Para el día de hoy tenía pactado publicar algo que ya tenía preparado desde el viernes. Sin embargo, no pude dejar pasar un suceso como este, que, como el título lo indica, es sumamente importante en nuestras vidas (de la familia).
Mis papás cumplieron 25 felices años de casados la semana pasada, y desde hace unos meses tenían idea de hacer algo grande. Tal vez irse de vacaciones como segunda luna de miel, o alguna reunión de personas allegadas en un salón con todo muy bien preparado. Pero debido a la severa crisis que atraviesa el mundo entero y particularmente nuestro país, fue completamente imposible hacer otra cosa más que irse a cenar el día de su celebración a un restaurante conocido de nuestra ciudad.
Aún así, hubo fiesta. Gracias a la colaboración de algunas personas muy queridas y allegadas a nosotros, se planeó y organizó un sencillo pero bonito festín.
Les relataré algunos detalles, puesto que, como suele suceder en este tipo de circunstancias, hay cosas dignas de recordarse, y otras dignas de causar risa.
Para empezar tengo que darle el crédito en su mayor parte, a Christy mi hermana, por la preparación, organización y por supuesto el cubrimiento de gran parte de los gastos generados.
Tienen que saber, que no había nada planeado para el jueves pasado, aunque ya se tenía la idea de lo que se iba a hacer. Sin embargo, para el viernes se comenzó a pensar en la cantidad de invitados que acudirían a dicha reunión. De principio se tenía contemplado hacer algo sencillo en nuestra casa (suya también); se planeaba sacar a mis papás de alguna forma, y luego decorar el lugar con globos, serpentinas, y demás adornos apropiados, junto con su respectivo letrero de veinticinco aniversario.
El problema estuvo cuando procedimos a contar de la lista el total de invitados de los cuales no podíamos prescindir: por lo menos resultaron 50, y aún faltaba gente que debía ser considerada. Pues bien, con el problema anterior cerniéndose sobre nosotros, hubimos de arreglárnoslas para conseguir un salón bonito, bueno y barato que estuviera disponible, y tomen en cuenta que ya era viernes por la noche, y la celebración estaba pensada para el domingo.
Afortunadamente recordamos que uno de nuestros primos, y más específicamente su abuelito, tiene un pequeño y cómodo salón de fiestas infantiles, pero que bien pudiera servirnos para la ocasión, además de que lo renta en muy bajo costo para los conocidos suyos. Así que mi hermana procedió a telefonear a mi primo encargándole rentarlo si es que estaba disponible. Y para nuestra fortuna, así fue. Por lo tanto, salón, sillas y mesas, ya estaban.
Al siguiente día, tocaba el turno de encargar el pastel. Por la misma crisis mencionada, no teníamos la posibilidad de pedir algo demasiado elevado en costo, así que Christy se dio a la tarea –junto con una señora objeto de nuestro más grande cariño y confianza—de buscar un lugar donde los prepararan a un bajo precio. Por fin se encontró dicho lugar, y el pastel fue encargado junto con la leyenda de veinticinco aniversario, los nombres de mis papás, y claro, los novios de chocolate.
Otro detalle que olvidaba comentar, fue el hecho de que un señor también muy querido nuestro, se había ofrecido a preparar una presentación en power point, con fotografías de mis papás y de la familia a medida que fue transcurriendo el tiempo, desde el casamiento de ellos, hasta la actualidad. Y es que, les comento esto porque también tiene que ver con lo que sucedió el mero día de la pachanga.
Para ya no alargárselas más, todo iba más o menos como lo planeamos, y se llegó el domingo.
Mis papás salieron (invitados a comer previamente por otra familia que nos ayudó con la sorpresa), y nosotros nos encaminamos al salón donde se iba a celebrar el asunto. Entre Christy, la señora que tanto nos ayudó, su hija y yo, comenzamos a adornar el lugar. Puesto que a mí no me era posible acomodar las cosas, o pegar los adornos en las paredes, mi trabajo consistió exclusivamente en inflar los cien globos que se ocuparían (quedó de manifiesto que no fumo…).
Pero algo no andaba bien. Primero, nos llegó un mensaje de la familia que había invitado a comer a mis papás diciéndonos que iban para nuestra casa… Entonces sí sentimos cerca el problema. La señora con la que estábamos le mandó un mensaje a mi papá diciéndole que nos había invitado a comer, porque se había enterado que ellos se habían ido como pareja, y que había pasado por nosotros. Afortunadamente todo salió bien, pues mi papá solo pasó a la casa por un mínimo detalle, y el cuento se lo tragó.
Luego resultó que el señor que tenía preparada la presentación de fotos no había llegado, y se comenzaba a hacer tarde, pues a mis papás los esperábamos a las 5 y eran 15 para las 4 y el señor no llegaba, y obvio, había que instalar el proyector, la computadora, el sonido, etc.
Por fin llegó y se comenzó a alistar todo. Pero luego, otro problema: la laptop que llevamos no quería abrir la presentación… y al mismo tiempo, le avisaban a mi hermana que el pastel que habían encargado y que fueron a recoger, no estaba listo…
Por otra parte, la familia que invitó a mis papás ya no encontraba la forma de entretenerlos, y buscaban de muchos medios para lograrlo. Luego, la señora (después nos platicaron), se levantó al baño para hablarnos a los que estábamos en el salón preparándolo todo, pero para su mala fortuna, mi mamá se paró junto con ella, así que le fue imposible marcarnos, hasta que por fin se safó de mi madre y brevemente nos explicó que se acercaba la hora.
Volviendo al salón, el pastel seguía sin llegar, y la computadora sin funcionar hasta que, por fin, por lo menos quiso reproducir música, y se acordó que las fotos se pasarían hasta luego que llegaran ellos y comieran, lo cual permitiría tiempo para que trajeran otra computadora más útil.
Tal vez unos 15 minutos antes de que llegaran mis papás, por fin decidió aparecer el pastel pero… ahora traía un decorado (o bueno dos detalles) que no habíamos pedido, y que definitivamente no aceptábamos. Mi hermana estaba histérica. En fin, hubo que recurrir a un método muy rudimentario pero que resultó útil en aquel apremiante instante: se comieron el detalle de chocolate que no habíamos pedido, y el pastel, afortunadamente, quedó perfecto.
Todo comenzó a encajar en su lugar; los invitados empezaron a llegar, aunque algunos llegaron exactamente 2 minutos antes de que aparecieran mis papás. Y luego, por fin el mensaje temido: “ya vamos para allá”.
Todos nos apostamos cerca de la puerta de entrada con serpentinas a punto de ser lanzadas al entrar ellos. Había un espía apostado directamente junto a la puerta, con el fin de hacer señas cuando estuvieran por empujarla.
Al fin, sucedió: la puerta se abrió, la música de fondo subió su volumen con su canción favorita de amor, las serpentinas volaron y sonó un estruendoso ¡FELIZ ANIVERSARIO! Proseguido por un aplauso. Abrazos, besos y lágrimas…
La tarde se puso mejor. Se sirvió la sencilla comida preparada, luego se partió el pastel, y todavía, hasta baile hubo.
Y ya como broche de oro, se proyectaron las fotos en la pared del salón al anochecer, y, a continuación y a petición de algunos invitados, los hijos pronunciamos palabras hacia los festejados luego de lo cual ellos también dijeron lo que el nudo en la garganta les permitió.
La noche se disfrutó y se gozó, y los invitados comenzaron a retirarse paulatinamente. Así, se festejó el vigésimo quinto aniversario de mis padres, que, no estaba ni planeado ni presupuestado.
Muchas gracias a todos los que asistieron, los que ayudaron a preparar los detalles, y los que apoyaron de diversas maneras.
Vuelvo a repetir, que gran parte del crédito y mención la merece mi hermana Christy, y la familia Slagle, Gama y López. Y a los que no menciono, es por falta de memoria (imperfecta), pero que les quedamos infinitamente agradecidos.
Así pues, QUERIDOS PAPÁ Y MAMÁ:
¡FELIZ VEINTICINCO ANIVERSARIO!
Posdata: No consideré adecuado mostrarles fotos de la ocasión, puesto que se nos ha dicho de diversas formas y medios, que es peligroso revelar información personal de forma visual o escrita que pudiera dar oportunidad a los siberdelincuentes. Para los que me conocen personalmente, por supuesto que con toda confianza pueden pedir que en un momento posterior se las muestre, y hasta nos tomamos un cafecito (digo, si les parece).
7 comentarios:
Puff, mucho quehacer, por lo que parece. Lástima que ya ni fui.
...¿Pero presentación en Power Point? ¿De verdad? ¿Todavía hay quien usa ESO? Jejejeje...
Qué bien que, aún con contingencias, todo salió dentro de lo esperado.
Saludos.
Si que estuvo tremendo... necesité un tecito para calmar los nervios, jiji.
Lo gratificante fue que a mis papás les encantó la sorpresa.
Cma
saludos !!!
y muchas felicidades a tus papás Deivid!!! por sus 25 años de matrimonio,y por su famila tan linda.
y felicidades a ustedes, porla creaciòn de dicho evento, ¡què barbaridad!
atte. ile
Hola...
Aquí no me concierne a mi comentar, pero como tú me dijiste emocionado que lo hiciera aquí estoy, antes que nada ¡Felicidades a tus papás! y a ustedes por la organización que tuvieron sin mencionar apresurada.
En fin... me siento rara así que adiós
Chao ^^
25 años!!!! wow!!! me pregunto si algun dia me caso y si duraria tanto...
ya cumpli, ya vine, ya comente y ahora le agradezco que me visite
gracias muchas muchas gracias
se le aprecia
felicidades a tus papis
y haha algo parecido paso
en lo de mis papas
todo parece qe se cae y qe no saldra
pro con ayuda de amigos y paciencia simpre qdan super lindos qe bueno qe le salio haha en tan poco tiempo
muchas felicidades a tus papas!!1
"...como tú me dijiste emocionado que lo hiciera..."
Ja, te hemos descubierto: andas por la vida pidiendo que te comenten. ¡Trampa! ¡Gánese comentarios a pulso!
Juar juar juar, no es cierto... bueno, sí, pero no creo que sea muy grave. No dejó de ser un detalle que me llamó la atención entre los comments de esta entrada.
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