Era un hermoso día soleado de… bueno, no recuerdo la estación del año, pero debió de ser hermoso el día. Yo era uno más de los estudiantes de aquella secundaria que aún permanece en mis recuerdos, y cursaba segundo año de dichos estudios. Aquel día, dentro de nuestro horario de clases estaba Educación Física (Patéticamente llamada por el programa de educación en nuestro maravilloso país, porque, en la mayoría de las escuelas, ni es educación, ni tampoco son ejercicios que verdaderamente desarrollen el físico del alumno, y no me refiero a que sea un equivalente a un gimnasio, pero ¡por favor! La mayoría de los maestros que las imparten trabajan su medio turno de educadores, y el otro de ingenieros de reubicación de tierra (albañiles)).
Ahora bien, para que se entienda el contexto de esta anécdota, he de aclarar que yo no participaba en dicha clase debido a mi supuesta falta de capacidades, puesto que es muy complicado para mí realizar los intrincados movimientos corporales a los que son sometidos los alumnos (sarcasmo). Por lo cual, comúnmente esperaba la clase entera sentado en una banca de la zona del patio principal de la escuela, donde mis demás compañeros se esforzaban por cumplir con las altas exigencias del mentor. Y claro, poniendo en la balanza si prefería explicar y demostrarle al profesor que yo sí podía realizar dichos ejercicios, o bien, quedarme una clase entera echando flojera, comprenderá el lector que no iba a desperdiciar tan buena oportunidad (insisto: Los ciegos somos tontos… ¿eeeh?).
Ah, ahora recuerdo la fecha del año en que se desarrollaron los acontecimientos que voy a narrar: debió de ser algún día durante el invierno, por que, como verá el lector a continuación, yo permanecí dentro del salón ese día debido a que me era difícil mantenerme a la intemperie y conservar el calor corporal sin hacer ningún movimiento para lograrlo… entonces no era un día soleado ni tan bonito…
Cómo iba a imaginar lo que sucedería a continuación: El silencio era absoluto, bueno, con excepción de los intermitentes gritos que procedían de algún lugar lejano dentro de la misma escuela. Yo repasaba algunos apuntes de clases pasadas (créanlo o no, me gustaba aprovechar aquel tiempo para leer mis notas sobre clases que verdaderamente eran de mi interés como Matemáticas, Física elemental, o incluso Química). Cuando, de pronto, alguien entró sigilosamente en el salón.
Claro, no era nada extraño que de vez en cuando alguien entrara en busca de algún objeto personal olvidado en su mochila, o bien alguna compañera que tenía la necesidad de ir al baño, y a falta de papel en los sanitarios de “damas”, venían por un poco. Aún así, algo me decía que esa no era una de aquellas ocasiones. Quien fuera que hubiera entrado, venía con un propósito diferente, y lo noté en seguida porque, ni tardo ni perezoso/a, comenzó a registrar desesperadamente las mochilas del lado opuesto del salón al que yo me encontraba.
Cuando vi, porque yo todo lo veo, (sé lo que están pensando, pero no sean cerrados, entiendan la metáfora) que ya era la tercer mochila que esculcaba, me decidí a intentar algo y le pregunté:
“¿Quién eres?”
“Soy del otro grupo, pero vine por algo que me prestó Paola pero ya me voy”, estúpidamente me contestó. Y efectivamente, acto seguido salió del salón.
Cuando regresaron todos mis compañeros yo no quise comentar nada, y no por idiota o cobarde, sino porque, si efectivamente era como me había dicho el extraño, No habría problema; pero si no, y yo me atrevía a acusar a alguien, el primer sospechoso –obviamente—sería yo, debido a que era el único que se quedaba en el salón en aquella clase. Por lo tanto decidí permanecer expectante: si alguien echaba de menos algún objeto personal, y yo fuera el acusado como seguramente sucedería, entonces entraría en defensa; de lo contrario el asunto quedaría ahí.
Como me lo temía, una compañera no encontró su dinero en el lugar donde lo había dejado, y la acusación contra mi persona, mi integridad, mi moral, etc, no se hizo esperar. Jmmm
Todo mundo me tachaba de ladrón, de aprovechado, de patán, y otros adjetivos un poco más subidos de tono que no plasmaré por respeto al lector y a mi blog. Había llegado la hora de mi defensa, aunque claro, tenía todo en mi contra ¿quién me iba a creer que alguien entró con pretexto de tomar algo prestado, cuando el único que se quedaba en el salón sin quien lo vigilara era yo?
El maestro pidió hablar conmigo en una clase posterior, y me llevó aparte. Me dijo que yo siempre le había parecido un alumno ejemplar, tranquilo, respetuoso, inteligente, etc, pero que había un problema... ¡Pfff! Entonces lo interrumpí, porque la verdad me da mucha flojera los rodeos y le dije que ya sabía lo que quería hablar conmigo. Únicamente le expresé con convicción que no era yo la persona a la que estaba buscando, que yo sabía quien había sido, pero no estaba en posición de acusar a nadie así como así. Y apelé al César (bueno bueno, al sistema de justicia de la escuela).
Debido a mis esfuerzos durante todo el tiempo que estuve en la escuela, yo era un alumno respetado y querido por los maestros, mis calificaciones eran buenas, y nunca habían tenido queja mía de ninguna especie (aunque hacía travesuras, nunca se enteraban los maestros). Así que la primera en defenderme fue la trabajadora social, coloquialmente llamada “la triny”, puesto que su nombre de pila era Trinidad. Ella me dijo que confiaba en que yo no lo había hecho, pero que si le podía ayudar a atrapar al culpable. Entonces dudé: El Sistema de justicia de la escuela integrado por la trabajadora social, las prefectas, los coordinadores y en dado caso el director mismo, no contaba con un sistema de protección de testigos eficiente; así que si yo acusaba a alguien, probablemente mi integridad estaría en serio peligro.
Además había otro problema: aunque yo sabía quién era la que me había contestado (sí, era mujer), no tenía la absoluta certeza, por que no tenía mucho tiempo de haberse cambiado a nuestro grupo, y aún no me familiarizaba del todo con su voz. En efecto, decidí no acusar a nadie y dejar que las cosas cayeran por su propio peso. La trabajadora social –como dije antes—me defendió, y puesto que no se encontraron pruebas contundentes de mi supuesta culpabilidad, se me exoneró, pero me tuvieron bajo la lupa los compañeros por buen tiempo.
En fin, ¿qué creen que pasó escasas dos semanas después? Atraparon a la misma de quien yo sospechaba robándose otras cosas de otra mochila, y fue expulsada de la escuela. Ya sabrán, todos mis compañeros me pedían perdón por haberme acusado sin fundamentos, y por haber desconfiado de mí.
Moraleja:
Si vas a ser una mala persona, ¡no seas maleta y hazlo bien!
***
Pasando a otros temas y antes de terminar, solo quiero advertirles algo: me he encontrado con la constante de que muchos entran sin dejar huella de su presencia, así que solo deseo hacer una atenta pero firme advertencia:
a todo al que entre y no deje comentario, ¡le dejo ir a mi perrito chihuahua!
Dejando claro eso, me voy. ¡Y ya les dije! (el autor sale asotando la puerta)
5 comentarios:
ok ok... dejo comentario. Me aterran los perros chihuahua.
Pues ahora que lo dices... de mi cuarto han desaparecido un par de chocolates, pero ¿quién se fija?
Cma
Hum...
Perdón por no dejar comentario es que a veces las maestras no me dejan ni respirar... me gustó tu blog por que en verdad tu y los otros co-autores son realistas, jeje y bueno... no es algo común que en los blogs hayan personas realistas escribiendo.
Y bueno sobre el perrito... ya me han mordido muy feo *snif*, te dejo, bye :D
bueno que te puedo decir
XD
hummm
conosco el blog por la que antes de mi ah comentado
mi mejor amiga XD ghost alchemist
ella me dijo: miralo esta muy bien
y pzzzz empece. bueno solo pude leer el de los colores y ahora leo este otro XD
pero a mi opinion
escribes exelente
buena ortografía, y gramatica, todo con cuerencia (:
y la trama: buenisima, me has dejado intrigada y no de forma mala, pero me ha interesado el mundo ciego
sí. se me antoja escribir algun one shot o incñuso un fan fic sobre esto. en todo caso que ocurra su realizacion, lo veras en algun blog mio
ah y por sierto, si yo soy autora de ambos blogs, uno es sobre mi vida y lo que opino (bailando bajo aspersores)
y el otro es sobre mis tareas mas reelevantes XD y algunos escritos que me han gustado.
sabes, por hoy te has combertido en mi musa, tengo gans de escribir, algo muy diferente a los ciegos, pero tengo ganas de escribir, perdon si casi te escribo un dramon aquí.
bueno me despido es todo
gracias por la inspiracion qe siempre busco (:
atte: -DwK-
por sierto, lamento el doble post, pero si te han gustado mis blogs, agradeceria tremendamente qe no solo postearan, si no que se hicieran seguidores (:
Ammm... si *snif* sé lo mucho que me falta, pero no puedo salir de agujero en el que estoy metida, es precisamente el de ''Dar más sabor a las historias'', pero en fin... jeje y en verdad sería bueno conocernos más a fondo, jaja en fin, te dejo mi otro comen... tengo frío acabo de salir de bañarme *brrr*
Bye
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