda! ¿Pero y eso qué?
Yoni:
-Dije sorda, sooor-daaa. Y claro que la luz vuelve mañana, cuando salga el sol.
Mará:
-¡Me refiero a la luz eléctrica! Pero en fin, pasaremos la noche así, si no hay más remedio. Buenas noches.
Yoni:
-Hasta mañana, señor…
Ifigenio:
-… Sí sí, hasta mañana, ya no diga mi nombre por favor.
*Ambos suben a su departamento.*
*Al llegar, Mará trae encendida una de las velas que les diera el administrador sobre un pequeño plato de plástico, y debido a la luz de ésta, alcanza a ver a Elvelos acurrucado y temblando en un rincón del cuarto, completamente envuelto por la sábana.*
Mará:
-¿Pero qué te pasa Elvelos?
Elvelos:
-¡Ay…! Híjole, me asustaste.
Mará:
-Hombre ¿pero qué tienes?
Elvelos:
-Este… pus es que has de cuenta que allá afuera se oyen ruidos… como voces, y gritos… ¡creo que son fantasmas o algo así!
Mará:
-No seas sonzo, ya sabes que los fantasmas no existen. Además, claro que no se oye nada… --“¡aaáaaáaáaaáayyyyyyyy!”--.
Yoni:
-¡Carambolas!
Elvelos:
-¡Híjole!
Mará:
-A caray… ¿qué fue eso?
Elvelos, temblando de pies a cabeza:
-Has de cuenta que desde que se fueron ustedes se escucha eso, y se oye abrir y cerrar de puertas, y también de repente se oyen gritos pidiendo ayuda.
Yoni:
-¿Y si sí son fantasmas? ¿Demonios? ¿Vampiros? ¿Muer…?
Mará:
-¡Ya basta…!
Elvelos:
-¡Ay! Híjole, no grites, que me asustas.
Mará:
-Todos tranquilos ¿OK? Esos gritos no son ninguna de esas cosas, así que cálmense. Tal vez sean vecinos o niños jugando, o cualquier otra cosa.
Yoni:
-Fíjate que los gritos no suenan a niños, y además acuérdate que el señor Iginefio dijo que no había vecinos. Los únicos que hay son unos señores y pues los gritos suenan como de mujeres.
Mará:
-Pues sí, pero debe haber alguna explicación. Voy a preguntarle a…
Yoni y Elvelos:
-¡No! ¡no salgas…! ¡No me copies…!
Mará:
-Ash, ya basta.
Yoni:
-¿Y si es el Chotacabras?
Mará:
-Jajaja, ¿Qué es eso?
Yoni:
-No te rías, que es muy en serio. Leí algo sobre eso, e incluso la Biblia lo menciona. En otras traducciones lo llaman Lilith; y aparece en el libro de Isaías. Es algo así como un demonio… Cachoflas es el que sabe bien de esto.
Mará:
-Ya basta. Aquí lo único que ocurre es que hace mucho calor.
Yoni:
-Sí, lo sé. Analicé el asunto y llegué a la conclusión de que no podemos prender el ventilador, por la obvia razón de que: el aire apagaría las velas.
Mará:
-¡Ay Yoni! Pero qué inteligente eres.
Yoni:
-¿Verdad que sí?
Elvelos:
-Este… eres un sonzo. ¿Cómo pensabas prender el ventilador sin que haya electricidad?
Yoni:
-Ah… fíjate que no había pensado en eso. Entonces, de todas formas tenemos que aguantarnos el calor, porque al no haber luz… --¡aaáaaáayuúuuúuudaaáaaáaa! --¡Ay! Otra vez el Chotacabras.
Mará:
-¡Que no es el Chotacabras, Chupacabras o lo que sea! Y deja de ponernos más nerviosos.
Yoni:
-Tengo una idea: vamos a hablarle a Cachoflas para que nos diga bien eso que leí, él sí sabe.
* Toma su celular y marca el número del mencionado Cachoflas*
Yoni:
-¿Bueno? Mi hermanazo del alma. ¿Cómo le va…? ¡Qué bueno! ¿Y su mujercita, está bien también…? Perfecto. ¿Cómo van esos proyectos sobre escribir su libro…?
Mará:
-¿Te vas a poner a platicar, o le vas a preguntar lo que querías saber?
Yoni:
-Ah, lo siento: ¡Oiga! Fíjese que tenemos una duda. Fíjese que… --relata brevemente lo sucedido en aquellos momentos —entonces queremos saber sobre eso del Chotacabras, y qué tan probable es que sea eso lo que estamos oyendo.
Mará:
-¿Qué dice?
Yoni:
-Dice que eso es solo una vieja leyendo ebria.
Mará:
-¿Qué? ¿El Chotacabras es una mujer borracha…?
Yoni:
-...que lanzaba maldiciones contra todo el que pasaba por la tierra. ¿La tierra qué, mi amigo?
Mará:
-Mira, presta para acá ese celular, lo pondré en altavoz.
Cachoflas:
-¿Bueno? ¿Me oyen?
Mará:
-Sí, ahora escuchamos todos. ¿Qué rayos estás diciendo?
Cachoflas:
-Este sonzo que no entiende lo que le digo. ¡Dije que es una-vieja-leyenda-hebrea!
Yoni:
-Bueno, ¿y qué tal que era una vieja ebria leyendo la vieja leyenda hebrea?
Mará:
-¡Cállate! Continúa, Cachoflas. ¿Qué decías?
Cachoflas:
-Esa leyenda se derivó erróneamente por algunos rabinos a partir de una profecía de Isaías. Ésta fue una maldición para la tierra de los judíos, lanzada contra ellos por pasar más allá de la Ley de su Dios. Pero solo habla de animales salvajes que habitan en lugares inhóspitos. Entre ellos, cabras y aves carroñeras, entre las que está el chotacabras, del hebreo original "Lilith". No se trata de ningún demonio ni fantasmas que perduren hasta ahora.
Elvelos:
-Oooooh.
Yoni:
-Aaaaah. Ya veo.
Elvelos:
-¿Ya ves? ¡Es un milagro!
Yoni:
-¡Quiero decir que ya entiendo, ya capté!
Elvelos:
-Ah, ya se me hacía raro.
Cachoflas:
-De cualquier modo, creo que esos gritos y gemidos que escuchan, aunados a los alaridos pidiendo auxilio no son nada normales. Sobre todo si consideramos que casualmente se dan cuando la luz del edificio ha sido cortada.
Mará:
-¿Cortada? ¿Crees que fue intencional?
Cachoflas:
-No lo sé. Pero de cualquier forma voy para allá, este es un caso ideal para dar uso a mis habilidades detectivescas, refinadas tras años de leer las aventuras de mis héroes predilectos.
******
¿Qué será lo que sucede en este lúgubre edificio? ¿Serán verdaderamente cosas sobrenaturales? ¿Podrán Cachoflas y sus amigos Buenavista resolver el misterio?
-Otra vez camino sin dirección,
acompañado por la inmensidad de una noche fría y gris.
Y la luna que llena el crepúsculo,
me baña en matices de nostalgia, al reflejar tu rostro.
Me siento tan triste y tan infeliz… ¡tan lleno de ansiedad!
No sé qué nos separó y com…
Elvelos:
-Yoóo-niíií… --toc, toc, toc-- yaáaa sal del baaáañoooo.
Mará:
-Ándale Yoni, ¿no ves que ya se anda se anda?
Yoni:
-Yo no veo nada. Además, qué afán de interrumpirle a uno hasta en el trono, en plena fabricación y tiradero de…
Elvelos:
-Este… prefiero no saberlo. Pero rápido, que ya me ando meando.
Yoni:
-Fíjate que ya terminé, solo que me inspiré y me agarré cantando. Pero ahí está, pues.
* Sale del baño visiblemente más delgado de como entró, fenómeno físico difícil de explicar.*
Mará:
-Qué bien, ahora ayúdame a desempacar y a acomodar nuestra ropa y demás pertenencias en este mugroso cuartucho… que ni departamento es.
Yoni:
-No seas quejumbrosa, está bien. Claro, solo tenemos dos camas individuales, y la cocina la tenemos en la recámara, además de no contar con sala ni comedor, pero lo importante es tener dónde vivir. Además, ¡mira! –se acerca a una ventana —tenemos una hermosa vista del oriente.
Mará:
-Ash Yoni, esa ventana da al pasillo del edificio.
Yoni:
-¿Ah, sí? Claro, claro, es que me norteé un poco, pero es la otra ventana, ¡mira! Podremos ver el amanecer.
Mará:
-Claro, lástima que esa ventana esté orientada al poniente…
Yoni:
-¿Lo ves? Podremos ver la puesta de…
Mará:
-¡Tampoco! El edificio de enfrente tapa la vista… ¡así que ya deja de decir tonterías y ayúdame a desempacar!
Yoni:
-¿Pero qué quieres desempacar? Tú no te preocupes, que desempaco mañana e instalo todo.
Mará:
-¿De verdad? ¿Pero como vas a saber cómo acomodar la ropa, y por colores?
Yoni:
-¿Ropa? Nooo mujer, si ahí no hay ropa. Solo está mi súper estereo Sony con sus bocinotas y sus boofers, y claro, la computadora de escritorio, que no podía faltar. Bueno, y en la bolsita de enfrente traigo mi iPod, aunque eso es más pequeño, no es necesario instalar…
Mará:
-¡Con razón estaba tan pesada! Pero, ¿y tu ropa? ¿Y la mía? ¿Y la de Elvelos?
Yoni:
-Pues la saqué, si no, no cabían mis cosas… Mará… qué vas a… ¡aaáaáaáaáyyyyyy!
* Lo toma de los cabellos mientras le atiza sendos pellizcos…*
Mará:
-¡Pero qué rayos te sucede! ¿Qué vamos a hacer ahora sin ropa? ¡Y seguramente también sacaste mis cosméticos, mi cepillo, la plancha y todo lo demás! ¿Verdad?
Yoni:
-Pus… y si te digo que sí, ¿qué me haces?
Mará:
-Esta noche hay funeral.
Yoni:
-Entonces, fíjate que se salieron solas. ¡Pero espera! No hay problema… mira, tú traes ropa puesta, y Elvelos trae su uniforme para la escuela, ¿qué más podemos pedir? Plancha podemos pedir prestada y el cepillo se puede comprar en una tienda…
Mará:
-Claro, ¿verdad? ¡Y usar esta ropa todos los días! ¿Eso es lo que dices? Además tú vienes en pijama.
Elvelos desde adentro del baño:
-Este… jejeje, tu pijamita morada…
Mará:
-Ash Elvelos, otra vez con eso. Es azul, pero ya es por demás que te lo diga.
Yoni:
-Bueno, pero yo no voy a salir de la casa, así que no habrá problema.
Mará:
-Es increíble… bueno, ya mañana veremos como solucionamos esto. Por lo pronto… --puf! — Ay no, ¡lo que nos faltaba!
Elvelos:
-Este... ¿pueden prender la luz por favor?
Mará:
-Se fue la luz… y este mugroso departamento está más oscuro que una boca de lobo.
Yoni:
-¿Cómo es una boca de lobo?
Mará:
-Cállate y mejor vamos a pedirle unas velas a Ifigenio.
* Salen ambos*
Elvelos:
-Este… ¿me van a dejar solo…? Oigan, aquí está muy oscuro… híjole, ya se fueron. Mejor salgo del baño, por si pasa algo no esté en esta posición tan desventajosa. Este… sí que está oscuro este lugar, y da miedo estando solo.
* En ese momento, empiezan a escucharse voces apagadas, como conversaciones, pero en un tono muy bajo. Al mismo tiempo, suenan lo que parecen ser gritos lejanos y gemidos intermitentes.*
Elvelos:
-¡Ay Dios! Esto no es divertido, niños… dejen de estar jugando.
* Pero los sonidos no cesan, y Elvelos comienza a ponerse nervioso, así que toma una sábana de una de las camas y se envuelve en ella, acurrucándose en un rincón del departamento: *
* * *
Mientras tanto, los dos muchachos llegan a donde Ifigenio para pedirle algunas velas.
Ifigenio:
-¿Se les ofrece algo, pequeños saltamontes?
Mará:
-¿Pero qué rayos le sucede a este payaso?
Yoni:
-Tranquila, deja que yo hable. Mire señor Iginefio…
Ifigenio:
-… ¡Mi nombre es I-fi-ge-nio!
Yoni:
-… sí, por eso. Es que se fue la luz en nuestro departamento, y veníamos a preguntarle si de casualidad no tendrá unas velitas que nos facilite. Yo no las requiero, pero ya ve que estos niños son bien escandalosos.
Ifigenio:
-Sí, por supuesto.
Mará:
-¿Está diciendo que sí somos escandalosos y exagerados? ¡So grosero!
Ifigenio:
-No, por Dios, no. Yo decía que sí tengo unas velas que puedo facilitarles. Mas sin en cambio, no voy a regalárselas, desde luego; tendrán qué pagarme por estos instrumentos de iluminación cerosa (es decir, que funcionan a base de cera, por si ustedes no entienden ese lenguaje). ¿Por qué? Pues porque todo cuesta en esta vida, y hay que pagar por los servicios. ¿Para qué? Precisamente para poder obtener estos servicios. ¿Y a quién hay que pagarle? Pues al que dé el servicio. ¿Y quién da el servicio? Pues en este caso soy yo.
Mará:
-Ash, esta gente… ¡tome! Me supongo que no nos cobrará más de eso por tres velas…
Ifigenio:
-No, está perfecto. Aquí las tiene --Yoni estira la mano para recibirlas --, Hey, ¡cuidado! ¡Deje mi nariz… caramba, mi ojo…! Chamaco pedante…
Mará:
-Mira mira Yoni, baja tus manitas, y deja que yo las agarre, ¿sí? Usted disculpe, es que no ve el pobre infeliz éste.
Yoni:
-Órale, infeliz el abuelo del señor Inigefio.
Ifigenio:
-¡Caramba! Con este muchacho insolentoso…
Mará:
-No haga caso. Gracias, y buenas noches. Ah, por cierto: ¿Cuándo cree que regrese la luz?
Ifigenio:
-Bueno, ya reporté el problema, pero me dijeron que la luz regresaría hasta mañana.
Mará:
-¿Hasta mañana?
Yoni:
-Ay Mará, pareces el eco. Claro que hasta mañana, ¿qué estás sorda?
Mará:
-¡Sí estoy gorda! ¿Pero y eso qué?
Yoni:
-Dije sorda, sooor-daaa. Y claro que la luz vuelve mañana, cuando salga el sol.
Mará:
-¡Me refiero a la luz eléctrica! Pero en fin, pasaremos la noche así, si no hay más remedio. Buenas noches.
Yoni:
-Hasta mañana, señor…
Ifigenio:
-… Sí sí, hasta mañana, ya no diga mi nombre por favor.
*Ambos suben a su departamento.*
*Al llegar, Mará trae encendida una de las velas que les diera el administrador sobre un pequeño plato de plástico, y debido a la luz de ésta, alcanza a ver a Elvelos acurrucado y temblando en un rincón del cuarto, completamente envuelto por la sábana.*
Mará:
-¿Pero qué te pasa Elvelos?
Elvelos:
-¡Ay…! Híjole, me asustaste.
Mará:
-Hombre ¿pero qué tienes?
Elvelos:
-Este… pus es que has de cuenta que allá afuera se oyen ruidos… como voces, y gritos… ¡creo que son fantasmas o algo así!
Mará:
-No seas sonzo, ya sabes que los fantasmas no existen. Además, claro que no se oye nada… --“¡aaáaaáaáaaáayyyyyyyy!”--.
Yoni:
-¡Carambolas!
Elvelos:
-¡Híjole!
Mará:
-A caray… ¿qué fue eso?
Elvelos, temblando de pies a cabeza:
-Has de cuenta que desde que se fueron ustedes se escucha eso, y se oye abrir y cerrar de puertas, y también de repente se oyen gritos pidiendo ayuda.
Yoni:
-¿Y si sí son fantasmas? ¿Demonios? ¿Vampiros? ¿Muer…?
Mará:
-¡Ya basta…!
Elvelos:
-¡Ay! Híjole, no grites, que me asustas.
Mará:
-Todos tranquilos ¿OK? Esos gritos no son ninguna de esas cosas, así que cálmense. Tal vez sean vecinos o niños jugando, o cualquier otra cosa.
Yoni:
-Fíjate que los gritos no suenan a niños, y además acuérdate que el señor Iginefio dijo que no había vecinos. Los únicos que hay son unos señores y pues los gritos suenan como de mujeres.
Mará:
-Pues sí, pero debe haber alguna explicación. Voy a preguntarle a…
Yoni y Elvelos:
-¡No! ¡no salgas…! ¡No me copies…!
Mará:
-Ash, ya basta.
Yoni:
-¿Y si es el Chotacabras?
Mará:
-Jajaja, ¿Qué es eso?
Yoni:
-No te rías, que es muy en serio. Leí algo sobre eso, e incluso la Biblia lo menciona. En otras traducciones lo llaman Lilith; y aparece en el libro de Isaías. Es algo así como un demonio… Cachoflas es el que sabe bien de esto.
Mará:
-Ya basta. Aquí lo único que ocurre es que hace mucho calor.
Yoni:
-Sí, lo sé. Analicé el asunto y llegué a la conclusión de que no podemos prender el ventilador, por la obvia razón de que: el aire apagaría las velas.
Mará:
-¡Ay Yoni! Pero qué inteligente eres.
Yoni:
-¿Verdad que sí?
Elvelos:
-Este… eres un sonzo. ¿Cómo pensabas prender el ventilador sin que haya electricidad?
Yoni:
-Ah… fíjate que no había pensado en eso. Entonces, de todas formas tenemos que aguantarnos el calor, porque al no haber luz… --¡aaáaaáayuúuuúuudaaáaaáaa! --¡Ay! Otra vez el Chotacabras.
Mará:
-¡Que no es el Chotacabras, Chupacabras o lo que sea! Y deja de ponernos más nerviosos.
Yoni:
-Tengo una idea: vamos a hablarle a Cachoflas para que nos diga bien eso que leí, él sí sabe.
* Toma su celular y marca el número del mencionado Cachoflas*
Yoni:
-¿Bueno? Mi hermanazo del alma. ¿Cómo le va…? ¡Qué bueno! ¿Y su mujercita, está bien también…? Perfecto. ¿Cómo van esos proyectos sobre escribir su libro…?
Mará:
-¿Te vas a poner a platicar, o le vas a preguntar lo que querías saber?
Yoni:
-Ah, lo siento: ¡Oiga! Fíjese que tenemos una duda. Fíjese que… --relata brevemente lo sucedido en aquellos momentos —entonces queremos saber sobre eso del Chotacabras, y qué tan probable es que sea eso lo que estamos oyendo.
Mará:
-¿Qué dice?
Yoni:
-Dice que eso es solo una vieja leyendo ebria.
Mará:
-¿Qué? ¿El Chotacabras es una mujer borracha…?
Yoni:
-...que lanzaba maldiciones contra todo el que pasaba por la tierra. ¿La tierra qué, mi amigo?
Mará:
-Mira, presta para acá ese celular, lo pondré en altavoz.
Cachoflas:
-¿Bueno? ¿Me oyen?
Mará:
-Sí, ahora escuchamos todos. ¿Qué rayos estás diciendo?
Cachoflas:
-Este sonzo que no entiende lo que le digo. ¡Dije que es una-vieja-leyenda-hebrea!
Yoni:
-Bueno, ¿y qué tal que era una vieja ebria leyendo la vieja leyenda hebrea?
Mará:
-¡Cállate! Continúa, Cachoflas. ¿Qué decías?
Cachoflas:
-Esa leyenda se derivó erróneamente por algunos rabinos a partir de una profecía de Isaías. Ésta fue una maldición para la tierra de los judíos, lanzada contra ellos por pasar más allá de la Ley de su Dios. Pero solo habla de animales salvajes que habitan en lugares inhóspitos. Entre ellos, cabras y aves carroñeras, entre las que está el chotacabras, del hebreo original "Lilith". No se trata de ningún demonio ni fantasmas que perduren hasta ahora.
Elvelos:
-Oooooh.
Yoni:
-Aaaaah. Ya veo.
Elvelos:
-¿Ya ves? ¡Es un milagro!
Yoni:
-¡Quiero decir que ya entiendo, ya capté!
Elvelos:
-Ah, ya se me hacía raro.
Cachoflas:
-De cualquier modo, creo que esos gritos y gemidos que escuchan, aunados a los alaridos pidiendo auxilio no son nada normales. Sobre todo si consideramos que casualmente se dan cuando la luz del edificio ha sido cortada.
Mará:
-¿Cortada? ¿Crees que fue intencional?
Cachoflas:
-No lo sé. Pero de cualquier forma voy para allá, este es un caso ideal para dar uso a mis habilidades detectivescas, refinadas tras años de leer las aventuras de mis héroes predilectos.
******
¿Qué será lo que sucede en este lúgubre edificio? ¿Serán verdaderamente cosas sobrenaturales? ¿Podrán Cachoflas y sus amigos Buenavista resolver el misterio?
Categoría:
Las aventuras de los hermanos Buenavista
domingo, 3 de octubre de 2010
Un inculto siempre es "diferiente" a otro
"Diferiencia":
Dícese de un rasgo que hace a un objeto, persona, situación, etc, "diferiente" a otro/a
Ejemplos:
Juan Gabriel.
Dícese de un rasgo que hace a un objeto, persona, situación, etc, "diferiente" a otro/a
Ejemplos:
La difer[i]encia, entre tu y yo, tal vez sería corazón
que yo en tu lugar... que yo en tu lugar...
si te amaría.
Juan Gabriel.
Categoría:
La real epidemia de la lengua mexicana
lunes, 27 de septiembre de 2010
La razón habla por mí. Parte II
Me había ausentado por algunas horas de mi hogar, pero ahora venía por fin de regreso. Algo me decía que no debía estar demasiado tiempo fuera de él, ya que pudiera necesitárseme para una u otra cosa.
Al fin llegué, pero encontré la puerta de la entrada semicerrada. Entonces, me asaltó un escalofrío que me recorrió entero. No fue un presentimiento, más bien algo como una deducción. El lugar era lúgubre e inquietante. Reinaba un absoluto silencio en todas las habitaciones, o al menos, no me llegaba ningún sonido claro.
Entonces lo vi: al entrar en la habitación principal me apareció el cuadro más espantoso imaginable. En el suelo, atado de pies y manos se encontraba él, salpicado de sangre en el rostro, con pequeñas gotas secas que le daban una imagen aún más aterradora. Pero no estaba desmayado ni dormido, sino que se encontraba bañado en un mar de lágrimas y ahogado por un nudo de sollozos.
-¿Pero qué rayos te sucedió? –Le pregunté inclinándome sobre él-- ¿Quién te ha hecho esto?
Él no podía responderme. El llanto se lo impedía por completo, este que de hecho se había intensificado nada más verme entrar a la alcoba. Yo traté de tranquilizarlo poco a poco, mientras lo desataba con mucho cuidado tratando de no lastimarlo más, pues las cuerdas se le habían undido en su piel, rasgándola incluso en algunas partes. Lo levanté y lo coloqué suavemente en la cama, mientras él se iba sosegando, hasta el grado de poder hablarme.
-Lo siento… perdóname por favor…
-¿Perdonarte yo? ¿De qué he de perdonarte? Mira cómo estás corazón. ¿Dime quién te hizo semejante atrocidad!
-Fue mi culpa… yo me dejé engañar y la dejé entrar a la casa. Es que se veía tan linda, tan bonita que… no pude negarle entrar cuando me lo pidió. Su voz era dulce y decía que venía a hacerme compañía. El perfume que emanaba de ella era embriagador, y al final me convenció.
-¿Pero por qué te hizo esto? ¿Qué fue lo que pasó?
-No lo sé en realidad… cuando entró me trató bien por un rato, pero luego pareció enloquecer, y comenzó a gritarme y luego a burlarse de mí. Entonces e quedó callada y parecía que estaba tramando algo. Yo más bien creía que estaba recapacitando, y más lo creí porque cuando volvió a hablar otra vez lo hacía tranquilamente y de manera persuasiva. Me dijo que cerrara los ojos y que me pusiera de espaldas a ella. Entonces fue cuando me ató de pies y manos, y me dejó recargado en la pared. Yo pensé que estaba jugando, pero cuando abrí los ojos vi que tomaba un plumón y comenzaba a pintarme la cara… ¡como a un payaso! Luego se empezó a burlar de mí con descaro, y me decía que era un tonto, que era muy fácil engañarme. Entonces me tiró al suelo y me dijo que ahí me quedaría hasta que tú volvieras, si es que no tardabas demasiado y… volvió a carcajearse en mi cara. Por fin, tomó sus cosas y se disponía a salir, pero antes, me dio dos cachetadas… y todavía, me dio un beso en la megilla, para que su esencia se quedara impregnada en mí, para seguir haciéndome sufrir aun cuando no estuviera aquí… ¡todavía puedo olerla…!
“Qué clase de persona hace estas cosas, qué cobarde, qué infamia…” Mientras pensaba en esto, al girarme a mi derecha alcancé a ver un montón de sueños en un rincón, y al acercarme un poco más, vi que estaban hechos pedazos.
-¿Y esto? ¿Ella lo hizo mientras estabas amarrado?
Otra vez rompió en llanto, impidiéndole contestarme en un buen rato. Cuando volvió a dominarlo un poco, me dijo:
-No… no fue ella…
-¿Entonces?
-Ella me… me obligó a que yo lo hiciera, antes de atarme las manos, aunque ya me había atado los pies para que no huyera.
-¿Pero cómo te obligó? ¡Podías haberte negado!
-Sí… pero ella empuñaba el látigo de su desprecio. Más me valía hacerle caso. Además, me puso de rodillas ante ella mientras lo hacía, para...
-...para ¿humillarte?
-...¡sí...!
-¡Pero por qué lo permitiste! Está visto que no puedo dejarte solo un momento… sabía que no debía salir y dejarte aquí. ¡Pero esto no es justo! Definitivamente no había razón para que ella actuara así contigo. Pero te prometo corazón, que no volveré a dejarte solo por ninguna circunstancia. Te mantendré conmigo, y estarás a salvo. Si es necesario te haré dormir un largo letargo, no importa que se forme hielo en tu interior. Porque con ese hielo y con mi coraje, vengaré el daño que te han hecho… juro que lo haré…
Entonces no pude más… y abrazándolo, rompimos a llorar amargamente.
Al fin llegué, pero encontré la puerta de la entrada semicerrada. Entonces, me asaltó un escalofrío que me recorrió entero. No fue un presentimiento, más bien algo como una deducción. El lugar era lúgubre e inquietante. Reinaba un absoluto silencio en todas las habitaciones, o al menos, no me llegaba ningún sonido claro.
Entonces lo vi: al entrar en la habitación principal me apareció el cuadro más espantoso imaginable. En el suelo, atado de pies y manos se encontraba él, salpicado de sangre en el rostro, con pequeñas gotas secas que le daban una imagen aún más aterradora. Pero no estaba desmayado ni dormido, sino que se encontraba bañado en un mar de lágrimas y ahogado por un nudo de sollozos.
-¿Pero qué rayos te sucedió? –Le pregunté inclinándome sobre él-- ¿Quién te ha hecho esto?
Él no podía responderme. El llanto se lo impedía por completo, este que de hecho se había intensificado nada más verme entrar a la alcoba. Yo traté de tranquilizarlo poco a poco, mientras lo desataba con mucho cuidado tratando de no lastimarlo más, pues las cuerdas se le habían undido en su piel, rasgándola incluso en algunas partes. Lo levanté y lo coloqué suavemente en la cama, mientras él se iba sosegando, hasta el grado de poder hablarme.
-Lo siento… perdóname por favor…
-¿Perdonarte yo? ¿De qué he de perdonarte? Mira cómo estás corazón. ¿Dime quién te hizo semejante atrocidad!
-Fue mi culpa… yo me dejé engañar y la dejé entrar a la casa. Es que se veía tan linda, tan bonita que… no pude negarle entrar cuando me lo pidió. Su voz era dulce y decía que venía a hacerme compañía. El perfume que emanaba de ella era embriagador, y al final me convenció.
-¿Pero por qué te hizo esto? ¿Qué fue lo que pasó?
-No lo sé en realidad… cuando entró me trató bien por un rato, pero luego pareció enloquecer, y comenzó a gritarme y luego a burlarse de mí. Entonces e quedó callada y parecía que estaba tramando algo. Yo más bien creía que estaba recapacitando, y más lo creí porque cuando volvió a hablar otra vez lo hacía tranquilamente y de manera persuasiva. Me dijo que cerrara los ojos y que me pusiera de espaldas a ella. Entonces fue cuando me ató de pies y manos, y me dejó recargado en la pared. Yo pensé que estaba jugando, pero cuando abrí los ojos vi que tomaba un plumón y comenzaba a pintarme la cara… ¡como a un payaso! Luego se empezó a burlar de mí con descaro, y me decía que era un tonto, que era muy fácil engañarme. Entonces me tiró al suelo y me dijo que ahí me quedaría hasta que tú volvieras, si es que no tardabas demasiado y… volvió a carcajearse en mi cara. Por fin, tomó sus cosas y se disponía a salir, pero antes, me dio dos cachetadas… y todavía, me dio un beso en la megilla, para que su esencia se quedara impregnada en mí, para seguir haciéndome sufrir aun cuando no estuviera aquí… ¡todavía puedo olerla…!
“Qué clase de persona hace estas cosas, qué cobarde, qué infamia…” Mientras pensaba en esto, al girarme a mi derecha alcancé a ver un montón de sueños en un rincón, y al acercarme un poco más, vi que estaban hechos pedazos.
-¿Y esto? ¿Ella lo hizo mientras estabas amarrado?
Otra vez rompió en llanto, impidiéndole contestarme en un buen rato. Cuando volvió a dominarlo un poco, me dijo:
-No… no fue ella…
-¿Entonces?
-Ella me… me obligó a que yo lo hiciera, antes de atarme las manos, aunque ya me había atado los pies para que no huyera.
-¿Pero cómo te obligó? ¡Podías haberte negado!
-Sí… pero ella empuñaba el látigo de su desprecio. Más me valía hacerle caso. Además, me puso de rodillas ante ella mientras lo hacía, para...
-...para ¿humillarte?
-...¡sí...!
-¡Pero por qué lo permitiste! Está visto que no puedo dejarte solo un momento… sabía que no debía salir y dejarte aquí. ¡Pero esto no es justo! Definitivamente no había razón para que ella actuara así contigo. Pero te prometo corazón, que no volveré a dejarte solo por ninguna circunstancia. Te mantendré conmigo, y estarás a salvo. Si es necesario te haré dormir un largo letargo, no importa que se forme hielo en tu interior. Porque con ese hielo y con mi coraje, vengaré el daño que te han hecho… juro que lo haré…
Entonces no pude más… y abrazándolo, rompimos a llorar amargamente.
Categoría:
Las peores desdichas,
Personal,
sentimentalismos
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Las aventuras de los hermanos Buenavista. Capítulo 3: El cultoso, el galán y el desmayado.
El señor Ifigenio está visiblemente preocupado por el estado de Cachoflas, o más bien, por el continuo gotear de sangre sobre su suelo recién trapeado.
Ifigenio hablando para sí:
-¿Cómo se detiene una hemorragia? Bueno, he visto que les ponen algo muy apretado para que la sangre fluya menos; por lo tanto en este caso, puesto que la herida está en la cabeza, le amarraré una soga al cuello para que deje de sangrar. Pero como la cabeza de este hombre es algo grande, tengo que ponerle una cuerda bien apretada…
*Así pues se disponía a ponerle la susodicha soga, mientras Cachoflas yacía indefenso ante los procedimientos de tan “cultoso” hombre, que hasta de medicina parecía conocer.*
Ifigenio continuaba con su monólogo:
-Pero ahora que lo tengo amarrado y controlando la hemorragia, puedo notar que respira con dificulticia… ¿hará falta que le aplique la respiración boca a boca?
*Ya fuera porque Cachoflas escuchó el comentario de Ifigenio en su subconsciente, o porque la soga comenzaba a tener sus efectos en su cuerpo, pero empezó a convulsionarse.*
Ifigenio:
-Qué tal compañero, yo preocupado por su salud y por mi piso, y usted que me juega bromitas moviéndose de tan chistante manera. Si no está enfermoso, ¡levántese pues y deje de manchar mi piso!
*En ese instante entran los hermanos Buenavista, y dos de ellos se dan cuenta inmediatamente de lo que ocurre.*
Mará:
-¡Cachoflas!
Ifigenio:
-¡Usté lo será!
Yoni:
-Mará, ¿qué pasa? ¡Dime que me estreso!
Mará:
-¡Elvelos, Pronto, llama a una ambulancia!
Elvelos:
-Este… pues dame tu celular, pero pronto, que ya se está poniendo azul.
Mará:
-¡Morado, Elvelos, está morado...!
*Mará le lanza el celular y Elvelos, debido a su lentitud, no alcanza a atraparlo.*
Elvelos:
Híjole, a ver si no se descompuso. –Lo recoge del suelo y marca el número de emergencias-- ¿Bueno, sí? ¿Quién habla? –Una pausa-- ¿Que quién soy? Este… pos me llamo Elvelos. –Otra pausa. —No, no es broma… Pos es que… haga de cuenta que… sí, hay un herido. No, pos es que haga de cuenta que un muchacho se cayó, y pues se pegó en la cabeza, y como es muy grande pues sangra mucho… no, la cabeza es la grande.
Ifigenio:
-¡Pronto, pronto! ¿Que está manchando mi piso de sangre!
Mará:
-¿Eso es lo que le preocupa, por Dios? ¿No ve que Cachoflas se cayó al suelo y está muy grave? Incluso puede estarse muriendo en este momento, y usted pensando en su piso.
Yoni:
-Y tú peleándote con él…
Mará:
-¡Silencio!
Elvelos:
-¿La dirección? Pss no me la sé. –Voltea con Ifigenio y le dice —Dice la señora que quiere la dirección… ¿Que no es señora? Ah… dice que la señorita quiere la dirección. No, dice la señorita que quiere la dirección.
*Ifigenio le extiende la mano con un papelito que le entrega.*
Elvelos:
-A ver señorita, deje se la digo. Este… ¿la quiere con todo y número? –empieza a alejarse para escuchar mejor. —Es que no le entiendo a la letra…
*Se pierde en la distancia.-*
Yoni:
-¿Pero qué es lo que pasa?
Mará:
-¡Pues que Cachoflas se golpeó en la cabeza y está sangrando!
Yoni:
-¿Se va a morir?
Mará:
-¡Claro que no! Y no es mucho, solo que atrás hay una cortina de color rojo y pensaba que era sangre, pero no, solo es una pequeña herida, y el chichón que le va a quedar.
Ifigenio:
-Una protuberancia craneal en la parte anterior externa del cuero cabezudo… digo, hay que ser correctos al hablar, ¿no?
Mará:
-Ash, qué naco. --En ese momento, por fin Mará se da cuenta de la soga que tiene Cachoflas en el cuello. --¿Pero qué rayos es esto?
Ifigenio:
-Pues es para detener la hemorragia, ¿qué no ve?
Yoni:
-El que no veo soy yo…
Mará:
-¡Grandísimo animal!
Ifigenio:
-En efectivamente, este señor está muy grande y sangraba mucho.
Mará:
-Se lo digo a usted. ¿No ve que lo está ahogando?
*Yoni a tientas se acerca a donde Cachoflas, mientras su hermana sigue discutiendo con Ifigenio. Tropieza con Cachoflas, y cae de bruses sobre su estómago. Luego de batallar para encontrar su cuello, le desata la soga. Cachoflas, luego de unas cuantas convulsiones más, empieza a reaccionar y a respirar con dificultad.*
Cachoflas:
-Pero… ¿qué fue… qué fue lo que… me pasó? ¿Me desmayé… amorcito?
Yoni:
-¡Sáquese, que! Yo no soy su amorcito.
Cachoflas:
-Qué ojos tan bonitos tienes… amor.
Yoni:
-¡Qué nooooo! Mejor me quito, no vaya a querer besarme…
Cachoflas levantándose:
-¿Pero qué me pasó? Me siento sofocado, me duele la cabeza y tengo agruras.
Mará:
-Me supongo que el dolor en la cabeza es provocado por el trancazo que te metiste al caerte de esa banca. Lo sofocado es porque te pusieron una soga al cuello para detener la hemorragia, pero las agruras…
Cachoflas:
-¡Claro! Ya recuerdo: todo es culpa de este tipo… él me hizo pasar corajes y por eso tengo agruras, y seguro que fue él quien me puso la soga al cuello.
Ifigenio:
-Ifigenio Aldehuelas por favor, que no soy cualquier tipo.
Yoni:
-Jejeje, “Igifenio”.
Ifigenio:
-Ifigenio, no se confunda.
Cachoflas:
-Pues para mí es un cualquiera, y punto.
Mará:
-Ya, no estén peleándose que parecen señoritas. Y tú Yoni, no te burles del nombre del señor. Oigan, y por cierto, ¿dónde está Elvelos?
Yoni:
-Pues fíjate que tú lo mandaste a llamarle a la ambulancia.
Mará:
-Ya lo sé, pero ya tiene rato que se fue. La ambulancia ya debería estar aquí, aunque no la vayamos a requerir.
*Elvelos va entrando por la puerta, con su habitual paso calmoso.*
Mará:
-¿Qué pasó? ¿Llamaste a la ambulancia?
Elvelos:
-Pues… sí, ahí está afuera.
Mará:
-Bueno, pues diles que nos disculpen pero que ya no vamos a necesitarla. Cachoflas ya está bien.
Elvelos:
-Este… ahorita le digo. Es que estoy platicando con la paramédico.
Mará:
-¿Qué? No tienes vergüenza. ¿Ya andas ligándote a la de la ambulancia?
Elvelos:
-Este… no, ella fue la que se puso a platicar conmigo, y pos, ni modo de no hablarle.
Yoni:
-¿Y cómo es? Descríbemela.
Mará:
-Ash, Yoni, no inventes. ¿Pues qué estoy pintada o qué? Tú Elvelos, vete a decirle que ya no la necesitamos, ¡y deja de hacerte el galán!
Elvelos:
-Este… sí, pero es que, has de cuenta: ahorita yo noté que ya huelo feo, entonces vine a ponerme desodorante, y le dije que le tenía una sorpresa para que cerrara los ojos en lo que yo venía a echarme desodorante. Pero… has de cuenta que ahora ya no sé qué sorpresa darle.
Mará:
-Tengo una idea: ¿por qué no le dices que ya no la necesitamos y que además no te interesa intimar con ella? Seguro que se sorprenderá.
Yoni:
-¡Sí! Es buena idea. Cuando esté toda triste, entonces llego yo a consolarla. A mí sí me interesa…
Mará:
-Mira Yoni… es decir, date cuenta de esto: es probable que tú a ella no le intereses, porque a las mujeres rara vez les llama la atención un muchacho con un "grano de la verdad y la justicia" en la nariz.
Cachoflas:
-Dejen de impelir palabras peyorativas contra mi amigazo del alma, que él para mí es como Robin lo fue para Batman.
Ifigenio:
-No cabe duda que los metichiantes abundan…
Cachoflas:
-¿Qué dice, señor mío?
Ifigenio:
-¿Suyo? ¡Brincos diera!
Cachoflas:
-¡Déjeme decirle algo, meeen… cionado señor!
Mará:
-Ya basta, ¡carambas!
Elvelos:
-Este… pásame la mochila; esa, gorda.
Mará:
-¡Ash! ¡No me digas gorda! Ya sé que lo estoy pero… ¿por qué tienes qué estármelo diciendo? –Y rompe en llanto. —Ya estás igual que mi papá…
Enfermera a lo lejos:
-¿Elvelos? ¡Dónde estás! ¿Ya puedo abrir los ojos?
Elvelos:
-Este… ya tengo que ir con ella. Y yo estaba pidiendo la mochila más gorda, no te dije gorda, porque has de cuenta que no eres gorda, la mochila es la que está gorda, porque la llené mucho.
Mará:
-¡Deja de decir esa palabra!
Yoni:
-Toma tu mochila pues, y sácate de aquí.
Cachoflas:
-¡Cáspita! Que se hace tarde y yo tengo que regresar con mi mujercita. ¿Se les ofrece algo en que pueda ayudarles, muchachos? ¿Creen que van a estar bien con este mequetrefe?
Ifigenio:
-Utilice insultos que entienda, zopenco.
Cachoflas:
-No, porque así el insulto es doble: uno por lo que le dije, y el otro por ignorante.
Yoni:
-No VEO a dónde va a llevar esta discusión.
Cachoflas:
-Pos usted no ve nada.
Mará:
-Entonces, pongámosle fin: usted señor, dénos un departamento para mí y mis hermanos…
Yoni:
-El señor se llama Iginefio.
Ifigenio:
-¡Ifigenio, joven, Ifigenio!
Yoni:
-Pues no se ve tan joven, pero como sea.
Cachoflas:
-¿Y usted qué sabe cómo se ve el señor? Si carece de sus órganos visuales…
Mará:
-¿Otra vez? Dejen de decir disparates y arreglemos esto. ¿Tiene algún departamento desocupado, señor?
Ifigenio:
-Pues mire, tenemos diez departamentos, pero contando con el que se ocupó hoy en la mañana, solo nos quedan libres… nueve.
Mará:
-OK, solo necesitamos uno.
Ifigenio:
-Pues bien, muéstreme el dinero con el que me van a pagar la renta, y yo les muestro el departamento.
Cachoflas:
-¡Pero qué insolente!
Ifigenio:
-¿Cómo dice?
Mará:
-Yaaa, por favor, ¡no empiecen otra vez! Mire, este es el dinero, es lo que tenemos. ¿Cuánto nos va a cobrar?
Ifigenio:
-Bueno, por ser ustedes con esto es suficiente –arrebata el dinero--, ahora mismo los conduzco a su departamento.
Cachoflas:
-Ya va siendo hora de ir a cenar mis panecitos con mi mujercita, viendo la serie animada de Batman antes de dormir. Por lo tanto, los dejo. Si necesitan algo no tienen más que llamarme y acudiré en su auxilio, como todo buen Caballero Nocturno.
Se despide de sus amigos, y dándole la espalda a Ifigenio, sale tarareando su canción favorita. Mientras va de camino atisbando algún peligro en la oscuridad de la noche, medita:
-¿Cómo les irá a los Buenavista en su nuevo hogar? ¿Podrán sobrevivir por sí solos sin sus padres? ¿Es cognoscible el ser? He de mantenerme sintonizado la siguiente semana, a la misma Bati-hora, por el mismo Bati-canal...
Ifigenio hablando para sí:
-¿Cómo se detiene una hemorragia? Bueno, he visto que les ponen algo muy apretado para que la sangre fluya menos; por lo tanto en este caso, puesto que la herida está en la cabeza, le amarraré una soga al cuello para que deje de sangrar. Pero como la cabeza de este hombre es algo grande, tengo que ponerle una cuerda bien apretada…
*Así pues se disponía a ponerle la susodicha soga, mientras Cachoflas yacía indefenso ante los procedimientos de tan “cultoso” hombre, que hasta de medicina parecía conocer.*
Ifigenio continuaba con su monólogo:
-Pero ahora que lo tengo amarrado y controlando la hemorragia, puedo notar que respira con dificulticia… ¿hará falta que le aplique la respiración boca a boca?
*Ya fuera porque Cachoflas escuchó el comentario de Ifigenio en su subconsciente, o porque la soga comenzaba a tener sus efectos en su cuerpo, pero empezó a convulsionarse.*
Ifigenio:
-Qué tal compañero, yo preocupado por su salud y por mi piso, y usted que me juega bromitas moviéndose de tan chistante manera. Si no está enfermoso, ¡levántese pues y deje de manchar mi piso!
*En ese instante entran los hermanos Buenavista, y dos de ellos se dan cuenta inmediatamente de lo que ocurre.*
Mará:
-¡Cachoflas!
Ifigenio:
-¡Usté lo será!
Yoni:
-Mará, ¿qué pasa? ¡Dime que me estreso!
Mará:
-¡Elvelos, Pronto, llama a una ambulancia!
Elvelos:
-Este… pues dame tu celular, pero pronto, que ya se está poniendo azul.
Mará:
-¡Morado, Elvelos, está morado...!
*Mará le lanza el celular y Elvelos, debido a su lentitud, no alcanza a atraparlo.*
Elvelos:
Híjole, a ver si no se descompuso. –Lo recoge del suelo y marca el número de emergencias-- ¿Bueno, sí? ¿Quién habla? –Una pausa-- ¿Que quién soy? Este… pos me llamo Elvelos. –Otra pausa. —No, no es broma… Pos es que… haga de cuenta que… sí, hay un herido. No, pos es que haga de cuenta que un muchacho se cayó, y pues se pegó en la cabeza, y como es muy grande pues sangra mucho… no, la cabeza es la grande.
Ifigenio:
-¡Pronto, pronto! ¿Que está manchando mi piso de sangre!
Mará:
-¿Eso es lo que le preocupa, por Dios? ¿No ve que Cachoflas se cayó al suelo y está muy grave? Incluso puede estarse muriendo en este momento, y usted pensando en su piso.
Yoni:
-Y tú peleándote con él…
Mará:
-¡Silencio!
Elvelos:
-¿La dirección? Pss no me la sé. –Voltea con Ifigenio y le dice —Dice la señora que quiere la dirección… ¿Que no es señora? Ah… dice que la señorita quiere la dirección. No, dice la señorita que quiere la dirección.
*Ifigenio le extiende la mano con un papelito que le entrega.*
Elvelos:
-A ver señorita, deje se la digo. Este… ¿la quiere con todo y número? –empieza a alejarse para escuchar mejor. —Es que no le entiendo a la letra…
*Se pierde en la distancia.-*
Yoni:
-¿Pero qué es lo que pasa?
Mará:
-¡Pues que Cachoflas se golpeó en la cabeza y está sangrando!
Yoni:
-¿Se va a morir?
Mará:
-¡Claro que no! Y no es mucho, solo que atrás hay una cortina de color rojo y pensaba que era sangre, pero no, solo es una pequeña herida, y el chichón que le va a quedar.
Ifigenio:
-Una protuberancia craneal en la parte anterior externa del cuero cabezudo… digo, hay que ser correctos al hablar, ¿no?
Mará:
-Ash, qué naco. --En ese momento, por fin Mará se da cuenta de la soga que tiene Cachoflas en el cuello. --¿Pero qué rayos es esto?
Ifigenio:
-Pues es para detener la hemorragia, ¿qué no ve?
Yoni:
-El que no veo soy yo…
Mará:
-¡Grandísimo animal!
Ifigenio:
-En efectivamente, este señor está muy grande y sangraba mucho.
Mará:
-Se lo digo a usted. ¿No ve que lo está ahogando?
*Yoni a tientas se acerca a donde Cachoflas, mientras su hermana sigue discutiendo con Ifigenio. Tropieza con Cachoflas, y cae de bruses sobre su estómago. Luego de batallar para encontrar su cuello, le desata la soga. Cachoflas, luego de unas cuantas convulsiones más, empieza a reaccionar y a respirar con dificultad.*
Cachoflas:
-Pero… ¿qué fue… qué fue lo que… me pasó? ¿Me desmayé… amorcito?
Yoni:
-¡Sáquese, que! Yo no soy su amorcito.
Cachoflas:
-Qué ojos tan bonitos tienes… amor.
Yoni:
-¡Qué nooooo! Mejor me quito, no vaya a querer besarme…
Cachoflas levantándose:
-¿Pero qué me pasó? Me siento sofocado, me duele la cabeza y tengo agruras.
Mará:
-Me supongo que el dolor en la cabeza es provocado por el trancazo que te metiste al caerte de esa banca. Lo sofocado es porque te pusieron una soga al cuello para detener la hemorragia, pero las agruras…
Cachoflas:
-¡Claro! Ya recuerdo: todo es culpa de este tipo… él me hizo pasar corajes y por eso tengo agruras, y seguro que fue él quien me puso la soga al cuello.
Ifigenio:
-Ifigenio Aldehuelas por favor, que no soy cualquier tipo.
Yoni:
-Jejeje, “Igifenio”.
Ifigenio:
-Ifigenio, no se confunda.
Cachoflas:
-Pues para mí es un cualquiera, y punto.
Mará:
-Ya, no estén peleándose que parecen señoritas. Y tú Yoni, no te burles del nombre del señor. Oigan, y por cierto, ¿dónde está Elvelos?
Yoni:
-Pues fíjate que tú lo mandaste a llamarle a la ambulancia.
Mará:
-Ya lo sé, pero ya tiene rato que se fue. La ambulancia ya debería estar aquí, aunque no la vayamos a requerir.
*Elvelos va entrando por la puerta, con su habitual paso calmoso.*
Mará:
-¿Qué pasó? ¿Llamaste a la ambulancia?
Elvelos:
-Pues… sí, ahí está afuera.
Mará:
-Bueno, pues diles que nos disculpen pero que ya no vamos a necesitarla. Cachoflas ya está bien.
Elvelos:
-Este… ahorita le digo. Es que estoy platicando con la paramédico.
Mará:
-¿Qué? No tienes vergüenza. ¿Ya andas ligándote a la de la ambulancia?
Elvelos:
-Este… no, ella fue la que se puso a platicar conmigo, y pos, ni modo de no hablarle.
Yoni:
-¿Y cómo es? Descríbemela.
Mará:
-Ash, Yoni, no inventes. ¿Pues qué estoy pintada o qué? Tú Elvelos, vete a decirle que ya no la necesitamos, ¡y deja de hacerte el galán!
Elvelos:
-Este… sí, pero es que, has de cuenta: ahorita yo noté que ya huelo feo, entonces vine a ponerme desodorante, y le dije que le tenía una sorpresa para que cerrara los ojos en lo que yo venía a echarme desodorante. Pero… has de cuenta que ahora ya no sé qué sorpresa darle.
Mará:
-Tengo una idea: ¿por qué no le dices que ya no la necesitamos y que además no te interesa intimar con ella? Seguro que se sorprenderá.
Yoni:
-¡Sí! Es buena idea. Cuando esté toda triste, entonces llego yo a consolarla. A mí sí me interesa…
Mará:
-Mira Yoni… es decir, date cuenta de esto: es probable que tú a ella no le intereses, porque a las mujeres rara vez les llama la atención un muchacho con un "grano de la verdad y la justicia" en la nariz.
Cachoflas:
-Dejen de impelir palabras peyorativas contra mi amigazo del alma, que él para mí es como Robin lo fue para Batman.
Ifigenio:
-No cabe duda que los metichiantes abundan…
Cachoflas:
-¿Qué dice, señor mío?
Ifigenio:
-¿Suyo? ¡Brincos diera!
Cachoflas:
-¡Déjeme decirle algo, meeen… cionado señor!
Mará:
-Ya basta, ¡carambas!
Elvelos:
-Este… pásame la mochila; esa, gorda.
Mará:
-¡Ash! ¡No me digas gorda! Ya sé que lo estoy pero… ¿por qué tienes qué estármelo diciendo? –Y rompe en llanto. —Ya estás igual que mi papá…
Enfermera a lo lejos:
-¿Elvelos? ¡Dónde estás! ¿Ya puedo abrir los ojos?
Elvelos:
-Este… ya tengo que ir con ella. Y yo estaba pidiendo la mochila más gorda, no te dije gorda, porque has de cuenta que no eres gorda, la mochila es la que está gorda, porque la llené mucho.
Mará:
-¡Deja de decir esa palabra!
Yoni:
-Toma tu mochila pues, y sácate de aquí.
Cachoflas:
-¡Cáspita! Que se hace tarde y yo tengo que regresar con mi mujercita. ¿Se les ofrece algo en que pueda ayudarles, muchachos? ¿Creen que van a estar bien con este mequetrefe?
Ifigenio:
-Utilice insultos que entienda, zopenco.
Cachoflas:
-No, porque así el insulto es doble: uno por lo que le dije, y el otro por ignorante.
Yoni:
-No VEO a dónde va a llevar esta discusión.
Cachoflas:
-Pos usted no ve nada.
Mará:
-Entonces, pongámosle fin: usted señor, dénos un departamento para mí y mis hermanos…
Yoni:
-El señor se llama Iginefio.
Ifigenio:
-¡Ifigenio, joven, Ifigenio!
Yoni:
-Pues no se ve tan joven, pero como sea.
Cachoflas:
-¿Y usted qué sabe cómo se ve el señor? Si carece de sus órganos visuales…
Mará:
-¿Otra vez? Dejen de decir disparates y arreglemos esto. ¿Tiene algún departamento desocupado, señor?
Ifigenio:
-Pues mire, tenemos diez departamentos, pero contando con el que se ocupó hoy en la mañana, solo nos quedan libres… nueve.
Mará:
-OK, solo necesitamos uno.
Ifigenio:
-Pues bien, muéstreme el dinero con el que me van a pagar la renta, y yo les muestro el departamento.
Cachoflas:
-¡Pero qué insolente!
Ifigenio:
-¿Cómo dice?
Mará:
-Yaaa, por favor, ¡no empiecen otra vez! Mire, este es el dinero, es lo que tenemos. ¿Cuánto nos va a cobrar?
Ifigenio:
-Bueno, por ser ustedes con esto es suficiente –arrebata el dinero--, ahora mismo los conduzco a su departamento.
Cachoflas:
-Ya va siendo hora de ir a cenar mis panecitos con mi mujercita, viendo la serie animada de Batman antes de dormir. Por lo tanto, los dejo. Si necesitan algo no tienen más que llamarme y acudiré en su auxilio, como todo buen Caballero Nocturno.
Se despide de sus amigos, y dándole la espalda a Ifigenio, sale tarareando su canción favorita. Mientras va de camino atisbando algún peligro en la oscuridad de la noche, medita:
-¿Cómo les irá a los Buenavista en su nuevo hogar? ¿Podrán sobrevivir por sí solos sin sus padres? ¿Es cognoscible el ser? He de mantenerme sintonizado la siguiente semana, a la misma Bati-hora, por el mismo Bati-canal...
Categoría:
Las aventuras de los hermanos Buenavista
viernes, 17 de septiembre de 2010
Las aventuras de los hermanos Buenavista. Capítulo 2: En busca de un hogar.
Cachoflas se encuentra sentado frente a la televisión disfrutando de unas frituras con salsa, las cuales se come con palillos de dientes (esto por una teoría extraña que él inventó), y tomando agua de guayaba.
Cachoflas hablando consigo mismo:
-Eso es, mi admiradísimo Batman, ¡aplícale la llave mortal que te hizo famoso en la serie animada de los noventas! O más bien, aplícale el combo que… ¡Atiza! Me está vibrando el cachete trasero izquierdo. ¿Será que se me está durmiendo de tanto estar sentado? –Se palpa el mencionado glúteo.—Ah, no: es mi dispositivo de telefonía móvil concebido con el fin de facilitarme la comunicación. Creo que recibí un mensaje; veamos de qué se trata.
*Al leerlo, inclina su cabeza hacia atrás, con visible dificultad para sostenerla, pone una cara de profundo asombro e indignación y pela los ojos.*
Cachoflas:
-¿Es posible? ¡Esto es inverosímil! ¡A quién rayos se le pudo haber ocurrido hacer semejante… ¿cómo decirlo? ¡Semejante barbajanería! Ah, claro: este mensaje lo escribió Yoni, ¡mira que escribir “avisar” con B… con B! 'Ora que nos veamos… bueno, que lo vea, se lo haré notar. Pero y a todo esto, ¿qué es lo que me quiere aVisar? –Lee el mensaje completo.-- ¡Santas Batinoticias! –Entonces, recuperándose de la sorpresa que le provoca el mensaje, grita-- ¡Hueso de mis huesos y carne de mi carne!
Ella a lo lejos:
-¿Qué pasa amor? ¡Estoy lavando! ¿Qué necesitas?
Cachoflas:
-¡Los Buenavista se salieron de su casa!
Ella:
-¡Pues qué bueno!, ¿no? ¡Ya les hacía falta salir a pasear un poco!
Cachoflas:
-¡Ay, fémina de mi vida, no me refiero a eso! ¡Quiero decir que los chamacos se escaparon de su casa y piensan vivir solos en un departamento!
Ella:
-¿De verdad?
Cachoflas:
-¡Sí! ¡Parece ser que estaban hartos de la vida que llevaban en su casa! ¡Ahorita regreso, compañera buena y fiel, voy a acompañarlos!
Ella acercándose:
-¿Qué dices? ¿tú también estás harto de tu vida y piensas dejarme? ¡Ingrato! ¡Desdichado! ¡Malagradecido! ¡Seguro que encontraste a alguien mejor! ¡Infeliz…!
Cachoflas:
-¡Tranquila, por todos los acertijos del profesor Edward Nygma! Solo digo que voy a acompañarlos para ver que puede ofrecérseles, y ver si les puedo auxiliar en algo.
Ella:
-Ah, ya lo sabía… Pero no tardes mucho porque ya te tengo la cena lista: son tus panecitos en forma de Batibúmerang que tanto te gustan.
Cachoflas:
-Ya vuelvo mujer, no me los perdería por nada. ¡A los Batitubos! Nara-nara-nara-nara-ná... ¡Batmaaan!
*Mientras tanto…*
Elvelos:
-Este… creo que nos perdimos, ¿no? Porque, has de cuenta: este poste yo ya lo había visto antes, porque, este… enfrente hay un espejo, y pss, yo me paré, a verme, por si, me había, despeinado.
Mará:
-Ya sé que nos perdimos, ¡con una fregada! Y todo por la culpa de Yoni.
Yoni:
-Fíjate que no es mi culpa, porque yo lo tenía perfectamente calculado. Según sabíamos, nos encontrábamos a 3 kilómetros hacia el norte de nuestro destino; por lo tanto, si mirábamos la posición del sol con respecto a nosotros, en lugar de ir por la avenida principal, podíamos cruzar más rápido por las callecitas del barrio de San Judas Iscariote, y fíjate, pasamos por la de Traidor, la calle 30, y por la calle Piezas de Plata. Tú ibas viendo el sol, así que todo estaba en orden. Pero claro, si Elvelos no fuera tan lento, tanto que hasta nos hizo perder dos horas en el camino, no nos hubiéramos confundido porque el sol cambió de posición.
Mará:
-¡Pero claro que es tu culpa! Y todo por hacerte caso y seguir tus “A-Ta-Jos”.
Yoni:
-Como sea, pensemos en soluciones y no en problemas. Yo opino que tomemos un taxi y le digamos la dirección del edificio de departamentos, para que él nos lleve directo a la puerta.
Mará pellizcándolo fuertemente en el brazo y enrojeciendo de coraje:
-¿Taxi? ¿Quieres pedir taxi? ¡Pero claro! Qué gran idea. ¡Lo haría si no hubieras utilizado el billete que traíamos para escribir un mugroso mensaje para Cachoflas y ponerlo en las patas de una paloma!
Yoni:
-¡Mi brazo, sonza! –Picándole las costillas para que lo soltara.—Fíjate que yo no sabía que traías el celular; así que la única forma de comunicarnos con él era por medio de una paloma mensajera.
Elvelos:
-Pero, has de cuenta, que hubiera sido mejor utilizar un teléfono público.
Yoni:
-¡Nunca se me hubiera ocurrido! Está visto que hasta los menos inteligentes tienen sus diarreas mentales de vez en cuando.
Elvelos:
-Este… creo que tengo sed. ¿Me, pasas... la botella?
Mará:
-Está vacía. Ahora no tenemos nada qué tomar, ¡por tu culpa! Si no hubieras tenido la brillante idea de escribir S.O.S. con lodo en la ventana de esa casa, ¡que además estaba deshabitada!
Elvelos:
-¿Quién sabe? A lo mejor alguien lo lee y nos rescata, porque, por ejemplo: has de cuenta que alguien va pasando, y al leerlo…
Mará:
-¡Ya, cállate! Mejor pensemos en como llegar al edificio.
Elvelos:
-Este… pues yo he estado viendo un edificio en todas las vueltas que hemos dado por aquí, pero tú dijiste que el edificio que buscamos es azul, y el edificio que yo he visto es morado.
Mará:
-¿Un edificio por aquí? ¿Dónde?
Elvelos:
-Lo tienes enfrente de tus narices.
Mará:
-No lo veo, acerquémonos más.
Yoni:
-Esta niña está más ciega que… ah no, yo estoy un poco más que ella.
Mará:
-Ash, es que no traigo mis lentes. Ah, ya lo vi. –Entonces repentinamente abraza a sus dos hermanos, solo que los brazos estaban ligeramente arriba, y los abrazó por el cuello a ambos-- ¡Ese es el edificio!
Elvelos:
-Aaaarrgg, pero dijiste que era azul.
Mará:
-Claro, ¡porque ese edificio, ES, AZUL! ¡AAÁAÁZUUÚUÚUUL! –Estrechándolos aún más entre sus brazos-- ¡Estuvimos dando vueltas por aquí y tú no te dabas cuenta de que el edificio es AAÁAZUUÚUL!
Elvelos:
-¡Ejem, aagg, ejem!Pues es que, has de cuenta que yo lo veo morado…
Yoni:
-No puede ser, gente incompetente. Fíjate que de haber sabido que iba a batallar tanto con ustedes, le hubiera dicho a mi mamá que nos trajera.
Mará:
-Deja de decir tonterías, y vamos a rentar nuestro departamento. ¡Al fin!
Cachoflas llegando al edificio:
-Qué extraño resulta todo esto. Si los chamacos quieren alejarse de su casa y vivir solos, independientes a los progenitores que los concibieron, ¿por qué rentarían un departamento en un edificio a tres cuadras de su antigua casa? Como sea, veamos si ya están instalados.
*Se acerca a la recepción y toca una campanilla, que en lugar de campanilla, solo hay una plaquita colgando de un hilito que dice: “No hay campanilla”, así que Cachoflas golpea la plaquita con un bolígrafo que había sobre el mostrador, y rompe ambas cosas.*
Ifigenio:
-¡Señor! Buenas noches, ¿en qué puedo servirle?
Cachoflas pensando:
-"¿Por qué me grita?" –Y luego se dirige a Ifigenio, quien aparece en fachas, despeinado, sudoroso y sucio de la cara —Quisiera preguntar por tres muchachos que iban a venir a rentarle un departamento.
Ifigenio:
-¿Rentarme un departamento? ¿Y yo para qué quiero rentar un departamento si ya tengo muchos aquí?
*Tratando de mantener la compostura, replica.*
Cachoflas:
-Me refiero a que ellos vendrían a alquilar un departamento para ellos, uno de los que usted tiene disponibles aquí.
Ifigenio:
-Ah, ¿ya ve que el español es más bonito cuando se habla correcta y españoladamente?
Cachoflas pensando:
-"¡Insolente…! ¿Quién es éste que pretende enseñarme como hablar el español, adverbiando de tan lamentable forma?" –Luego, respira profundo y responde al casero.—Como usted quiera. Entonces, ¿no han venido por aquí estos muchachos de los que le hablo? Son tres, una mujer joven, la mayor, y dos muchachitos poco más chicos que ella.
Ifigenio:
-No señor, nadie ha venido a rentar nada, excepto unos señores extraños en la mañana, pero solo dejaron el alquiler con anticipo de 3 meses, metieron unas maletas al departamento y se fueron.
Cachoflas:
-Qué caray, hace rato que recibí ese mensaje. Ya deberían estar aquí.
Ifigenio:
-Pues si quieren rentar un departamento sus amigos, puedo asegurarle que aquí estarán perfectamente bien. ¿Por qué? Pues porque este es un lugar bien limpio y ordenado. ¿Puedo asegurárselo? Por supuesto, estoy convencido de ello. ¿Cómo? Pues porque yo me encargo personalmente de la limpieza de este lugar, ¿no me ve cómo estoy? Claro, pues porque ando limpiando los departamentos, las cañerías, los pasillos. ¿Y quedan bien limpios? ¡Por supuesto! Yo me encargo de que todo el edificio quede preparadamente bien para los que deseen venir a vivir, y alquiladamente permanecer por el tiempo que deseen…
Cachoflas, interrumpiéndolo:
-Señor, señor; querrá usted decir “para que quede preparado y bien”, y “para los que deseen vivir por un alquiler correspondiente al tiempo que permanezcan”.
*El casero hace una mueca de disgusto, visiblemente incómodo por la corrección, así que prepara su réplica.*
Ifigenio:
-Claro, es lo mismo. Solamente que yo utilicé los verbos “preparadamente” y “alquiladamente”. Pero como usted lo dijo significa lo mismo.
Cachoflas:
-¡Santos Batimóviles! ¡Esos no son verbos, por el amor de Highfather!
Ifigenio:
-Mire señor, le voy a pedir de favor que no venga a tratar de enseñarme como hablar corregísticamente. Yo he leído mucho, y hasta pienso escribir un libro sobre la historia de nuestro pueblo, así que no hay quién me pueda enseñar nada, y menos alguien más jovenoso que yo.
Cachoflas:
-Ya, déjela de ese tamaño si no quiere que entre en crisis neurológica. Mejor voy a sentarme en esta banca a esperar a mis amigos, o mejor voy a llamarlos, porque ya me preocuparon…
Ifigenio:
-¡No, no se siente en esa…! --¡Crash, cataplum!-- …banca.
Cachoflas:
-Ay… ay… ay…
Ifigenio:
-¿Se encuentra bien? ¿Se golpeó muy fuertosamente?
Cachoflas no responde. Ha perdido el conocimiento, y con dos tipos sin conocimiento en esa recepción, seguramente ocurrirá algo desastroso.
Cachoflas hablando consigo mismo:
-Eso es, mi admiradísimo Batman, ¡aplícale la llave mortal que te hizo famoso en la serie animada de los noventas! O más bien, aplícale el combo que… ¡Atiza! Me está vibrando el cachete trasero izquierdo. ¿Será que se me está durmiendo de tanto estar sentado? –Se palpa el mencionado glúteo.—Ah, no: es mi dispositivo de telefonía móvil concebido con el fin de facilitarme la comunicación. Creo que recibí un mensaje; veamos de qué se trata.
*Al leerlo, inclina su cabeza hacia atrás, con visible dificultad para sostenerla, pone una cara de profundo asombro e indignación y pela los ojos.*
Cachoflas:
-¿Es posible? ¡Esto es inverosímil! ¡A quién rayos se le pudo haber ocurrido hacer semejante… ¿cómo decirlo? ¡Semejante barbajanería! Ah, claro: este mensaje lo escribió Yoni, ¡mira que escribir “avisar” con B… con B! 'Ora que nos veamos… bueno, que lo vea, se lo haré notar. Pero y a todo esto, ¿qué es lo que me quiere aVisar? –Lee el mensaje completo.-- ¡Santas Batinoticias! –Entonces, recuperándose de la sorpresa que le provoca el mensaje, grita-- ¡Hueso de mis huesos y carne de mi carne!
Ella a lo lejos:
-¿Qué pasa amor? ¡Estoy lavando! ¿Qué necesitas?
Cachoflas:
-¡Los Buenavista se salieron de su casa!
Ella:
-¡Pues qué bueno!, ¿no? ¡Ya les hacía falta salir a pasear un poco!
Cachoflas:
-¡Ay, fémina de mi vida, no me refiero a eso! ¡Quiero decir que los chamacos se escaparon de su casa y piensan vivir solos en un departamento!
Ella:
-¿De verdad?
Cachoflas:
-¡Sí! ¡Parece ser que estaban hartos de la vida que llevaban en su casa! ¡Ahorita regreso, compañera buena y fiel, voy a acompañarlos!
Ella acercándose:
-¿Qué dices? ¿tú también estás harto de tu vida y piensas dejarme? ¡Ingrato! ¡Desdichado! ¡Malagradecido! ¡Seguro que encontraste a alguien mejor! ¡Infeliz…!
Cachoflas:
-¡Tranquila, por todos los acertijos del profesor Edward Nygma! Solo digo que voy a acompañarlos para ver que puede ofrecérseles, y ver si les puedo auxiliar en algo.
Ella:
-Ah, ya lo sabía… Pero no tardes mucho porque ya te tengo la cena lista: son tus panecitos en forma de Batibúmerang que tanto te gustan.
Cachoflas:
-Ya vuelvo mujer, no me los perdería por nada. ¡A los Batitubos! Nara-nara-nara-nara-ná... ¡Batmaaan!
*Mientras tanto…*
Elvelos:
-Este… creo que nos perdimos, ¿no? Porque, has de cuenta: este poste yo ya lo había visto antes, porque, este… enfrente hay un espejo, y pss, yo me paré, a verme, por si, me había, despeinado.
Mará:
-Ya sé que nos perdimos, ¡con una fregada! Y todo por la culpa de Yoni.
Yoni:
-Fíjate que no es mi culpa, porque yo lo tenía perfectamente calculado. Según sabíamos, nos encontrábamos a 3 kilómetros hacia el norte de nuestro destino; por lo tanto, si mirábamos la posición del sol con respecto a nosotros, en lugar de ir por la avenida principal, podíamos cruzar más rápido por las callecitas del barrio de San Judas Iscariote, y fíjate, pasamos por la de Traidor, la calle 30, y por la calle Piezas de Plata. Tú ibas viendo el sol, así que todo estaba en orden. Pero claro, si Elvelos no fuera tan lento, tanto que hasta nos hizo perder dos horas en el camino, no nos hubiéramos confundido porque el sol cambió de posición.
Mará:
-¡Pero claro que es tu culpa! Y todo por hacerte caso y seguir tus “A-Ta-Jos”.
Yoni:
-Como sea, pensemos en soluciones y no en problemas. Yo opino que tomemos un taxi y le digamos la dirección del edificio de departamentos, para que él nos lleve directo a la puerta.
Mará pellizcándolo fuertemente en el brazo y enrojeciendo de coraje:
-¿Taxi? ¿Quieres pedir taxi? ¡Pero claro! Qué gran idea. ¡Lo haría si no hubieras utilizado el billete que traíamos para escribir un mugroso mensaje para Cachoflas y ponerlo en las patas de una paloma!
Yoni:
-¡Mi brazo, sonza! –Picándole las costillas para que lo soltara.—Fíjate que yo no sabía que traías el celular; así que la única forma de comunicarnos con él era por medio de una paloma mensajera.
Elvelos:
-Pero, has de cuenta, que hubiera sido mejor utilizar un teléfono público.
Yoni:
-¡Nunca se me hubiera ocurrido! Está visto que hasta los menos inteligentes tienen sus diarreas mentales de vez en cuando.
Elvelos:
-Este… creo que tengo sed. ¿Me, pasas... la botella?
Mará:
-Está vacía. Ahora no tenemos nada qué tomar, ¡por tu culpa! Si no hubieras tenido la brillante idea de escribir S.O.S. con lodo en la ventana de esa casa, ¡que además estaba deshabitada!
Elvelos:
-¿Quién sabe? A lo mejor alguien lo lee y nos rescata, porque, por ejemplo: has de cuenta que alguien va pasando, y al leerlo…
Mará:
-¡Ya, cállate! Mejor pensemos en como llegar al edificio.
Elvelos:
-Este… pues yo he estado viendo un edificio en todas las vueltas que hemos dado por aquí, pero tú dijiste que el edificio que buscamos es azul, y el edificio que yo he visto es morado.
Mará:
-¿Un edificio por aquí? ¿Dónde?
Elvelos:
-Lo tienes enfrente de tus narices.
Mará:
-No lo veo, acerquémonos más.
Yoni:
-Esta niña está más ciega que… ah no, yo estoy un poco más que ella.
Mará:
-Ash, es que no traigo mis lentes. Ah, ya lo vi. –Entonces repentinamente abraza a sus dos hermanos, solo que los brazos estaban ligeramente arriba, y los abrazó por el cuello a ambos-- ¡Ese es el edificio!
Elvelos:
-Aaaarrgg, pero dijiste que era azul.
Mará:
-Claro, ¡porque ese edificio, ES, AZUL! ¡AAÁAÁZUUÚUÚUUL! –Estrechándolos aún más entre sus brazos-- ¡Estuvimos dando vueltas por aquí y tú no te dabas cuenta de que el edificio es AAÁAZUUÚUL!
Elvelos:
-¡Ejem, aagg, ejem!Pues es que, has de cuenta que yo lo veo morado…
Yoni:
-No puede ser, gente incompetente. Fíjate que de haber sabido que iba a batallar tanto con ustedes, le hubiera dicho a mi mamá que nos trajera.
Mará:
-Deja de decir tonterías, y vamos a rentar nuestro departamento. ¡Al fin!
Cachoflas llegando al edificio:
-Qué extraño resulta todo esto. Si los chamacos quieren alejarse de su casa y vivir solos, independientes a los progenitores que los concibieron, ¿por qué rentarían un departamento en un edificio a tres cuadras de su antigua casa? Como sea, veamos si ya están instalados.
*Se acerca a la recepción y toca una campanilla, que en lugar de campanilla, solo hay una plaquita colgando de un hilito que dice: “No hay campanilla”, así que Cachoflas golpea la plaquita con un bolígrafo que había sobre el mostrador, y rompe ambas cosas.*
Ifigenio:
-¡Señor! Buenas noches, ¿en qué puedo servirle?
Cachoflas pensando:
-"¿Por qué me grita?" –Y luego se dirige a Ifigenio, quien aparece en fachas, despeinado, sudoroso y sucio de la cara —Quisiera preguntar por tres muchachos que iban a venir a rentarle un departamento.
Ifigenio:
-¿Rentarme un departamento? ¿Y yo para qué quiero rentar un departamento si ya tengo muchos aquí?
*Tratando de mantener la compostura, replica.*
Cachoflas:
-Me refiero a que ellos vendrían a alquilar un departamento para ellos, uno de los que usted tiene disponibles aquí.
Ifigenio:
-Ah, ¿ya ve que el español es más bonito cuando se habla correcta y españoladamente?
Cachoflas pensando:
-"¡Insolente…! ¿Quién es éste que pretende enseñarme como hablar el español, adverbiando de tan lamentable forma?" –Luego, respira profundo y responde al casero.—Como usted quiera. Entonces, ¿no han venido por aquí estos muchachos de los que le hablo? Son tres, una mujer joven, la mayor, y dos muchachitos poco más chicos que ella.
Ifigenio:
-No señor, nadie ha venido a rentar nada, excepto unos señores extraños en la mañana, pero solo dejaron el alquiler con anticipo de 3 meses, metieron unas maletas al departamento y se fueron.
Cachoflas:
-Qué caray, hace rato que recibí ese mensaje. Ya deberían estar aquí.
Ifigenio:
-Pues si quieren rentar un departamento sus amigos, puedo asegurarle que aquí estarán perfectamente bien. ¿Por qué? Pues porque este es un lugar bien limpio y ordenado. ¿Puedo asegurárselo? Por supuesto, estoy convencido de ello. ¿Cómo? Pues porque yo me encargo personalmente de la limpieza de este lugar, ¿no me ve cómo estoy? Claro, pues porque ando limpiando los departamentos, las cañerías, los pasillos. ¿Y quedan bien limpios? ¡Por supuesto! Yo me encargo de que todo el edificio quede preparadamente bien para los que deseen venir a vivir, y alquiladamente permanecer por el tiempo que deseen…
Cachoflas, interrumpiéndolo:
-Señor, señor; querrá usted decir “para que quede preparado y bien”, y “para los que deseen vivir por un alquiler correspondiente al tiempo que permanezcan”.
*El casero hace una mueca de disgusto, visiblemente incómodo por la corrección, así que prepara su réplica.*
Ifigenio:
-Claro, es lo mismo. Solamente que yo utilicé los verbos “preparadamente” y “alquiladamente”. Pero como usted lo dijo significa lo mismo.
Cachoflas:
-¡Santos Batimóviles! ¡Esos no son verbos, por el amor de Highfather!
Ifigenio:
-Mire señor, le voy a pedir de favor que no venga a tratar de enseñarme como hablar corregísticamente. Yo he leído mucho, y hasta pienso escribir un libro sobre la historia de nuestro pueblo, así que no hay quién me pueda enseñar nada, y menos alguien más jovenoso que yo.
Cachoflas:
-Ya, déjela de ese tamaño si no quiere que entre en crisis neurológica. Mejor voy a sentarme en esta banca a esperar a mis amigos, o mejor voy a llamarlos, porque ya me preocuparon…
Ifigenio:
-¡No, no se siente en esa…! --¡Crash, cataplum!-- …banca.
Cachoflas:
-Ay… ay… ay…
Ifigenio:
-¿Se encuentra bien? ¿Se golpeó muy fuertosamente?
Cachoflas no responde. Ha perdido el conocimiento, y con dos tipos sin conocimiento en esa recepción, seguramente ocurrirá algo desastroso.
Categoría:
Las aventuras de los hermanos Buenavista
martes, 14 de septiembre de 2010
Las aventuras de los hermanos Buenavista: Presentación
Pith Zahot’s Productions proudly presents:
LAS AVENTURAS DE LOS HERMANOS BUENAVISTA
Escrito por:
David Martínez
Producción y dirección:
Pith Zahot
Protagonistas:
Márgara Raquelina Buenavista (alias Mará, que significa amarga): Hermana mayor, de estatura media baja, buena forma y linda cara. Es delgada (aunque ella dice que es “gordísima”, y de hecho es uno de sus múltiples traumas psicológico-existenciales), bonita (aunque ella dice que es “muy fea”, es otro de sus traumas psicológico-existenciales), con labios gruesos y bastante sexys (aunque a ella no le gusten y se queje de ellos, es uno más de sus traumas psicológico-existenciales), con un lunar más sexy todavía junto a ellos (del cual se queja todo el tiempo, y claro, es otro de sus traumas…), con ojos grandes y de color claro. Es de personalidad tímida y retraída, aunque al adquirir confianza, y sobre todo estando con su familia es bastante explosiva y expresiva. Tanto que sus palabras pueden llegar a considerarse producto interno bruto, porque dejan una profunda impresión en quienes las oyen, y es como los metales preciosos, pero extraídos en bruto. Pero lo más importante de todo: ES MIOPE.
Yoni Beo Buenavista: Hermano de en medio, de estatura baja y de complexión mediana. Rostro jocundo y agradable, con un detalle sobresaliente en su nariz: “el grano de la verdad y la justicia”. Resalta su brillante frente al sol, de dimensiones cada día mayores. “Inteligente, qué digo inteligente, ¡inteligentísimo!”, en palabras de él. Analista y crítico, algo impulsivo y desesperado. ¿Traumado como su hermana? ¡Pero claro! Es de familia. Solo que sus traumas básicamente radican en su nula visión. Ah pero eso sí, es muy observador. Es egocéntrico y se jacta de sus aparentes conocimientos en todo campo de la vida, aunque de vez en cuando ayudan a resolver problemas importantes… o eso es lo que él cree. Pero también él tiene un rasgo importantísimo: como ya lo había mencionado, ES CIEGO.
Elvelos Nepomuceno Buenavista: El hermano menor de los tres, con una personalidad muy peculiar. Es alto y delgado, de buena apariencia y rostro agradable. Pelos en las axilas y en el pecho, pestañas en los ojos y cejas por debajo de la frente. Es algo desgarbado, pues le gusta ese estilo. Sin embargo, suele ser muy fijado y escrupuloso en su apariencia, principalmente en su peinado y olor corporal. Sus traumas radican en eso precisamente y en el temor constante a quedar calvo y, por lo tanto, ocurra una severa fuga de ideas. No es muy parlanchín como sus hermanos, pues es algo inseguro, pero tampoco es tímido. Solo hay un problema: es más lento que las tortugas marinas sobre tierra. Ah, y lo olvidaba, su rasgo más distintivo: ES DALTÓNICO.
Cachoflas Sandunga: Amigo íntimo de los tres hermanos. Es "fans" de todo lo que se llame cómic, y sobre todo si tiene que ver con el Hombre Murciélago. Puede pasarse horas frente al televisor disfrutando de una amplia variedad de películas de todo género, pero sobre todo películas que nadie conoce. Es alto y robusto; cabeza ligerísimamente grande y ojos notorios. Obsesivo-compulsivo y con su lado femenino bastante desarrollado; es decir, es muy sentimental. Gusta de usar palabras rimbombantes al hablar, y sobre todo gusta de usar la palabra "rimbombante" al describir sus palabras… que son rimbombantes, por cierto.
Ifigenio Aldehuelas: Es el dueño de un edificio de departamentitos bastante cómodos y acogedores; tanto así que la gente no se anima a rentarlos por miedo a causarles algún daño irreparable. Es alto y robusto, sobre todo la robustez es más evidente en la zona de su abdomen. Cabello abundante y sobre la cabeza, sin canas aún. Voz agradable, hasta el extremo de que la gente no quiere escucharla por miedo a desgastarla, puesto que es bastante delgada. Es dado a redundar al hablar, pero es muy culto, excesivamente culto; porque de hecho inventa palabras novedosas para el idioma.
**********
CAPÍTULO 1:
PILOTO
En la casa de los hermanos Buenavista, sale Yoni de la cocina luego de tomarse una botella de litro y medio de Coca-Cola, con un rostro de tremenda satisfacción y con la clara intención de expulsar el excesivo gas acumulado luego de semejante ingesta de refresco. Al mismo tiempo por la puerta de entrada aparece Mará con gesto enfadado, seguramente llegando del trabajo.
Papá:
-¡Yoniiíiíii!
Mamá:
-¿Pero qué es lo que sucede?
Papá repitiendo el grito:
-¡Yoniiíiíii!
Mará:
-¿Y ahora qué es lo que hiciste? Se oye muy enojado.
Yoni:
-¿Y yo que voy a saber? Últimamente todo le molesta.
Mará:
-Cállate y ve a ver qué quiere, ¡porque si por tu culpa nos regaña a todos…!
Yoni acercándose a la puerta del baño:
-Dime, ¿qué necesitas?
Papá:
-¿Quién dejó este cabello en el cepillo?
Yoni:
-No sé.
Papá:
-¿Cómo no vas a saber? --Yoni hace un gesto de desdén indicando que, como sea, así es.—Contéstame.
Yoni:
-Pues no sé quién pudo ser, todos nos peinamos con ese cepillo.
Papá:
-Pues te informo que efectivamente es un cabello tuyo, pues es del mismo tamaño y del mismo color. ¿No sabes que es antiestético hacerlo? ¿Tú crees que no pueden sobrevenir alguna enfermedad por dejar cabellos por dondequiera? ¡Hasta puedes pegarnos los piojos a todos!
Yoni:
-Pero yo no tengo piojos…
Papá:
¿Y si los tuvieras? Y no me respondas. No quiero que esto vuelva a repetirse…
Mará:
-Ash papá, cómo eres exagerado, ¡pero si solo es un cabello! ¿No puedes solamente retirarlo tú del cepillo y ya?
Papá:
-No es solamente el hecho del cabello en el cepillo, es cuestión de higiene y orden. Son reglas que se deben seguir en una familia, y mientras estén bajo mi techo deben respetarlas.
Yoni:
Es increíble que se haga tanto alboroto porque dejé uno de mis 2683 cabellos restantes en el cepillo… debería estar más preocupado yo.
Papá:
-¿Pero qué no me oyes? ¿Pues qué estoy hablándole a la pared? ¡Estoy diciendo que no es simplemente el hecho del cabello!
Mamá:
-¿Otra vez peleándose? Me parte el corazón verlos así, cuando deberíamos ser una familia feliz, unida, mostrándonos cariño y afecto. Mará acaba de llegar del trabajo y ni saludó a nadie y ya se están peleando ¡Y solo por un miserable cabello!
Papá enrojeciendo de ira:
-¡Que no es el cabello…!
Mará:
-Como sea, ya me harté. Yoni, agarra lo que puedas y sígueme, nos vamos de la casa.
Mamá:
-¡Hija mía! ¿Qué dices?
Mará:
-Sí mamá, nos vamos. Estamos bastante grandecitos para sobrevivir solos, y no tenemos por qué estar aguantando este tipo de dificultades. Nos vamos a rentar un departamento y a vivir solos. Tal vez nos quedemos solteros, pero viviremos separados de ustedes.
Yoni:
-¿Solteros? Habla por ti, pos mira…
Mará:
Ash Yoni, ¡me exasperas! Toma tus cosas y vámonos.
Mamá:
-Pero corazón, ¡haz algo!
Papá:
-Déjalos; ya aprenderán lo dura que es la vida cuando se deja el hogar y la familia.
*Y azota la puerta del baño en las narices de los tres interlocutores.*
*Cuando Mará y Yoni van saliendo de la casa con una mochila cada uno, se topan con Elvelos que viene llegando de la escuela.*
Elvelos:
-Este… ¿adónde van?
Mará:
-Ash, ¿pues qué no ves? ¡Nos vamos de la casa!
Elvelos:
-Este… ¿y por qué?
Yoni:
-Pues fíjate que dice Mará que ya no podemos aguantar los corajes de mi papá, y pues nos vamos a rentar un departamento para vivir solos.
Mará:
¡Vámonos! Tú te vienes con nosotros.
Elvelos:
-Este… Bueno, pero nomás deja entrar al baño… no, me, tardo, nada. ¿Ok? ¿Sí puedo?
Mará:
¡Ash, rayos! Pero rápido, ¿no ves que le quitas el efecto dramático a nuestra salida?
Yoni:
-Fíjate que yo opino que deberíamos buscar un departamento bonito y cómodo, en un lugar céntrico donde podamos tener acceso a todo lo necesario. Por supuesto, no dejando de lado que debe ser un lugar modesto, evitando así los peligros de que nos busquen los delincuentes…
Mará:
-Ya me hartaste. Vamos a unos departamentos que me recomendó una compañera del trabajo, son cómodos y baratos, y si te gustó bien, y si no… --dándole un fuerte pellizco en el brazo—te aguantas.
Yoni:
-Ayyy! ¡Me caes gorda!
Mará:
-¿Me dijiste gorda, taradito? Sí ya lo sé, estoy bien obesa… ¡pero no tienes por qué estármelo diciendo! ¡Tú estás pelón y qué!
Yoni:
-Fíjate, nunca dije que estuvieras gorda, dije que me caías gorda, o sea que me molestas…
Mará:
-Pues te aguantas porque, como siempre, tú vas a estar de mantenidote mientras Elvelos va a la escuela y yo trabajo para mantenernos. Y tú no vas a hacer nada tiradote todo el día en el departamento… igual como lo haces aquí. Pero a todo esto, ¿dónde rayos está Elvelos? ¡Ya tenemos 15 minutos esperándolo!
*Sale de la casa el papá con gesto de sorpresa.*
Papá:
-¿Pues qué no se iban a ir?
Mará:
-Sí, pero ya ves que este niño siempre es el último en salir.
Papá:
-Bueno, ténganle paciencia, y traten de seguirle inculcando buenos valores. Ustedes deben llevarse bien y comprenderse mutuamente. Si van a vivir juntos debe haber trabajo en equipo para todo, y no solo querer hacer lo que les satisfaga personalmente.
Yoni:
-Fíjate, ¿pues qué no estábamos peleados? Y ahora hasta nos dices…
Mará dándole un codazo le dice en voz baja:
-¡Cállate, sonzo!
Papá:
-¿Ya ves? ¡Siempre sales con tus majaderías, siempre de respondón! Deberías empezar a madurar, porque a tu edad, ¡ya debes empezar a ser más responsable de tus actos!
Mará:
-Ash, ¿ya ves lo que provocas? –Volviéndolo a pellizcar-- ¡Pero esto no se va a quedar así, ya verás llegando a nuestra nueva casa…!
Yoni:
-¡Auch! Claro que no se va a quedar así, ¡se va a hacer moretón!
Papá:
-¡Ya basta niños!
Yoni:
-Mejor voy a ir a ver dónde está Elvelos.
Mará:
-'Oi nomás, va a ir a VER dónde está…
Papá:
-Yo lo vi echándose perfume y viéndose al espejo.
Mará:
-Típico.
*Por fin, aparecen Yoni y Elvelos por la puerta. Este, con los brazos alzados y con una mueca de dolor se echa aire en las axilas.*
Elvelos:
¡Híjole, híjole…!
Mará:
-¿Pos qué traes?
Yoni:
Fíjate que este sonzo se echó perfume en las axilas, y pss tiene alcohol y se acababa de rasurar el pelo de ahí…
Mará:
-Es el colmo. ¿Cómo se te ocurre echarte perfume en las axilas? Además, ¿tú para qué te rasuras ahí?
Elvelos:
-Este… pues es que cuando tengo pelos me huelen feo, y me puse perfume, para, que, no, huela, mal.
Mará:
Si serás… ¿qué no sabes que tú debes ponerte desodorante ahí, o loción? ¡Pero no perfume! Como sea, ¡ya vámonos!
Elvelos:
-Espera, se me olvida mi ropa.
Mará:
-¡”Se me olvida” mangos!
Y tomándolo por el brazo, lo jaló arrastrándolo a la sombría calle, con Yoni siguiéndolos y tropezando con banquetas, y chocando con árboles y postes.
Al verlos alejarse, el papá no pudo menos que dejar rodar una lágrima por su mejilla, y musitando unas palabras para sí, exclamó: “Adiós, hijos míos. Ojalá no hubieran dejado ese cabello en el cepillo.”
LAS AVENTURAS DE LOS HERMANOS BUENAVISTA
Escrito por:
David Martínez
Producción y dirección:
Pith Zahot
Protagonistas:
Márgara Raquelina Buenavista (alias Mará, que significa amarga): Hermana mayor, de estatura media baja, buena forma y linda cara. Es delgada (aunque ella dice que es “gordísima”, y de hecho es uno de sus múltiples traumas psicológico-existenciales), bonita (aunque ella dice que es “muy fea”, es otro de sus traumas psicológico-existenciales), con labios gruesos y bastante sexys (aunque a ella no le gusten y se queje de ellos, es uno más de sus traumas psicológico-existenciales), con un lunar más sexy todavía junto a ellos (del cual se queja todo el tiempo, y claro, es otro de sus traumas…), con ojos grandes y de color claro. Es de personalidad tímida y retraída, aunque al adquirir confianza, y sobre todo estando con su familia es bastante explosiva y expresiva. Tanto que sus palabras pueden llegar a considerarse producto interno bruto, porque dejan una profunda impresión en quienes las oyen, y es como los metales preciosos, pero extraídos en bruto. Pero lo más importante de todo: ES MIOPE.
Yoni Beo Buenavista: Hermano de en medio, de estatura baja y de complexión mediana. Rostro jocundo y agradable, con un detalle sobresaliente en su nariz: “el grano de la verdad y la justicia”. Resalta su brillante frente al sol, de dimensiones cada día mayores. “Inteligente, qué digo inteligente, ¡inteligentísimo!”, en palabras de él. Analista y crítico, algo impulsivo y desesperado. ¿Traumado como su hermana? ¡Pero claro! Es de familia. Solo que sus traumas básicamente radican en su nula visión. Ah pero eso sí, es muy observador. Es egocéntrico y se jacta de sus aparentes conocimientos en todo campo de la vida, aunque de vez en cuando ayudan a resolver problemas importantes… o eso es lo que él cree. Pero también él tiene un rasgo importantísimo: como ya lo había mencionado, ES CIEGO.
Elvelos Nepomuceno Buenavista: El hermano menor de los tres, con una personalidad muy peculiar. Es alto y delgado, de buena apariencia y rostro agradable. Pelos en las axilas y en el pecho, pestañas en los ojos y cejas por debajo de la frente. Es algo desgarbado, pues le gusta ese estilo. Sin embargo, suele ser muy fijado y escrupuloso en su apariencia, principalmente en su peinado y olor corporal. Sus traumas radican en eso precisamente y en el temor constante a quedar calvo y, por lo tanto, ocurra una severa fuga de ideas. No es muy parlanchín como sus hermanos, pues es algo inseguro, pero tampoco es tímido. Solo hay un problema: es más lento que las tortugas marinas sobre tierra. Ah, y lo olvidaba, su rasgo más distintivo: ES DALTÓNICO.
Cachoflas Sandunga: Amigo íntimo de los tres hermanos. Es "fans" de todo lo que se llame cómic, y sobre todo si tiene que ver con el Hombre Murciélago. Puede pasarse horas frente al televisor disfrutando de una amplia variedad de películas de todo género, pero sobre todo películas que nadie conoce. Es alto y robusto; cabeza ligerísimamente grande y ojos notorios. Obsesivo-compulsivo y con su lado femenino bastante desarrollado; es decir, es muy sentimental. Gusta de usar palabras rimbombantes al hablar, y sobre todo gusta de usar la palabra "rimbombante" al describir sus palabras… que son rimbombantes, por cierto.
Ifigenio Aldehuelas: Es el dueño de un edificio de departamentitos bastante cómodos y acogedores; tanto así que la gente no se anima a rentarlos por miedo a causarles algún daño irreparable. Es alto y robusto, sobre todo la robustez es más evidente en la zona de su abdomen. Cabello abundante y sobre la cabeza, sin canas aún. Voz agradable, hasta el extremo de que la gente no quiere escucharla por miedo a desgastarla, puesto que es bastante delgada. Es dado a redundar al hablar, pero es muy culto, excesivamente culto; porque de hecho inventa palabras novedosas para el idioma.
**********
CAPÍTULO 1:
PILOTO
En la casa de los hermanos Buenavista, sale Yoni de la cocina luego de tomarse una botella de litro y medio de Coca-Cola, con un rostro de tremenda satisfacción y con la clara intención de expulsar el excesivo gas acumulado luego de semejante ingesta de refresco. Al mismo tiempo por la puerta de entrada aparece Mará con gesto enfadado, seguramente llegando del trabajo.
Papá:
-¡Yoniiíiíii!
Mamá:
-¿Pero qué es lo que sucede?
Papá repitiendo el grito:
-¡Yoniiíiíii!
Mará:
-¿Y ahora qué es lo que hiciste? Se oye muy enojado.
Yoni:
-¿Y yo que voy a saber? Últimamente todo le molesta.
Mará:
-Cállate y ve a ver qué quiere, ¡porque si por tu culpa nos regaña a todos…!
Yoni acercándose a la puerta del baño:
-Dime, ¿qué necesitas?
Papá:
-¿Quién dejó este cabello en el cepillo?
Yoni:
-No sé.
Papá:
-¿Cómo no vas a saber? --Yoni hace un gesto de desdén indicando que, como sea, así es.—Contéstame.
Yoni:
-Pues no sé quién pudo ser, todos nos peinamos con ese cepillo.
Papá:
-Pues te informo que efectivamente es un cabello tuyo, pues es del mismo tamaño y del mismo color. ¿No sabes que es antiestético hacerlo? ¿Tú crees que no pueden sobrevenir alguna enfermedad por dejar cabellos por dondequiera? ¡Hasta puedes pegarnos los piojos a todos!
Yoni:
-Pero yo no tengo piojos…
Papá:
¿Y si los tuvieras? Y no me respondas. No quiero que esto vuelva a repetirse…
Mará:
-Ash papá, cómo eres exagerado, ¡pero si solo es un cabello! ¿No puedes solamente retirarlo tú del cepillo y ya?
Papá:
-No es solamente el hecho del cabello en el cepillo, es cuestión de higiene y orden. Son reglas que se deben seguir en una familia, y mientras estén bajo mi techo deben respetarlas.
Yoni:
Es increíble que se haga tanto alboroto porque dejé uno de mis 2683 cabellos restantes en el cepillo… debería estar más preocupado yo.
Papá:
-¿Pero qué no me oyes? ¿Pues qué estoy hablándole a la pared? ¡Estoy diciendo que no es simplemente el hecho del cabello!
Mamá:
-¿Otra vez peleándose? Me parte el corazón verlos así, cuando deberíamos ser una familia feliz, unida, mostrándonos cariño y afecto. Mará acaba de llegar del trabajo y ni saludó a nadie y ya se están peleando ¡Y solo por un miserable cabello!
Papá enrojeciendo de ira:
-¡Que no es el cabello…!
Mará:
-Como sea, ya me harté. Yoni, agarra lo que puedas y sígueme, nos vamos de la casa.
Mamá:
-¡Hija mía! ¿Qué dices?
Mará:
-Sí mamá, nos vamos. Estamos bastante grandecitos para sobrevivir solos, y no tenemos por qué estar aguantando este tipo de dificultades. Nos vamos a rentar un departamento y a vivir solos. Tal vez nos quedemos solteros, pero viviremos separados de ustedes.
Yoni:
-¿Solteros? Habla por ti, pos mira…
Mará:
Ash Yoni, ¡me exasperas! Toma tus cosas y vámonos.
Mamá:
-Pero corazón, ¡haz algo!
Papá:
-Déjalos; ya aprenderán lo dura que es la vida cuando se deja el hogar y la familia.
*Y azota la puerta del baño en las narices de los tres interlocutores.*
*Cuando Mará y Yoni van saliendo de la casa con una mochila cada uno, se topan con Elvelos que viene llegando de la escuela.*
Elvelos:
-Este… ¿adónde van?
Mará:
-Ash, ¿pues qué no ves? ¡Nos vamos de la casa!
Elvelos:
-Este… ¿y por qué?
Yoni:
-Pues fíjate que dice Mará que ya no podemos aguantar los corajes de mi papá, y pues nos vamos a rentar un departamento para vivir solos.
Mará:
¡Vámonos! Tú te vienes con nosotros.
Elvelos:
-Este… Bueno, pero nomás deja entrar al baño… no, me, tardo, nada. ¿Ok? ¿Sí puedo?
Mará:
¡Ash, rayos! Pero rápido, ¿no ves que le quitas el efecto dramático a nuestra salida?
Yoni:
-Fíjate que yo opino que deberíamos buscar un departamento bonito y cómodo, en un lugar céntrico donde podamos tener acceso a todo lo necesario. Por supuesto, no dejando de lado que debe ser un lugar modesto, evitando así los peligros de que nos busquen los delincuentes…
Mará:
-Ya me hartaste. Vamos a unos departamentos que me recomendó una compañera del trabajo, son cómodos y baratos, y si te gustó bien, y si no… --dándole un fuerte pellizco en el brazo—te aguantas.
Yoni:
-Ayyy! ¡Me caes gorda!
Mará:
-¿Me dijiste gorda, taradito? Sí ya lo sé, estoy bien obesa… ¡pero no tienes por qué estármelo diciendo! ¡Tú estás pelón y qué!
Yoni:
-Fíjate, nunca dije que estuvieras gorda, dije que me caías gorda, o sea que me molestas…
Mará:
-Pues te aguantas porque, como siempre, tú vas a estar de mantenidote mientras Elvelos va a la escuela y yo trabajo para mantenernos. Y tú no vas a hacer nada tiradote todo el día en el departamento… igual como lo haces aquí. Pero a todo esto, ¿dónde rayos está Elvelos? ¡Ya tenemos 15 minutos esperándolo!
*Sale de la casa el papá con gesto de sorpresa.*
Papá:
-¿Pues qué no se iban a ir?
Mará:
-Sí, pero ya ves que este niño siempre es el último en salir.
Papá:
-Bueno, ténganle paciencia, y traten de seguirle inculcando buenos valores. Ustedes deben llevarse bien y comprenderse mutuamente. Si van a vivir juntos debe haber trabajo en equipo para todo, y no solo querer hacer lo que les satisfaga personalmente.
Yoni:
-Fíjate, ¿pues qué no estábamos peleados? Y ahora hasta nos dices…
Mará dándole un codazo le dice en voz baja:
-¡Cállate, sonzo!
Papá:
-¿Ya ves? ¡Siempre sales con tus majaderías, siempre de respondón! Deberías empezar a madurar, porque a tu edad, ¡ya debes empezar a ser más responsable de tus actos!
Mará:
-Ash, ¿ya ves lo que provocas? –Volviéndolo a pellizcar-- ¡Pero esto no se va a quedar así, ya verás llegando a nuestra nueva casa…!
Yoni:
-¡Auch! Claro que no se va a quedar así, ¡se va a hacer moretón!
Papá:
-¡Ya basta niños!
Yoni:
-Mejor voy a ir a ver dónde está Elvelos.
Mará:
-'Oi nomás, va a ir a VER dónde está…
Papá:
-Yo lo vi echándose perfume y viéndose al espejo.
Mará:
-Típico.
*Por fin, aparecen Yoni y Elvelos por la puerta. Este, con los brazos alzados y con una mueca de dolor se echa aire en las axilas.*
Elvelos:
¡Híjole, híjole…!
Mará:
-¿Pos qué traes?
Yoni:
Fíjate que este sonzo se echó perfume en las axilas, y pss tiene alcohol y se acababa de rasurar el pelo de ahí…
Mará:
-Es el colmo. ¿Cómo se te ocurre echarte perfume en las axilas? Además, ¿tú para qué te rasuras ahí?
Elvelos:
-Este… pues es que cuando tengo pelos me huelen feo, y me puse perfume, para, que, no, huela, mal.
Mará:
Si serás… ¿qué no sabes que tú debes ponerte desodorante ahí, o loción? ¡Pero no perfume! Como sea, ¡ya vámonos!
Elvelos:
-Espera, se me olvida mi ropa.
Mará:
-¡”Se me olvida” mangos!
Y tomándolo por el brazo, lo jaló arrastrándolo a la sombría calle, con Yoni siguiéndolos y tropezando con banquetas, y chocando con árboles y postes.
Al verlos alejarse, el papá no pudo menos que dejar rodar una lágrima por su mejilla, y musitando unas palabras para sí, exclamó: “Adiós, hijos míos. Ojalá no hubieran dejado ese cabello en el cepillo.”
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Las aventuras de los hermanos Buenavista
viernes, 10 de septiembre de 2010
La razón habla por mí
Había sido un día largo, no tanto como cuando creía que tenía el poder de conquistar el mundo a la noche, pero lo suficiente como para fatigar mi espíritu y mi cuerpo. Llegué a casa sin ánimos de hablar, ni siquiera de encontrarme a nadie antes de tropezar con la cama. Sin embargo, me topé con una silla cómoda en el camino, y para recuperar un poco de energías de manera que me permitieran arrastrarme hasta la cama, decidí sentarme.
Entonces lo vi, o lo escuché, o lo sentí… realmente no lo recuerdo. Ahí estaba parado frente a mí con las manos tapándose la cara y con el evidente ademán de querer llorar.
-Cállate –le dije--. ¡Cállate! No quiero que empieces de nuevo, ya sé que cuando estás así es porque algo hiciste. No entiendes, ¿verdad? Cada que tú pierdes el equilibrio en algún asunto, el que termina pagando los platos rotos soy yo. A ti nadie te ve, nadie te conoce, no pueden echarte la culpa sobre nada. En cambio a mí… ¡a mí! Todo mundo puede culparme de lo que tú haces sin que se den cuenta siquiera de que te lo advertí antes. Pero además, si te hacen daño, ¡yo soy el que tiene que andar cuidándote hasta que te recuperes! ¿Te acuerdas de aquella vez, Corazón, cuando te embriagaste de amor? Sí, fue terrible. Tus incoherencias al hablar brotaban sin control. Vomitabas palabras dulzonas y empalagosas, mezcladas con sentimientos de esperanzas e ilusiones sin fundamento; y claro, todo por el exceso de amor en tu estómago y que rápidamente se filtraba en tus venas… el que no vomitabas en el suelo de la habitación, claro. No podías ni caminar, pues no mantenías el equilibrio sobre tus dos prioridades. Y por si fuera poco, la típica necedad del borracho… imposible hacerte razonar. Y lo peor: apestabas a amor tan intensamente que penetrabas toda la casa.
-No seas exagerado, si fue muy bonito todo aquello, se sentía tan bien… parecía estar volando, como si fuera caminando sobre las nubes…
-¡Cállate! Ni me lo menciones, porque cada que empiezas a decirlo es porque traes algo entre manos. Se te olvida lo que pasó después, ¿verdad? Acuérdate de la tremenda cruda que te dio. No querías que te hablara, que te dijera el mal que habías hecho porque mis palabras lastimaban tus oídos y las sentías demasiado fuertes para ti, sin darte cuenta que era yo el único que te quería ayudar. Ya no te soporto, ¿sabes? No solamente es cuando te da por enamorarte; también sueles perder el control con tus resentimientos, tus malditos celos, tu rabia, etc. ¿Crees que es fácil andar enmendando lo que provocas en las demás personas? Y todo por no hacerme caso cuando te doy mis consejos. ¿No ves que la Razón debe mandar sobre tí? Pero en fin… ¿ahora qué es lo que te pasa?
-No es nada, solo que ayer me dieron una bofetada en plena cara y creo que no me lo merecía. Y ya me conoces, en el instante me dio mucho coraje, pero ahora tengo que llorar para desahogarme.
-Lo sé, yo tampoco entiendo del todo por qué la gente te trata así a veces; porque no eres malo, aunque seas molesto.
-Gracias…
-De todas formas, Corazón, siéntate aquí y abrázame, que tal vez yo también necesito un poco de descanso y consuelo por parte tuya.
Entonces se sentó a mi lado y me abrazó. Por supuesto, no pudo contenerse. Es un insoportable sentimental, así que rompió a llorar suavemente sobre mi hombro. Claro que me compadecí al verlo así, pero tampoco podía hacer demasiado por consolarlo, también yo me sentía mal. Cuando la Razón de la demás gente holgazanea sin cesar, me confunde tanto el actuar de esa gente que me fatiga mucho el descifrarlo. Por eso, lo único que atiné a decirle fue:
-No hagas caso, esa gente no sabe lo que hace. Mañana te voy a ayudar a que conquistes a una mujer hermosa, ¿quieres?
Por primera vez en la noche, lo vi sonreír. Espero que no se enoje conmigo cuando descubra que solo fue un embuste. No puedo permitirle enamorarse otra vez.
Entonces lo vi, o lo escuché, o lo sentí… realmente no lo recuerdo. Ahí estaba parado frente a mí con las manos tapándose la cara y con el evidente ademán de querer llorar.
-Cállate –le dije--. ¡Cállate! No quiero que empieces de nuevo, ya sé que cuando estás así es porque algo hiciste. No entiendes, ¿verdad? Cada que tú pierdes el equilibrio en algún asunto, el que termina pagando los platos rotos soy yo. A ti nadie te ve, nadie te conoce, no pueden echarte la culpa sobre nada. En cambio a mí… ¡a mí! Todo mundo puede culparme de lo que tú haces sin que se den cuenta siquiera de que te lo advertí antes. Pero además, si te hacen daño, ¡yo soy el que tiene que andar cuidándote hasta que te recuperes! ¿Te acuerdas de aquella vez, Corazón, cuando te embriagaste de amor? Sí, fue terrible. Tus incoherencias al hablar brotaban sin control. Vomitabas palabras dulzonas y empalagosas, mezcladas con sentimientos de esperanzas e ilusiones sin fundamento; y claro, todo por el exceso de amor en tu estómago y que rápidamente se filtraba en tus venas… el que no vomitabas en el suelo de la habitación, claro. No podías ni caminar, pues no mantenías el equilibrio sobre tus dos prioridades. Y por si fuera poco, la típica necedad del borracho… imposible hacerte razonar. Y lo peor: apestabas a amor tan intensamente que penetrabas toda la casa.
-No seas exagerado, si fue muy bonito todo aquello, se sentía tan bien… parecía estar volando, como si fuera caminando sobre las nubes…
-¡Cállate! Ni me lo menciones, porque cada que empiezas a decirlo es porque traes algo entre manos. Se te olvida lo que pasó después, ¿verdad? Acuérdate de la tremenda cruda que te dio. No querías que te hablara, que te dijera el mal que habías hecho porque mis palabras lastimaban tus oídos y las sentías demasiado fuertes para ti, sin darte cuenta que era yo el único que te quería ayudar. Ya no te soporto, ¿sabes? No solamente es cuando te da por enamorarte; también sueles perder el control con tus resentimientos, tus malditos celos, tu rabia, etc. ¿Crees que es fácil andar enmendando lo que provocas en las demás personas? Y todo por no hacerme caso cuando te doy mis consejos. ¿No ves que la Razón debe mandar sobre tí? Pero en fin… ¿ahora qué es lo que te pasa?
-No es nada, solo que ayer me dieron una bofetada en plena cara y creo que no me lo merecía. Y ya me conoces, en el instante me dio mucho coraje, pero ahora tengo que llorar para desahogarme.
-Lo sé, yo tampoco entiendo del todo por qué la gente te trata así a veces; porque no eres malo, aunque seas molesto.
-Gracias…
-De todas formas, Corazón, siéntate aquí y abrázame, que tal vez yo también necesito un poco de descanso y consuelo por parte tuya.
Entonces se sentó a mi lado y me abrazó. Por supuesto, no pudo contenerse. Es un insoportable sentimental, así que rompió a llorar suavemente sobre mi hombro. Claro que me compadecí al verlo así, pero tampoco podía hacer demasiado por consolarlo, también yo me sentía mal. Cuando la Razón de la demás gente holgazanea sin cesar, me confunde tanto el actuar de esa gente que me fatiga mucho el descifrarlo. Por eso, lo único que atiné a decirle fue:
-No hagas caso, esa gente no sabe lo que hace. Mañana te voy a ayudar a que conquistes a una mujer hermosa, ¿quieres?
Por primera vez en la noche, lo vi sonreír. Espero que no se enoje conmigo cuando descubra que solo fue un embuste. No puedo permitirle enamorarse otra vez.
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sentimentalismos,
Vómitos verbales
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Cambio de Blog.- Danielov dixit
De DANIELOV
Saludos a todos lo sseguidores de Pith Zahot y anexos.
Muchos de ustedes habrán leído en su momento los post que llegué a publicar como autor adjunto en este blog. Entre ellos, la serie "Cómo corretear la chuleta...". Por su parte, también muchos de ustedes saben que he recuperado mi blog personal después de un periodo de histeria en que estúpidamente lo borré.
Pues bien, muchas de aquellas series seguirán publicándose en mi propio blog. Por tanto, podrán seguirse cabuleando de mis infortunios en aquella otra dirección.
Con todo, seguiré apoyando a Pith en este proyecto, tanto en corrección de estilo como en contenido visuales (si los hubiere).
De nuevo, saludos. Nos vemos (si lo desean) allá en mi blogcito. Como mencioné, http://danielov.blogspot.com/
He dicho. Hasta pronto.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Desde que te fuistes, ya no cuento más mis chistes...
Era una mujer de inigualable belleza.
Me encantaban sus tobillos, sus rodillas y su cabeza.
No era alta ni baja, ni gorda ni flaca,
sino todo lo contrario, y tan fuerte como una vaca.
Cuando se acercó, no pude resistirme
y tomándola por el cuello besé su nuca.
Tanto le encantó que con sus brazos quería comprimirme,
y yo me sentí feliz como antes nunca.
Su gracia al respirar y sus movimientos al comer
me tenían loco de atar, como ustedes pueden ver.
Tanto que sin mucho conocerla la invité a jugar Nintendo,
se lo propuse y aceptó tan pronto que aún no lo entiendo.
Se sentó en mi sillón y se comió mis chocolates,
prendió mi televisión y tiró mis cacahuates (por accidente).
Pero todo eso no me importó, pues la tenía a mi lado,
la tristeza me quitó y me tenía enamorado.
Sin embargo como siempre, un viejo barrigón,
de panza como la mía, pero un poco más pelón,
apareció de pronto, y piedra por piedra
construyó mi purgatorio, que llenó con venenosa hiedra.
Creí que mi princesa, por ser agradecida,
pelearía con el panzón aunque terminara torcida,
defendiendo nuestro amor y liberándome de la prisión,
donde ya estuve antes, pero se le olvidó a mi corazón.
Qué triste fue ver que con cruel desprecio,
deshechaba mi cariño, que pagué por un alto precio.
¡Compartí con ella tanto, mi Nintendo y mi sillón!
Y aún así se marcha azotando el portón.
No vuelvo a enamorarme, ¡jamás por Dios!
Porque no soporto tanto, ya no otro adiós.
Ya no hay quién le traiga cariño a mi corazón,
pues ella se fue con mis chocolates en su barriga
y entre sus brazos el panzón.
Me encantaban sus tobillos, sus rodillas y su cabeza.
No era alta ni baja, ni gorda ni flaca,
sino todo lo contrario, y tan fuerte como una vaca.
Cuando se acercó, no pude resistirme
y tomándola por el cuello besé su nuca.
Tanto le encantó que con sus brazos quería comprimirme,
y yo me sentí feliz como antes nunca.
Su gracia al respirar y sus movimientos al comer
me tenían loco de atar, como ustedes pueden ver.
Tanto que sin mucho conocerla la invité a jugar Nintendo,
se lo propuse y aceptó tan pronto que aún no lo entiendo.
Se sentó en mi sillón y se comió mis chocolates,
prendió mi televisión y tiró mis cacahuates (por accidente).
Pero todo eso no me importó, pues la tenía a mi lado,
la tristeza me quitó y me tenía enamorado.
Sin embargo como siempre, un viejo barrigón,
de panza como la mía, pero un poco más pelón,
apareció de pronto, y piedra por piedra
construyó mi purgatorio, que llenó con venenosa hiedra.
Creí que mi princesa, por ser agradecida,
pelearía con el panzón aunque terminara torcida,
defendiendo nuestro amor y liberándome de la prisión,
donde ya estuve antes, pero se le olvidó a mi corazón.
Qué triste fue ver que con cruel desprecio,
deshechaba mi cariño, que pagué por un alto precio.
¡Compartí con ella tanto, mi Nintendo y mi sillón!
Y aún así se marcha azotando el portón.
No vuelvo a enamorarme, ¡jamás por Dios!
Porque no soporto tanto, ya no otro adiós.
Ya no hay quién le traiga cariño a mi corazón,
pues ella se fue con mis chocolates en su barriga
y entre sus brazos el panzón.
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poemas,
sentimentalismos
martes, 24 de agosto de 2010
Mi reflejo
Hacía buen rato que me sentía ausente, fuera del tiempo y del espacio, divagando entre mis miedos, angustias y pensamientos más confusos.
De pronto me descubro frente al espejo de mi habitación, de espaldas a él y con los brazos cruzados sobre el pecho. Estoy con la cabeza baja y con el rostro sudoroso de tanto pensar y pensar, dándole vueltas al mismo asunto.
Ahora soy consciente de lo que sucedió el día de hoy y del por qué me encuentro aquí tan agitado. Claro, todo empezó cuando al salir de mi casa, la gente fijaba su mirada en mí, penetrante, escudriñadora y sobre todo con una fascinación y curiosidad morbosas. Examinaban mis movimientos, mis gestos, ademanes y expresiones a detalle. Tanto así, que a los niños se les solían atravesar algunos postes por el camino, y al estar tan absortos observándome, sus cabezas rebotaban con ellos sin remedio. Los adultos por su parte lo hacían más disimuladamente, pero sin lograr ocultarse de mi perspicacia, si así le podemos llamar. Era irritante sentir todas aquellas miradas sobre mi espalda siguiéndome y acosándome por doquier. Mi cara enrojecía y mi gesto se congeló en una eterna mueca de disgusto y frustración.
Aún no logro comprender qué es lo que sucedió hoy, por qué es que las personas tenían qué estar viéndome y criticándome... ¿cuál era la diferencia en mí con respecto a todos los demás? ¿Por qué nunca me había sentido tan marginado antes y qué había cambiado desde la última vez que salí a la calle?
Ahora lo comprendo: precisamente esa era mi intención al venir a detenerme frente al espejo, el descubrir de una vez por todas qué es lo que tanto atraía la curiosidad malsana de las personas. No tiene que ver con nada de mi interior, porque de ser así, no me comerían con la mirada. Evidentemente, era algo exterior, superficial, visible.
Sin embargo tengo ya buen rato parado aquí, de espaldas a mi reflejo. Mis pies me gritan, me exigen un movimiento para librarlos de mi peso. Mis manos sudan frío y mis lagrimales caprichosos exigen liberar dos lágrimas, contrario a mi voluntad. Tal vez... quizás tengo miedo encontrarme de frente con ese rasgo, esa característica que me hace tan distinto y tan señalable entre la gente. No me atrevo a recibir el grito de mi reflejo sobre mi rostro, penetrándome como la hoja de una espada de dos filos. Aún así, es necesario hacerlo para enfrentarme con él, no hay mejor modo de superarlo o bien, caer derrotado de una vez por todas, liberándome de todas formas de esta terrible angustia.
Lentamente dejo caer los brazos a mis costados: Palpo mi pantalón de mezclilla que se ciñe a mis piernas y mis caderas pero... no tiene nada que ver este asunto con mi vestimenta, ¿verdad?
-No seas cobarde y enfréntate --me digo a mí mismo--, no puede haber nada peor que la incertidumbre.
Claro, mi cerebro dibuja pedazos de razón en mis pensamientos, y creo que dadas las circunstancias, he de completar el cuadro de forma razonable también. Al fin, empiezo a girar pero aún con los ojos cerrados hasta quedar de frente. Con la mano derecha retiro el sudor que perla mi frente y al mismo tiempo la refresco con mi mano helada. Al fin me decido a abrir los ojos para visualizarme.
La cruda realidad me abofetea sin piedad.
-¡Pero esto no es nuevo! --pienso-- Esto es algo de todos los días, solo que... lo olvidé por unos segundos.
¡Pero la gente no lo olvida jamás! ¡Ellos recuerdan muy bien la pequeña gran diferencia! Mi puño hace añicos el espejo en un segundo, como si así pudiera cambiar la fría verdad de que... no puedo contemplar mi reflejo.
De pronto me descubro frente al espejo de mi habitación, de espaldas a él y con los brazos cruzados sobre el pecho. Estoy con la cabeza baja y con el rostro sudoroso de tanto pensar y pensar, dándole vueltas al mismo asunto.
Ahora soy consciente de lo que sucedió el día de hoy y del por qué me encuentro aquí tan agitado. Claro, todo empezó cuando al salir de mi casa, la gente fijaba su mirada en mí, penetrante, escudriñadora y sobre todo con una fascinación y curiosidad morbosas. Examinaban mis movimientos, mis gestos, ademanes y expresiones a detalle. Tanto así, que a los niños se les solían atravesar algunos postes por el camino, y al estar tan absortos observándome, sus cabezas rebotaban con ellos sin remedio. Los adultos por su parte lo hacían más disimuladamente, pero sin lograr ocultarse de mi perspicacia, si así le podemos llamar. Era irritante sentir todas aquellas miradas sobre mi espalda siguiéndome y acosándome por doquier. Mi cara enrojecía y mi gesto se congeló en una eterna mueca de disgusto y frustración.
Aún no logro comprender qué es lo que sucedió hoy, por qué es que las personas tenían qué estar viéndome y criticándome... ¿cuál era la diferencia en mí con respecto a todos los demás? ¿Por qué nunca me había sentido tan marginado antes y qué había cambiado desde la última vez que salí a la calle?
Ahora lo comprendo: precisamente esa era mi intención al venir a detenerme frente al espejo, el descubrir de una vez por todas qué es lo que tanto atraía la curiosidad malsana de las personas. No tiene que ver con nada de mi interior, porque de ser así, no me comerían con la mirada. Evidentemente, era algo exterior, superficial, visible.
Sin embargo tengo ya buen rato parado aquí, de espaldas a mi reflejo. Mis pies me gritan, me exigen un movimiento para librarlos de mi peso. Mis manos sudan frío y mis lagrimales caprichosos exigen liberar dos lágrimas, contrario a mi voluntad. Tal vez... quizás tengo miedo encontrarme de frente con ese rasgo, esa característica que me hace tan distinto y tan señalable entre la gente. No me atrevo a recibir el grito de mi reflejo sobre mi rostro, penetrándome como la hoja de una espada de dos filos. Aún así, es necesario hacerlo para enfrentarme con él, no hay mejor modo de superarlo o bien, caer derrotado de una vez por todas, liberándome de todas formas de esta terrible angustia.
Lentamente dejo caer los brazos a mis costados: Palpo mi pantalón de mezclilla que se ciñe a mis piernas y mis caderas pero... no tiene nada que ver este asunto con mi vestimenta, ¿verdad?
-No seas cobarde y enfréntate --me digo a mí mismo--, no puede haber nada peor que la incertidumbre.
Claro, mi cerebro dibuja pedazos de razón en mis pensamientos, y creo que dadas las circunstancias, he de completar el cuadro de forma razonable también. Al fin, empiezo a girar pero aún con los ojos cerrados hasta quedar de frente. Con la mano derecha retiro el sudor que perla mi frente y al mismo tiempo la refresco con mi mano helada. Al fin me decido a abrir los ojos para visualizarme.
La cruda realidad me abofetea sin piedad.
-¡Pero esto no es nuevo! --pienso-- Esto es algo de todos los días, solo que... lo olvidé por unos segundos.
¡Pero la gente no lo olvida jamás! ¡Ellos recuerdan muy bien la pequeña gran diferencia! Mi puño hace añicos el espejo en un segundo, como si así pudiera cambiar la fría verdad de que... no puedo contemplar mi reflejo.
jueves, 19 de agosto de 2010
Criaturas por montones
Era una tarde tranquila y normal. El cielo estaba muy nublado, negro por donde lo vieras. Era evidente que la vecina se atormentaba… quise decir, que la tormenta se avecinaba. Aún así me parecía que había un aroma de paz en el ambiente. Estando sin mucho que hacer, mi mamá se me acercó y me propuso que la acompañara a ella y a mi hermana a la tienda de autoservicio, donde compraríamos lo esencial para sobrevivir la semana. Acepté y en seguida nos pusimos en camino. La música contenida en mi iPod me hacía más placentero el viaje y me hacía disfrutar aún más de aquella tarde… poco me imaginaba lo que me sucedería minutos después.
Nos apeamos de la camioneta y nos dirigimos a la entrada del establecimiento. Inmediatamente luego de haber cruzado la puerta, tuve la visión más horrorosa que jamás había imaginado: un enjambre compuesto por lo que parecían ser millones de criaturas extrañas y diminutas y que daban la impresión de salir de todos los recovecos de la tienda inundaban los pasillos, abarrotaban el ambiente y hacían que el aire se sintiera pesado, contaminado y dañino para mi cuerpo. Al mismo tiempo, entre toda aquella multitud de especímenes extraños, se movían otros más grandes que sí tenían la apariencia de seres humanos comunes y corrientes, pero lo que me hacía dudar de que lo fueran era que se movían con toda calma y tranquilidad entre aquel ejército de criaturitas, que incluso los tocaban y les hablaban sin inmutarse. Yo estaba horrorizado.
Lo peor del caso era que mi mamá y mi hermana parecían compartir la misma reacción que los humanos que se movían por la tienda, pues no se detuvieron ni se sorprendieron lo más mínimo ante tamaño espectáculo; más aún, me impulsaban a seguir avanzando hacia el interior de aquel infierno.
Yo no podía más… estaba a punto de soltar un tremendo alarido de desesperación en reacción a las estridentes vocecitas que lastimaban mis tímpanos y que procedían de las bocas de aquellas criaturas. Entonces sentí una mano en mi hombro que me sobresaltó hasta el punto de soltar un “¡ay!” de sorpresa, que también espantó a mi hermana, que era la que me tocaba. Tras recuperar la calma --si así le podemos llamar--, me dijo:
-¿Qué fregados te pasa? ¡Me asustaste!
Y le contesté inquieto y temblando:
-¿Pues qué no ves a donde estamos entrando? Y todas esas cosas moviéndose y llenando este lugar… ¡vámonos de aquí!
-Cómo eres payaso, ¿qué no ves que son niños? No sabía que le tenías fobia a los niños.
De pronto la venda cayó de mis ojos, y noté que esa era la razón por la que no podía distinguir bien esas figuras. Efectivamente, eran niños, acompañados por sus papás que estaban comprando todo tipo de artículos y llevándolos a las cajas registradoras para pagarlos. Entonces mi semblante cambió radicalmente; se dibujó una boba sonrisa en mi rostro y me puse colorado de vergüenza.
Sin embargo, aquella experiencia me hizo ponerme a pensar profundamente, y meditar sobre un asunto.
A mí siempre me han parecido muy bonitos y encantadores los niños; de hecho en mi caso personal, siempre quise ser un niño para siempre jamás, así tipo Peter Pan. Pero hay algo que sí me preocupó: ¿cómo era posible que hubiera tal falta de conciencia y consideración en las personas –sean casadas o no—como para estar trayendo niños a este mundo a diestra y siniestra como si fueran conejitos en criadero?
Pero dejemos el tiempo pasado en mis verbos, porque esto es precisamente lo que se ve hoy día. En lugar de que se reduzca la fabricación en serie de seres humanos diminutos, pareciera ser que hay un premio al que más logre tener. Es verdaderamente inconcebible, inconsciente, inhumano, inmoral, irrazonable, insensato y hasta estúpido el que, viendo cómo está la situación actual en cuanto a economía, salud, seguridad personal y familiar, alimentación, estabilidad moral y mental, etc, se sigan empeñando en llenar a este país de niños inocentes que solo vienen a sufrir injustamente.
No estoy criticando ni condenando a quienes tengan el deseo de tener un hijo y lo hagan realidad con toda responsabilidad. Esa es una decisión puramente personal, pero son más los niños traídos al mundo por irresponsabilidades que los deseados de verdad… pero no comencemos de nuevo.
Total, si quieren tener hijos sin control, váyanse a Europa donde el promedio de edad es de puro vejete.
Ya, lo dije y lo sostengo.
* * *
Por cierto, me disculpo por mi ausencia en estos parajes, mas no andaba muerto, andaba de parranda. No les prometo escribir muy seguido, pero tampoco los abandonaré.
* * *
Nota:
Si ya están esperando un hijo y este post les hizo reflexionar sobre la irresponsabilidad de traer niños sin control, no sean tarugos y no piensen en el aborto. Ups, creo que no lo habían pensado hasta que lo mencioné.¬¬ Total, olvídenlo.
Nos apeamos de la camioneta y nos dirigimos a la entrada del establecimiento. Inmediatamente luego de haber cruzado la puerta, tuve la visión más horrorosa que jamás había imaginado: un enjambre compuesto por lo que parecían ser millones de criaturas extrañas y diminutas y que daban la impresión de salir de todos los recovecos de la tienda inundaban los pasillos, abarrotaban el ambiente y hacían que el aire se sintiera pesado, contaminado y dañino para mi cuerpo. Al mismo tiempo, entre toda aquella multitud de especímenes extraños, se movían otros más grandes que sí tenían la apariencia de seres humanos comunes y corrientes, pero lo que me hacía dudar de que lo fueran era que se movían con toda calma y tranquilidad entre aquel ejército de criaturitas, que incluso los tocaban y les hablaban sin inmutarse. Yo estaba horrorizado.
Lo peor del caso era que mi mamá y mi hermana parecían compartir la misma reacción que los humanos que se movían por la tienda, pues no se detuvieron ni se sorprendieron lo más mínimo ante tamaño espectáculo; más aún, me impulsaban a seguir avanzando hacia el interior de aquel infierno.
Yo no podía más… estaba a punto de soltar un tremendo alarido de desesperación en reacción a las estridentes vocecitas que lastimaban mis tímpanos y que procedían de las bocas de aquellas criaturas. Entonces sentí una mano en mi hombro que me sobresaltó hasta el punto de soltar un “¡ay!” de sorpresa, que también espantó a mi hermana, que era la que me tocaba. Tras recuperar la calma --si así le podemos llamar--, me dijo:
-¿Qué fregados te pasa? ¡Me asustaste!
Y le contesté inquieto y temblando:
-¿Pues qué no ves a donde estamos entrando? Y todas esas cosas moviéndose y llenando este lugar… ¡vámonos de aquí!
-Cómo eres payaso, ¿qué no ves que son niños? No sabía que le tenías fobia a los niños.
De pronto la venda cayó de mis ojos, y noté que esa era la razón por la que no podía distinguir bien esas figuras. Efectivamente, eran niños, acompañados por sus papás que estaban comprando todo tipo de artículos y llevándolos a las cajas registradoras para pagarlos. Entonces mi semblante cambió radicalmente; se dibujó una boba sonrisa en mi rostro y me puse colorado de vergüenza.
Sin embargo, aquella experiencia me hizo ponerme a pensar profundamente, y meditar sobre un asunto.
A mí siempre me han parecido muy bonitos y encantadores los niños; de hecho en mi caso personal, siempre quise ser un niño para siempre jamás, así tipo Peter Pan. Pero hay algo que sí me preocupó: ¿cómo era posible que hubiera tal falta de conciencia y consideración en las personas –sean casadas o no—como para estar trayendo niños a este mundo a diestra y siniestra como si fueran conejitos en criadero?
Pero dejemos el tiempo pasado en mis verbos, porque esto es precisamente lo que se ve hoy día. En lugar de que se reduzca la fabricación en serie de seres humanos diminutos, pareciera ser que hay un premio al que más logre tener. Es verdaderamente inconcebible, inconsciente, inhumano, inmoral, irrazonable, insensato y hasta estúpido el que, viendo cómo está la situación actual en cuanto a economía, salud, seguridad personal y familiar, alimentación, estabilidad moral y mental, etc, se sigan empeñando en llenar a este país de niños inocentes que solo vienen a sufrir injustamente.
No estoy criticando ni condenando a quienes tengan el deseo de tener un hijo y lo hagan realidad con toda responsabilidad. Esa es una decisión puramente personal, pero son más los niños traídos al mundo por irresponsabilidades que los deseados de verdad… pero no comencemos de nuevo.
Total, si quieren tener hijos sin control, váyanse a Europa donde el promedio de edad es de puro vejete.
Ya, lo dije y lo sostengo.
* * *
Por cierto, me disculpo por mi ausencia en estos parajes, mas no andaba muerto, andaba de parranda. No les prometo escribir muy seguido, pero tampoco los abandonaré.
* * *
Nota:
Si ya están esperando un hijo y este post les hizo reflexionar sobre la irresponsabilidad de traer niños sin control, no sean tarugos y no piensen en el aborto. Ups, creo que no lo habían pensado hasta que lo mencioné.¬¬ Total, olvídenlo.
viernes, 6 de agosto de 2010
Hace un poco menos de seis meses, fue inaugurado este blog, con un propósito determinado. Al inicio, la idea era que este espacio hiciera las veces de depositario de numerosas confesiones, las cuales eran exabruptos verbales provocados por mis turbios y atormentados pensamientos y/o sentimientos. Sin embargo, gradualmente ha ido evolucionando hasta convertirse finalmente, en una estantería en la cuál exhibir lo que yo considero “mi arte”… o dicho de otro modo, el arte de mi propiedad, para que luego no critiquen mi jerga y se preste a malos entendidos.
Dicho arte ha tenido su popularidad, sí señores, y precisamente al respecto, escribo este post para conmemorar que he llegado a reclutar mi primer veintena de seguidores. Es menester agradecerles su constancia al leerme, comentarme (quienes lo hacen) y por supuesto al recomendarme con toda alma viviente.
Para aprovechar esta ocasión especial, déjenme presumirles algo digno de ello. Resulta ser que un tío mío trabaja con un señor cuya esposa es literata (especializada en la palabra escrita), o algo por el estilo. Entre el señor éste y ella hacen obras de teatro y las presentan en la Casa de la Cultura aquí en la ciudad. Obviamente, no es cualquier crítico novato de literatura ni mucho menos.
Pues bien, a mi tío se le ocurrió llevarles impresos algunos de mis escritos publicados recientemente, pero sin comentar que eran parte de un blog ni que yo soy ciego. Solamente les pidió el punto de vista completamente objetivo, refiriéndose a mí como su “sobrino escritor”, cosa que me halaga. Pues bien, resulta que dichas personalidades, además de darse el tiempo de leerlos detenidamente, se tomaron la molestia de dar su punto de vista crítico. Pero eso no es lo mejor; lo más sobresaliente es lo que dijeron sobre los escritos de su servilleta. Los post que analizaron son los de “La hombre y el mujer”, y las “Crónicas de un muerto” que consta de cuatro partes. Por si ustedes aún no las han leído, ahí tán pa' que las lean.
Ahora pues, procedo a citar textualmente la opinión dada a cada uno.
“La hombre y el mujer”
[comentarios]
“Crónicas de un muerto”
[Comentarios]
¿Cómo la ven? En lo personal, no solamente estoy satisfecho y halagado, sino que me siento honrado. A pesar de que se dicen varias cosas negativas, ustedes notarán que son detalles meramente del desarrollo de la historia, pero no se me sensura ni ortografía, calidad, vocabulario, redacción, composición, etc. Además, en los aspectos que comenta como malos, es lógico que sea así, por ejemplo: se habla de los finales abruptos; y claro, puesto que esto es un blog, no puedo aventarme un cuento de 50 páginas… por tanto, el hecho de que los finales sean así, es intencional. Recuerden que los críticos no saben que lo que estaban analizando eran escritos de un blog, ni que habían sido redactados por un ciego. Por tanto yo considero que me fue bastante bien, y ello me impulsa a seguir esforzándome por mejorar.
En una de esas, si amplío y edito mis cuentos ¿qué tal que me van comprando uno para representarlo en los teatros locales…? De acuerdo, estoy volando muy alto. Pero acuérdense que para dar en el blanco con una flecha, hay que apuntar hacia arriba, para que al volar, la flecha vaya descendiendo ligeramente y caiga justo en el centro.
* * *
Pasando a otros temas, aprovecho la ocasión para recomendarles un par de blogs que también merecen su atención. Primero, me complace anunciarles que el blog del que nos despedimos hace unos cuatro meses, vuelve a la circulación. Me refiero a la bitácora de Danielov, quien ha estado participando como coautor de este blog, pero que ahora retoma su propio espacio. Visítenlo y juzguen, en lo personal a mí me parece muy bueno, y como no, si él fue mi mentor. Pueden leerlo
aquí.
La otra recomendación de hoy se refiere a mi hermanita, cuyos impulsos la llevaron por fin a iniciar un proyecto de éstos. Sus escritos son buenos y divertidos, además de que tienen un toque de limón, es decir, algo ácidos y/o agrios. A ella pueden leerla aquí.
Con esto me despido, agradeciéndoles nuevamente el estar al pendiente de los debrayes de este pobre loco. Comentándoles además que de ustedes dependerá que consiga otra veintena más de seguidores. Así que recomienden, recomienden, recomienden…
Dicho arte ha tenido su popularidad, sí señores, y precisamente al respecto, escribo este post para conmemorar que he llegado a reclutar mi primer veintena de seguidores. Es menester agradecerles su constancia al leerme, comentarme (quienes lo hacen) y por supuesto al recomendarme con toda alma viviente.
Para aprovechar esta ocasión especial, déjenme presumirles algo digno de ello. Resulta ser que un tío mío trabaja con un señor cuya esposa es literata (especializada en la palabra escrita), o algo por el estilo. Entre el señor éste y ella hacen obras de teatro y las presentan en la Casa de la Cultura aquí en la ciudad. Obviamente, no es cualquier crítico novato de literatura ni mucho menos.
Pues bien, a mi tío se le ocurrió llevarles impresos algunos de mis escritos publicados recientemente, pero sin comentar que eran parte de un blog ni que yo soy ciego. Solamente les pidió el punto de vista completamente objetivo, refiriéndose a mí como su “sobrino escritor”, cosa que me halaga. Pues bien, resulta que dichas personalidades, además de darse el tiempo de leerlos detenidamente, se tomaron la molestia de dar su punto de vista crítico. Pero eso no es lo mejor; lo más sobresaliente es lo que dijeron sobre los escritos de su servilleta. Los post que analizaron son los de “La hombre y el mujer”, y las “Crónicas de un muerto” que consta de cuatro partes. Por si ustedes aún no las han leído, ahí tán pa' que las lean.
Ahora pues, procedo a citar textualmente la opinión dada a cada uno.
“La hombre y el mujer”
[comentarios]
"Me gusta mucho el juego de paréntesis; El ritmo, la redacción, la complitud de vocabulario.
"A ella la abandonan al final muy fuerte.
"No me gusta lo abrupto del final, pierde fuerza y debe ser aún más fuerte que los chispazos divertidos del inicio y nudo."
“Crónicas de un muerto”
[Comentarios]
"Tiene momentos muy buenos, y de repente otros no tanto, obvios e infantiles, de humor simple.
"La continuidad falla, es abrupta.
"Carece de elementos fijos, aquellos que mencionas, vas justificando en el camino y luego retornas o hasta te ayudan a cerrar con fuerza.
"Se sacrifica el orden y la veracidad por encontrar elementos que hablan de muerte.
"El final nuevamente abrupto y dejando a medias un cierre contundente."
¿Cómo la ven? En lo personal, no solamente estoy satisfecho y halagado, sino que me siento honrado. A pesar de que se dicen varias cosas negativas, ustedes notarán que son detalles meramente del desarrollo de la historia, pero no se me sensura ni ortografía, calidad, vocabulario, redacción, composición, etc. Además, en los aspectos que comenta como malos, es lógico que sea así, por ejemplo: se habla de los finales abruptos; y claro, puesto que esto es un blog, no puedo aventarme un cuento de 50 páginas… por tanto, el hecho de que los finales sean así, es intencional. Recuerden que los críticos no saben que lo que estaban analizando eran escritos de un blog, ni que habían sido redactados por un ciego. Por tanto yo considero que me fue bastante bien, y ello me impulsa a seguir esforzándome por mejorar.
En una de esas, si amplío y edito mis cuentos ¿qué tal que me van comprando uno para representarlo en los teatros locales…? De acuerdo, estoy volando muy alto. Pero acuérdense que para dar en el blanco con una flecha, hay que apuntar hacia arriba, para que al volar, la flecha vaya descendiendo ligeramente y caiga justo en el centro.
* * *
Pasando a otros temas, aprovecho la ocasión para recomendarles un par de blogs que también merecen su atención. Primero, me complace anunciarles que el blog del que nos despedimos hace unos cuatro meses, vuelve a la circulación. Me refiero a la bitácora de Danielov, quien ha estado participando como coautor de este blog, pero que ahora retoma su propio espacio. Visítenlo y juzguen, en lo personal a mí me parece muy bueno, y como no, si él fue mi mentor. Pueden leerlo
aquí.
La otra recomendación de hoy se refiere a mi hermanita, cuyos impulsos la llevaron por fin a iniciar un proyecto de éstos. Sus escritos son buenos y divertidos, además de que tienen un toque de limón, es decir, algo ácidos y/o agrios. A ella pueden leerla aquí.
Con esto me despido, agradeciéndoles nuevamente el estar al pendiente de los debrayes de este pobre loco. Comentándoles además que de ustedes dependerá que consiga otra veintena más de seguidores. Así que recomienden, recomienden, recomienden…
Categoría:
Críticas constructivas,
Ocasiones especiales,
Personal
lunes, 2 de agosto de 2010
Azar vs Amor
-Toma un respiro, tómalo profundamente. Cálmate, --él me dice-- si juegas, juega para subsistir. Toma un arma y cuenta hasta tres.
Mientras me habla, me escudriña con la mirada. Sus ojos se clavan en mi rostro tratando de penetrar en mi interior, intentando adivinar mis sentimientos. Yo no hago más que asentir a lo que él me dice, un poco atontada. Ahora ya no es igual que la noche que decidí venir aquí. Mi decisión era absoluta y mi postura inquebrantable. Estaba harta de que el azar jugara con mi vida y de que esta no tuviera ningún sentido. “Así que si de eso se trata –pensé—entonces dejaré en manos del maldito azar si sigo viviendo o no”. La verdad era que en mi interior yo no estaba tan segura de morir, pero tampoco tenía el valor suficiente para seguir viviendo, enfrentándome a lo que llaman “destino”… había quedado más que comprobado que yo no podía contra él, o que él estaba empeñado en hacerme la vida imposible. Entonces veremos qué opina ahora que le pongo mi vida en sus manos: si quiere matarme, adelante.
Ahora estoy sudando, moviéndome lentamente. Ya no hay tiempo para pensar… es mi turno.
-Di una oración para ti misma –me dice--; cierra los ojos, a veces ayuda.
Pero entonces, al cerrar mis ojos, surge un pensamiento aterrador: él está aquí en medio, él que nunca a perdido en este juego… la ruleta rusa nunca ha logrado vencerlo, o más bien dicho, él a vencido al azar tantas veces…
Entonces siento su mano en mi hombro en un gesto de condescendencia. Tal vez ha leído en mis ojos la razón por la que estoy aquí, dispuesta a jugarme el todo por el todo.
¿Y qué es esto que siento? ¿Por qué ahora tengo ganas de seguir viviendo, de disfrutar otra vez de un nuevo sentimiento? Tal vez sean sus ojos color miel, o su sonrisa delicada con la que expresa todo y a la vez nada específico. Pero lo que más me cautiva es su voz… su forma de hablar tan sencilla en apariencia pero con una profundidad de pensamientos admirable.
-Dilssie –me dice sobresaltándome-- ¿te pasa algo?
Solo había quedado unos instantes meditando, pero él debió advertir que algo me inquietaba con su mirada suspicaz.
-Nada en absoluto, solo que no es tan sencillo como me pareció al principio.
-Lo sé y te entiendo. Lo he intentado varias veces, como sabes, y nunca he perdido (puesto que te estoy hablando), pero siempre es como la primera vez. ¿Sabes? No te veo tan convencida y no creo que estés lista para esto, pero si estás decidida…
-Claro que estoy decidida –lo interrumpí con un ademán que traté que se viera enérgico--, lo pensé mucho antes de aventurarme a hacerlo. El azar me ha jugado muchas malas pasadas y mi vida ahora carece de sentido. Así que deposito mi vida en manos de él y que decida por mí… porque yo ya estoy cansada.
-Lo único que no me cuadra es que cómo una mujer tan bonita e inteligente como tú llegara a sentirse tan mal.
-¿Y cómo sabes que soy inteligente si no me conoces?
-Es lógico, lo noto en tu forma de hablar.
Me vuelve a dirigir una mirada algo extraña, como si ya conociera todo de mí.
-Pues no lo soy, y obviamente tampoco soy bonita.
-De acuerdo, no vamos a discutir una mera apreciación personal; para mí lo eres y punto.
No recuerdo haber conocido a un hombre como él. Cada vez me cautiva más, y por supuesto tiene toda la razón… ya no estoy segura de querer hacerlo.
-¿Sabes? Creo que…
Lo sé –me interrumpe poniéndose un dedo en los labios para indicarme que no lo dijera--, yo también lo siento.
-¿Pero cómo sabes lo que te iba a decir, y que es algo que estoy sintiendo?
-¿Crees que el estar aquí tanto tiempo, observando las reacciones de cientos de personas al enfrentarse a la muerte no me ha dejado enseñanzas para identificar los pensamientos de los que hablan conmigo?
-Tal vez, pero creo que ahora estás equivocado. Ni siquiera yo estoy del todo segura de lo que te iba a decir. Ya no sé si quiero decírtelo…
-Entonces yo lo diré: me agradas, eres muy linda, bonita, inteligente, agradable, sensible y… eres muy cariñosa.
-¿qué? –entonces sí me sorprendí. Es la primera vez que nos vemos en la vida y ¿conoce mi personalidad a tal punto que sabe que yo solía ser cariñosa?— eso solo lo dices al AZAR, ¿verdad? No hay forma de que sepas cómo soy.
-Creo haberte dicho ya la razón de que me dé cuenta de tu forma de ser. No lo digo al azar y además acerté, puesto que no lo has negado.
Lo peor de todo esto es que, obviamente, a mí también me ha flechado este hombre, y en este preciso instante tengo una razón de peso para seguir viviendo, y así se lo expresé a él, quien pensaba algo parecido. Él tiene la marca más alta de juegos sin perder, pero ha sido simplemente coincidencia. Ha jugado varias veces prácticamente por la misma razón que yo, porque no se sentía con el valor suficiente de seguir viviendo, técnicamente, ambos somos unos cobardes. Sin embargo, el azar había decidido jugarle varias malas pasadas, puesto que hasta ahora, la bala se había negado a dispararse.
Entonces surge una idea en mi interior, algo que me ilumina enteramente: realizaré lo que vine a hacer de todas formas, jugaré contra el azar una partida de vida o muerte. Pero algo más: si gano, me quedaré junto a él de ahora en adelante, pero si pierdo, tal vez así tenía que ser. Se lo comenté a él y aunque ví una mueca de inquietud y dolor en su rostro, al final asintió y estuvo de acuerdo con la apuesta. No solo apuesto mi vida, sino nuestro… ¿amor?
-Tú puedes ver mi corazón latir, puedes verlo a través de mi pecho –le digo--,
estoy aterrada pero no me marcharé. Sé que tengo que pasar esta prueba. Solo apretaré el gatillo, y que el azar decida el resto.
-Toma el arma pues, sostenla con firmeza y gira la "ruleta” cuando estés lista. Entonces sin pensarlo, solo dispara.
Cuando mi vida parpadea ante mis ojos, me pregunto si volveré a ver el amanecer de nuevo.
Así que muchos no tendrán la oportunidad de decir adiós, pero es demasiado tarde para pensar en eso.
Él extiende sus manos y palpa algo sobre el mostrador, como buscando a tientas, cosa que me extraña bastante… y al fin, sus dedos tropiezan con un revólver, el cual me entrega luego de haberle colocado el respectivo proyectil.
-¿Estás lista?
-Claro –le digo tomando el arma--, pero antes quiero que sepas algo: si salgo vencedora, estaré contigo, te daré mi corazón, puesto que para eso sobreviviré…
No me deja decir más. Me abraza, y me deposita un beso suave en los labios. Mi corazón quiere salirse del pecho, y mis manos están frías y temblando.
Al fin me pongo en la posición correcta y apunto directo a mi cabeza. Giro el barril y luego de un instante… jalo el gatillo… oigo un chasquido que aturde mis oídos pero… ¿sigo viva? El rostro radiante de él me responde a mi pregunta. El azar ha decidido que siga viviendo.
Sin embargo, él extiende la mano y me arrebata el arma, diciendo:
-Es mi turno.
-¿qué? --Salto en seguida-- ¿Estás loco? ¡Gané la apuesta, ahora podemos estar juntos…!
-Lo sé, pero no solo eres tú, yo también tengo pendiente una revancha con el Azar como tú lo llamas, y le apuesto lo mismo que tú: mi vida y mis sentimientos. Te prometo, Dilssie, que si no muero, seré tuyo y tú serás mía.
Yo no doy crédito a mis oídos ni a mis ojos, y con aquel estado de estupor que me embarga, quedo petrificada mientras veo como decidida e inexorablemente, lleva el cañón a su sien. Quiero detenerlo, pero la aplastante fuerza de sus palabras y su mirada me lo impiden. Solo logro articular algunas palabras:
-No… no quiero que tú estés viéndome… ¡no me mires mientras lo haces!
Y él dice mientras gira el tambor con una voz profunda y hueca:
-Soy ciego, no puedo verte…
Y dispara.
Su cuerpo se desploma hacia atrás, sin darme oportunidad de tomarlo en mis brazos. Los ojos sin visión que antes me parecieran tan hermosos, tan vivos, se han cerrado para siempre.
P.D.: Esta historia está enteramente basada e inspirada en la canción Russian Roulette de Rihanna, por si no lo habían notado¬¬
Mientras me habla, me escudriña con la mirada. Sus ojos se clavan en mi rostro tratando de penetrar en mi interior, intentando adivinar mis sentimientos. Yo no hago más que asentir a lo que él me dice, un poco atontada. Ahora ya no es igual que la noche que decidí venir aquí. Mi decisión era absoluta y mi postura inquebrantable. Estaba harta de que el azar jugara con mi vida y de que esta no tuviera ningún sentido. “Así que si de eso se trata –pensé—entonces dejaré en manos del maldito azar si sigo viviendo o no”. La verdad era que en mi interior yo no estaba tan segura de morir, pero tampoco tenía el valor suficiente para seguir viviendo, enfrentándome a lo que llaman “destino”… había quedado más que comprobado que yo no podía contra él, o que él estaba empeñado en hacerme la vida imposible. Entonces veremos qué opina ahora que le pongo mi vida en sus manos: si quiere matarme, adelante.
Ahora estoy sudando, moviéndome lentamente. Ya no hay tiempo para pensar… es mi turno.
-Di una oración para ti misma –me dice--; cierra los ojos, a veces ayuda.
Pero entonces, al cerrar mis ojos, surge un pensamiento aterrador: él está aquí en medio, él que nunca a perdido en este juego… la ruleta rusa nunca ha logrado vencerlo, o más bien dicho, él a vencido al azar tantas veces…
Entonces siento su mano en mi hombro en un gesto de condescendencia. Tal vez ha leído en mis ojos la razón por la que estoy aquí, dispuesta a jugarme el todo por el todo.
¿Y qué es esto que siento? ¿Por qué ahora tengo ganas de seguir viviendo, de disfrutar otra vez de un nuevo sentimiento? Tal vez sean sus ojos color miel, o su sonrisa delicada con la que expresa todo y a la vez nada específico. Pero lo que más me cautiva es su voz… su forma de hablar tan sencilla en apariencia pero con una profundidad de pensamientos admirable.
-Dilssie –me dice sobresaltándome-- ¿te pasa algo?
Solo había quedado unos instantes meditando, pero él debió advertir que algo me inquietaba con su mirada suspicaz.
-Nada en absoluto, solo que no es tan sencillo como me pareció al principio.
-Lo sé y te entiendo. Lo he intentado varias veces, como sabes, y nunca he perdido (puesto que te estoy hablando), pero siempre es como la primera vez. ¿Sabes? No te veo tan convencida y no creo que estés lista para esto, pero si estás decidida…
-Claro que estoy decidida –lo interrumpí con un ademán que traté que se viera enérgico--, lo pensé mucho antes de aventurarme a hacerlo. El azar me ha jugado muchas malas pasadas y mi vida ahora carece de sentido. Así que deposito mi vida en manos de él y que decida por mí… porque yo ya estoy cansada.
-Lo único que no me cuadra es que cómo una mujer tan bonita e inteligente como tú llegara a sentirse tan mal.
-¿Y cómo sabes que soy inteligente si no me conoces?
-Es lógico, lo noto en tu forma de hablar.
Me vuelve a dirigir una mirada algo extraña, como si ya conociera todo de mí.
-Pues no lo soy, y obviamente tampoco soy bonita.
-De acuerdo, no vamos a discutir una mera apreciación personal; para mí lo eres y punto.
No recuerdo haber conocido a un hombre como él. Cada vez me cautiva más, y por supuesto tiene toda la razón… ya no estoy segura de querer hacerlo.
-¿Sabes? Creo que…
Lo sé –me interrumpe poniéndose un dedo en los labios para indicarme que no lo dijera--, yo también lo siento.
-¿Pero cómo sabes lo que te iba a decir, y que es algo que estoy sintiendo?
-¿Crees que el estar aquí tanto tiempo, observando las reacciones de cientos de personas al enfrentarse a la muerte no me ha dejado enseñanzas para identificar los pensamientos de los que hablan conmigo?
-Tal vez, pero creo que ahora estás equivocado. Ni siquiera yo estoy del todo segura de lo que te iba a decir. Ya no sé si quiero decírtelo…
-Entonces yo lo diré: me agradas, eres muy linda, bonita, inteligente, agradable, sensible y… eres muy cariñosa.
-¿qué? –entonces sí me sorprendí. Es la primera vez que nos vemos en la vida y ¿conoce mi personalidad a tal punto que sabe que yo solía ser cariñosa?— eso solo lo dices al AZAR, ¿verdad? No hay forma de que sepas cómo soy.
-Creo haberte dicho ya la razón de que me dé cuenta de tu forma de ser. No lo digo al azar y además acerté, puesto que no lo has negado.
Lo peor de todo esto es que, obviamente, a mí también me ha flechado este hombre, y en este preciso instante tengo una razón de peso para seguir viviendo, y así se lo expresé a él, quien pensaba algo parecido. Él tiene la marca más alta de juegos sin perder, pero ha sido simplemente coincidencia. Ha jugado varias veces prácticamente por la misma razón que yo, porque no se sentía con el valor suficiente de seguir viviendo, técnicamente, ambos somos unos cobardes. Sin embargo, el azar había decidido jugarle varias malas pasadas, puesto que hasta ahora, la bala se había negado a dispararse.
Entonces surge una idea en mi interior, algo que me ilumina enteramente: realizaré lo que vine a hacer de todas formas, jugaré contra el azar una partida de vida o muerte. Pero algo más: si gano, me quedaré junto a él de ahora en adelante, pero si pierdo, tal vez así tenía que ser. Se lo comenté a él y aunque ví una mueca de inquietud y dolor en su rostro, al final asintió y estuvo de acuerdo con la apuesta. No solo apuesto mi vida, sino nuestro… ¿amor?
-Tú puedes ver mi corazón latir, puedes verlo a través de mi pecho –le digo--,
estoy aterrada pero no me marcharé. Sé que tengo que pasar esta prueba. Solo apretaré el gatillo, y que el azar decida el resto.
-Toma el arma pues, sostenla con firmeza y gira la "ruleta” cuando estés lista. Entonces sin pensarlo, solo dispara.
Cuando mi vida parpadea ante mis ojos, me pregunto si volveré a ver el amanecer de nuevo.
Así que muchos no tendrán la oportunidad de decir adiós, pero es demasiado tarde para pensar en eso.
Él extiende sus manos y palpa algo sobre el mostrador, como buscando a tientas, cosa que me extraña bastante… y al fin, sus dedos tropiezan con un revólver, el cual me entrega luego de haberle colocado el respectivo proyectil.
-¿Estás lista?
-Claro –le digo tomando el arma--, pero antes quiero que sepas algo: si salgo vencedora, estaré contigo, te daré mi corazón, puesto que para eso sobreviviré…
No me deja decir más. Me abraza, y me deposita un beso suave en los labios. Mi corazón quiere salirse del pecho, y mis manos están frías y temblando.
Al fin me pongo en la posición correcta y apunto directo a mi cabeza. Giro el barril y luego de un instante… jalo el gatillo… oigo un chasquido que aturde mis oídos pero… ¿sigo viva? El rostro radiante de él me responde a mi pregunta. El azar ha decidido que siga viviendo.
Sin embargo, él extiende la mano y me arrebata el arma, diciendo:
-Es mi turno.
-¿qué? --Salto en seguida-- ¿Estás loco? ¡Gané la apuesta, ahora podemos estar juntos…!
-Lo sé, pero no solo eres tú, yo también tengo pendiente una revancha con el Azar como tú lo llamas, y le apuesto lo mismo que tú: mi vida y mis sentimientos. Te prometo, Dilssie, que si no muero, seré tuyo y tú serás mía.
Yo no doy crédito a mis oídos ni a mis ojos, y con aquel estado de estupor que me embarga, quedo petrificada mientras veo como decidida e inexorablemente, lleva el cañón a su sien. Quiero detenerlo, pero la aplastante fuerza de sus palabras y su mirada me lo impiden. Solo logro articular algunas palabras:
-No… no quiero que tú estés viéndome… ¡no me mires mientras lo haces!
Y él dice mientras gira el tambor con una voz profunda y hueca:
-Soy ciego, no puedo verte…
Y dispara.
Su cuerpo se desploma hacia atrás, sin darme oportunidad de tomarlo en mis brazos. Los ojos sin visión que antes me parecieran tan hermosos, tan vivos, se han cerrado para siempre.
P.D.: Esta historia está enteramente basada e inspirada en la canción Russian Roulette de Rihanna, por si no lo habían notado¬¬
Categoría:
Puntos de "VISTA" de un ciego,
sentimentalismos
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